El amor desde la perspectiva freudiana
Enviado por Milton Hernandez Moreno • 3 de Septiembre de 2015 • Ensayo • 1.147 Palabras (5 Páginas) • 126 Visitas
Este ensayo pretende hablar acerca del amor desde la perspectiva de Sigmund Freud. Para esto, es necesario aclarar que se entiende como amor, para luego poder indagar en lo que Freud opinaba acerca de este. Lo cual nos presenta unos cuantos problemas debido a la cantidad de significados que, actualmente, circulan alrededor de dicha emoción, sentimiento, necesidad, placer, lujo, ideal, o como quiera llamársele. Por nuestro lado, nos referiremos a él, como un fenómeno que se instaura en los mecanismos de relación humana consigo mismo y su entorno, dotándolos de importancia, de necesarios. No queremos decir con esto, que uno mismo no sea necesario, por el contrario, afirmamos que bajo la influencia de este fenómeno se le imprime la característica de importante a las cosas, incluido el sí mismo. Ahora bien, la génesis de estos impulsos de catalogar y clasificar los estímulos y sensaciones como necesarios e innecesarios surge de la base biológica de cada especie, que mediante la evolución fue otorgando herramientas para diferenciar lo agradable de lo desagradable y poder asegurar la conservación de la vida. En este orden de ideas, se quiere lo que nos mantiene y asegura nuestra vida y se repudia aquello que amenaza nuestro bienestar y subsistencia.
Entrando en materia, Freud decía que los sustratos de lo que conocemos como amor parte, inicialmente, del instinto de conservación y alimentación del recién nacido, a los que denomino instintos de vida (o eros). A medida que va experimentando el mundo externo por medio de los sentidos, siendo estos quienes simulan la realidad y ayudan a categorizar los estímulos que nos causan placer o displacer, entabla sus primeras necesidades y esquemas emocionales referidos a dichas sensaciones placenteras, a lo que llamo instintos sexuales o libido. Este libido empieza a jugar un papel determinante en la relación del niño con los objetos que le rodean, debido a la necesidad de ser complacido y darse cuenta que los objetos que le brindan ese placer no están siempre a su disposición, por lo cual establece mecanismos de autoerotismo basados en la sustitución del objeto, ya sea, por otro objeto o alguna parte de su cuerpo. En este punto es necesario distinguir entre: el impulso libidinal centrado en obtener placer, el sentirse bien y llegar a la satisfacción propia, denominado libido “yoico”; y el impulso libidinal enfocado en los objetos, donde el niño, al reconocer que el estímulo placentero está ligado a un objeto externo, hace que se preocupe por el estado de ese objeto, cree la necesidad de que esté presente y procure su bienestar; la libido objetal. Serían las primeras apariciones de amor. Pero estos dos conceptos ligados a la libido solo reflejan el lugar a donde ésta es dirigida, por lo que Freud establece que entre más grande sea la carga puesta en los objetos, menor será la puesta en el yo, y viceversa.
Sin embargo, es necesario continuar con el proceso de crecimiento del niño y su asimilación de la realidad, asi como también, la identificación de su propio cuerpo, al constituir un “yo” consciente, y diferente de las personas, animales y objetos que lo rodean. A partir de dicho desarrollo se genera que el flujo de la libido se torne, principalmente, “yoica”. Esto es lo que conocemos como narcisismo. Pero según el niño, que continua con su crecimiento, propone Freud, la libido toma caminos diferentes dependiendo del sexo del sujeto: si es varón, lo más común seria, que se identifique con el padre, y proyecte su libido hacia la figura materna, instaurando el impulso libidinal en el objeto, procurando dar amor, protección, cuidado y placer al otro; por otro lado, en la niña, al identificarse con su madre, mantiene el estado narciso, queriendo así ser amada, protegida, cuidada y complacida. Esto marca las manifestaciones amorosas y sus maneras de relacionarse de manera afectiva durante el resto de su vida. Claro está, si la vida fuera así de sencilla. Estos mecanismos son vulnerables a las influencias, sociales, culturales y a toda experiencia vivida por el sujeto. Como sus idealismos referentes a su “yo” ideal o su objeto deseado. Los idealismos yoicos y objetales, se ama conforme al tipo narcisista: al que uno mismo es, el yo ideal que fue, el yo ideal que espera ser o a la persona que fue una parte de ella, quien sirve de complemento para alcanzar al yo ideal. En cuanto al objeto ideal, se distingue según el tipo de apoyo: a la mujer nutriz, el hombre protector. De este modo se define la selección de pareja y su rol en la relación, porque por el lado del que desea entregar su amor, suele basar sus idealismos hacia el objeto idealizado al cual proteger o apoyar. Mientras el tipo narcisista selecciona la pareja que lo acerque a su yo ideal.
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