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El Arte Del Cambio


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2013  •  6.323 Palabras (26 Páginas)  •  582 Visitas

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I. SI QUIERES VER, APRENDE A OBRAR

Para obrar de un modo diferente, es necesario antes aprender a ver el mundo de un modo diferente. Si el mejoramiento de un paciente es el resultado de lo que en la teoría clásica se llama “insight”, entonces ello constituye la prueba de la corrección de la hipótesis que anuncia que es necesario hallar en el inconsciente las causas reprimidas, olvidadas. Si el paciente no mejora, entonces ello es prueba de que la búsqueda de estas causas no se ha dirigido bien hacia el pasado con suficiente profundidad. Franz Alexander nos dice: Durante el transcurso del tratamiento, no es necesario, ni tampoco posible, evocar todos los sentimientos que han sido reprimidos. Es posible alcanzar resultados terapéuticos sin que el paciente evoque todos los detalles importantes de su historia pasada. Los acontecimientos del pasado han preparado, claro está, el camino a las dificultades del presente, pero toda reacción de la persona depende, en definitiva, de los modelos de conducta asumidos en el pasado. Es no obstante consciente de que es propiamente el mundo externo el que suministra aquellos acontecimientos causales que pueden provocar un cambio profundo y duradero. Los problemas que queremos resolver mediante el cambio no son problemas relacionados con las propiedades de los objetos o de las situaciones (realidad de primer orden), sino únicamente relacionados con el significado, el sentido y el valor que hemos llegado a atribuir a estos objetos o situaciones (realidad de segundo orden). No son las cosas en sí lo que nos preocupa, sino las opiniones que tenemos de las cosas. La terapia consiste en operar cambios en aquellas modalidades por cuyo medio las personas han construido su realidad de segundo orden (realidad respecto de la cual están totalmente convencidos de que es la única verdadera). En la psicoterapia tradicional, se intenta llegar a este resultado mediante el uso del lenguaje indicativo: el lenguaje de la descripción, de la explicación, de la confrontación, de la interpretación y demás. No obstante, este lenguaje no se presta muy bien a la descripción de los fenómenos sistémicos; y aún se presta menos a la comunicación de nuevas experiencias y percepciones, para las que el pasado no proporciona posibilidad de comprensión y que se encuentran más allá de la construcción de la realidad de una persona determinada. ¿Y qué otro lenguaje existe? El lenguaje imperativo, quien nos da su concepto George Spencer Brown, tomando la comunicación matemática como punto de partida: la forma primaria de la comunicación matemática no es la descripción sino la imposición. Si logramos motivar a alguien a que emprenda una acción, por si misma siempre posible, pero que alguien no ha llevado a cabo porque en su realidad de segundo orden no veía ni sentido ni razón en cumplirla, entonces a través de la misma realización de esta acción experimentara algo que nunca explicación o interpretación alguna habría podido inducirlo a ver o experimentar. Y con esto hemos llegado a Heinz von Foerster y a su imperativo: Si quieres ver, aprende a obrar. Milton Erickson nos proporciono una regla importante: “Aprende y usa el lenguaje del paciente”. El terapeuta es quien aprende el lenguaje del paciente, su construcción de la realidad y luego imparte sus sugestiones en este mismo lenguaje, minimizando así la resistencia (y el tiempo). Otra importante atribución al tema la hizo el filósofo John L. Austin, quien identificó una particular forma de comunicación que definió como “actos lingüísticos performativos” o “enunciados performativos”; el término indica que la emisión de una palabra es ella misma la realización de una acción, y no, como normalmente se considera, el simple decir algo. Para que un acto “performativo” se realice y sea eficaz, deben darse muchas condiciones previas; cuando estas precondiciones se realizan, a través de la experiencia performativa se crea literalmente una realidad. De hecho, ¿qué es una sugestión hipnótica sino un imperativo a comportarse “como si” algo hubiera adquirido realidad por el hecho de haber ejecutado la orden? Pero esto equivale a decir que los imperativos pueden literalmente construir realidades y que, igual que acontecimientos causales, pueden tener este efecto no sólo sobre las vidas humanas, sino también sobre cuanto se refiere a la evolución cósmica o biológica.

II. LAS HEREJIAS DEL ENFOQUE ESTRATEGICO DE LA TERAPIA:CARACTERISTICAS GENERALES DE LA TERAPIA ESTRATEGICA

1. Primer Herejía

El terapeuta que enfoca los problemas humanos desde la perspectiva estratégica puede ser considerado, un “hereje” de la psicoterapia, es decir, aquel que tiene posibilidad de elegir. El planteamiento estratégico de la terapia ofrece una explicación absolutamente “verdadera” y “definitiva” de la realidad y sobre el hecho de que la realidad más bien está determinada por el punto de observación del investigador/sujeto. No existe una sola realidad, sino tantas realidades como puntos de observación e instrumentos empleados para observar. Bateson decía: “la ciencia es un modo de percibir, organizar y dar sentido a las observaciones construyendo teorías subjetivas, cuyo valor no puede ser definitivo”. Las teorías han de ser, para el clínico, hipótesis para relacionarse con el mundo, puntos de vista parciales, útiles para describir y organizar los datos observables, para reproducir acontecimientos terapéuticos, pero que han de corregirse frente a los fracasos. Los seres humanos, en cuanto “organismos pensantes”, no actúan directamente sobre la realidad que nos sale al paso, sino sobre las transformaciones perceptivas que constituyen su experiencia del mundo. El pensamiento estratégico se interesa por la funcionalidad del comportamiento humano frente a los problemas de la existencia y de la convivencia entre individuos, en los mismos términos de percepción y relación que todo individuo vive consigo mismo, con los demás y con el mundo. Se interesa por los objetos/sujetos en relación, puesto que tenemos la convicción de que es imposible aislar a un sujeto de su contexto interactivo. El foco de atención del terapeuta estratégico es la relación interdependiente que cada cual vive consigo mismo, con los demás y con el mundo. El objetivo es el buen funcionamiento de estas relaciones en términos de realidad totalmente personal, diversa de individuo a individuo y de contexto a contexto. De modo que siempre se adapten las estrategias a la situación y no la situación a las propias teorías. El criterio fundamental de validez y verificación de un modelo terapéutico no ha de ser su “arquitectura teórica”, o la “profundidad” de los análisis que manifiesta, sino su valor heurístico y su capacidad de intervención real, medidos en términos de eficacia y eficiencia en la

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