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El Papel Del Psicopedagogo


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2012  •  2.380 Palabras (10 Páginas)  •  648 Visitas

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EL PAPEL INNOVADOR DEL PSICOPEDAGOGO

María Cano Sevilla

Tamara Burgos Martínez

Mª del Rocío Sánchez Ortega

0. INTRODUCCIÓN

Actualmente, el reto educativo del sistema escolar en nuestro país no es, precisamente, la dotación de infraestructura de telecomunicaciones y equipamientos informáticos a los centros (pues ya las hay), sino la innovación de los métodos de enseñanza desarrollados por los profesores con las TIC en el aula. Consecuentemente, es clave proporcionar una enseñanza de calidad para todos.

El propósito de este trabajo es analizar las funciones que deben desempeñar los nuevos orientadores en los centros. Apostamos porque los orientadores puedan desempeñar funciones de asesoramiento. Así, los Departamentos de Orientación pueden contribuir a capacitar internamente a los centros para que sean conscientes del cambio y aprendan a cambiar. Pretendemos delimitar los roles que deben ir asumiendo los orientadores como agentes de cambio, perfilando un nuevo profesional que debe incidir fundamentalmente en “la transformación prudente y progresiva” de los centros educativos. Se sugiere finalmente una propuesta de actividades didácticas de uso de las TIC en función de las habilidades de acceso a la información, expresión y difusión del conocimiento, e interacción y comunicación social. Es fundamental apoyar la acción de los Departamentos de Orientación como plataformas de innovación educativa y de desarrollo profesional. Y es que hasta ahora, los servicios de apoyo eran necesarios, pero no demandados. Hoy en día, prácticamente nadie cuestiona que el apoyo y el asesoramiento son un factor clave en los procesos de mejora. Muchos profesores reconocen la importancia de la función asesora del orientador. Los orientadores se van integrando en los centros y cumplen un papel que todos consideran necesario.

Tal vez nos encontremos en un momento en el que hay suficientes diagnósticos globales y relatos particulares para conocer que está sucediendo y es hora de actuar.

1. EL ROL DEL ORIENTADOR

Ante este panorama, nuestra intención es tratar de centrar el papel o rol del orientador, a sabiendas de que cualquier tarea de asesoramiento, de las que han aparecido con frecuencia durante los últimos años en el sistema educativo, es compleja y está sujeta a debate y controversia (Hernández, 1989 y 1994 y Rodríguez Romero, 1995).

Es muy probable que cuando un orientador llega a un centro se piense que su función es la de “el salvador” que diagnostica y clasifica a los alumnos mediante pruebas estandarizadas o interviene cuando el profesorado le ha señalado un alumno problemático.

Estos dos errores son perfectamente analizados por Selvini (1993) quien en el caso de la aplicación previa de pruebas estandarizadas advierte del peligro del efecto Pigmalión, por el que los alumnos etiquetados asumen para siempre una serie de connotaciones que condicionan el tratamiento de los profesores. Por otro lado, en la intervención por señalamiento, los profesores pueden sentirse halagados, si el orientador ha confirmado sus intuiciones, o producir en ellos un rechazo hacia el orientador, cuando éste traspasa el problema del alumno al profesor, al considerar el orientador que el fracaso del alumno se debe a una deficiente actuación didáctica del profesor.

El orientador debe cumplir dos requisitos:

 Definir y delimitar de antemano la relación con el centro, declarando de modo explícito aquello que no sabe, no puede o no tiene la intención de hacer.

 Establecer las pautas para que la comunicación con el centro, profesores, padres y equipo directivo, sea recibida y perdure.

1.1. Funciones del orientador.

Sin duda, la más completa y reciente revisión sobre los enfoques de asesoramiento pedagógico ha sido la realizada por Nieto (1993: 226 273), que plantea cuatro:

* Intervención: el asesor es un experto que ejerce su autoridad, movido por intereses de productividad, rendimiento y control, y actúa mediante un proceso técnico y lineal.

* Facilitación: el asesor estimula al profesor y fomenta un contexto de comunicación, relevante y significativo para ambos. Su objetivo es que el profesor alcance la autonomía y responsabilidad en la resolución de los problemas.

* Colaboración técnica: entre asesor y profesor hay una corresponsabilidad práctica, adaptación mutua y convergencia de perspectivas.

* Colaboración crítica: el asesoramiento es una relación socialmente comprometida, de solidaridad. Las decisiones son participativas y democráticas. Hay una corresponsabilidad ideológica.

1.2. Modelos de acción orientadora.

Rodríguez Espinar (1993: 157 187) clasifica los modelos de acción en orientación del siguiente modo:

a) Intervención directa e individualizada (modelo de counseling). Un orientador actúa con un carácter eminentemente terapéutico sobre un alumno con problemas.

b) Intervención directa grupal: un orientador actúa sobre un grupo de alumnos.

c) Intervención indirecta individual y/o grupal (modelo de consulta): el orientador no trabaja directamente con los alumnos, sino con los agentes educativos (profesores, familia, tutores). Su labor es de capacitación y formación de los profesores para que éstos actúen de modo preventivo, sobre los distintos ámbitos de la orientación.

d) Intervención a través de medios tecnológicos (modelo tecnológico): centrados en el campo de la información y orientación vocacional.

Creemos que en la acción orientadora debería prevalecer, de acuerdo con los enfoques defendidos hasta ahora, el modelo de intervención indirecta individual/grupal o modelo de consulta, precisamente el promovido por la actual Reforma.

2. ¿ES POSIBLE EL CAMBIO?

Los clásicos planteamientos desde los que se entendía, se promocionaba y se desarrollaban la supervisión, el asesoramiento, la orientación y la intervención psicopedagógica (aún con logros evidentes y con funciones que no conviene pasar por alto) van quedando obsoletos y arrinconados.

Los mejores cambios no son siempre bien recibidos ni siempre terminan por calar en el centro. Hay que partir de los siguientes supuestos:

◊ Las innovaciones y los cambios que ponen en cuestión y desafían el conocimiento y la práctica profesional y las dinámicas propias del centro, serán fuertemente resistidas y están condenadas al fracaso.

◊ Mientras que las que no suponen amenaza alguna para esta jerarquía establecida, serán posibles, si bien no producirán más que «cambios superficiales», muchas veces asentados en «falsos consensos» vacíos de contenido, que ayudarán

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