Enfoque Cognitivo
rodriguez20 de Marzo de 2013
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El enfoque cognitivo
Los principales representantes de la corriente cognitiva J. Piaget y L. Kolberg basaron sus teorías del desarrollo moral en las tesis de J. Dewey sobre el desarrollo del niño y el papel de la educación.
Piaget habla de un proceso de interiorización de los valores, lo cual ocurre del plano de las acciones externas al plano mental.
El sujeto transita en la ontogénesis por tres niveles que se relacionan con el desarrollo moral.
• Primer Nivel. (Nivel premoral).- No se tiene sentido de obligación a las reglas y normas sociales.
• Segundo Nivel (Nivel heterónomo o moral heterónoma).- La regulación se produce por la necesidad de obedecer a las normas y condiciones que son puestas desde afuera.
• Tercer nivel (Autónomo).-La regulación moral se produce por la comprensión de la necesidad de cumplir con las normas sociales, por convicción interna.
Según Piaget, el desarrollo del pensamiento lógico es lo que garantiza el tránsito de un nivel de regulación inicial a los subsiguientes.
La teoría de Piaget tiene un carácter reduccionista pues aunque acepta que en el desarrollo moral interviene la cooperación, lo hace depender del desarrollo intelectual alcanzado. (Segarte y Martínez.2003)
En criterio del autor, al plantear que el desarrollo moral culmina con la aceptación común de la regla como ley, se desconocen procesos internos del desarrollo, procesos afectivos y motivacionales mucho más complejos y no se explica el papel de la actividad y la comunicación en el desarrollo moral. A su vez, coincide con Segarte y Martínez cuando plantean: “Por nuestra parte valoramos que la concientización de las reglas morales ha de dar lugar al surgimiento de instancia morales internas, es decir a sistemas de motivos morales que regulan internamente la conducta del niño y que son las que dan lugar al surgimiento del sentido del deber u obligación que experimenta ante las exigencias que se les hace”• (Segarte, A L; Martínez, G A y Rodríguez, M E. 2003:354)
La actividad y la comunicación que el niño realiza en el grupo de coetáneos, mediatizadas siempre por el adulto en las distintas etapas del desarrollo, en el medio social en que vive, así como la vivencia de la relación con ese medio, son elementos que determinan su desarrollo moral; “el proceso de formación moral por tanto, está determinado por la posición social objetiva del niño en el sistema de relaciones sociales, en la actividad fundamental que desarrolla” (op.citp.:355)
Psicología Humanista
Entre los teóricos más importantes de esta corriente están A. Maslow, G. Allport y C. Rogers. Esta Psicología, en sentido general se orienta a la formación de un sujeto capaz de autorregular su conducta, con un elevado desarrollo intelectual y la formación de valores humanos que le permitan establecer relaciones humanas satisfactorias, en las que estén presentes la coherencia entre la conciencia y lo que se manifiesta a través de la comunicación. Es decir que exista la posibilidad de expresar las opiniones de forma abierta, franca.
La concepción de los valores desde el Enfoque Histórico-Cultural
L.S. Vigotsky (1896-1934) fue el fundador del Enfoque Histórico-Cultural, que constituye un paso de avance en el conocimiento científico de la problemática de los valores.
Al explicar la génesis de las funciones psíquicas superiores, Vigotsky nos permite comprender como se produce el proceso de subjetivación de lo valores.
El hombre, en el proceso de la actividad creadora, se relaciona con los valores creados por la sociedad, a su vez crea valores materiales, y junto a estos crea valores espirituales (éticos, morales, religiosos) que lo van transformando a sí mismo. “La incorporación de los valores a la subjetividad individual se produce entonces en un activo proceso de interacción, donde el joven incorpora aquellos valores objetivos que forman parte de la realidad social, de forma tal que su historia, sus formaciones psicológicas, los valores ya formados o incorporados determinan la manera en que nuevos valores se interiorizan y se construyen subjetivamente desde el punto de vista personal” (Giniebra, R.2006:129)
El Enfoque Histórico-Cultural ha servido y sirve de guía al pensamiento psicológico y pedagógico cubano para encauzar el complejo proceso de formación de valores en las nuevas generaciones.
¿Cuál es el concepto de valor? ¿Cómo se forman los valores?
No existe un concepto único de valor aceptado por los estudiosos del tema, cada investigador da el suyo, el autor de la tesis asume que los valores son, desde el punto de vista psicológico, aquellos componentes motivacionales de la personalidad que, respondiendo a las necesidades del progreso social, orientan al sujeto en la autorregulación del comportamiento ante fenómenos, hechos y situaciones que la vida le presenta.
Los valores como componentes de la subjetividad del individuo son factibles de formar mediante la educación.
La educación en el seno familiar sienta las bases de la formación axiológica del niño. Los valores que rigen la vida familiar, las valoraciones de las conductas, tanto de los miembros de la familia, como de otros integrantes de la sociedad (vecinos, trabajadores, actores y personajes de ficción de la radio y la televisión, etc.) van trasmitiendo valores, (en algunos casos antivalores) que el niño va incorporando a sus punto de vista, ideales, motivos, cualidades de la personalidad, pasando así a formar parte de su sistema de valores, que continuará desarrollándose en el medio escolar y social en los que irá transcurriendo su vida.
Para hablar de verdaderos valores, estos deben formar parte del sistema de motivos del sujeto, posibilitándole la autorregulación del comportamiento en situaciones en que no existan elementos de presión externa.
Para lograr la formación humanista del hombre hay que desarrollar en él los valores morales que constituyen el eje central de esa formación (Romero 2000). “los valores morales en el plano subjetivo, implican que el hombre hace suyos aquellos modos de pensar y actuar que expresan su esencia como ser social, que establecen el vínculo entre lo individual y lo social.” (Romero, Acosta y otros 2000:132)
La formación moral de los jóvenes ha sido una constante en el pensamiento pedagógico cubano desde finales del siglo XVIII y en los inicios del siglo XIX. En el Seminario de San Carlos, en escuelas privadas y e otras instituciones se trasmitió a la élite criolla el sentimiento de identidad y de amor a la tierra en que se nace. (Chávez 2006:4)
En esta etapa la formación de valores se centró en enseñar a pensar comenzando con José Agustín Caballero y alcanzando un punto cualitativamente superior en Félix Varela, quien en sus “Cartas a Elpidio” centra su atención en la formación moral de la juventud.
“La experiencia pedagógica de Varela, su indiscutible extirpe de formador, lo llevan a defender presupuestos educativos que hoy constituyen verdades probadas” (Ibíd.), como son la importancia del aspecto cognoscitivo, que no se pueden imponer las formas de pensar, la necesidad de persuadir, la importancia de conocer al joven y actuar de acuerdo con ese conocimiento, tratando de promover la autoeducación, que el joven llegue a criterios propios, creándole las condiciones para que llegue a la verdad por sí mismo, desarrollando en él convicciones que le permitan actuar de manera independiente en la vida.
Por su parte Luz y Caballero abogó por una educación integral donde se desarrollaran todas las facultades de la persona, formando, junto a la adquisición de conocimientos, elevadas cualidades morales.
Enrique José Varona (1849-1933) y José Martí (1853-1895) fueron las figuras cimeras del pensamiento pedagógico cubano de finales del Siglo XIX.
Varona se preocupó por la creación de hábitos morales, propugnando la formación integral del educando y la importancia de que el maestro desempeñe cabalmente la función de educador; para Varona el acto educativo era en los esencial, educativo en sí mismo (Chávez 2006:5), hay que educar no solo con la palabra, sino también con la acción.
Las ideas de José Martí sobre la educación representan lo más avanzado de su época en nuestro país y por su profundidad y alcance universal, mantienen hoy su vigencia. Él comprendió la importancia de la educación familiar y el ejemplo de los padres para la formación de la personalidad del niño, señalando: “Las cualidades de los padres quedan en el espíritu de los hijos, como quedan los dedos del niño en las alas de la fugitiva mariposa” (.Alonso, Hernández y Alonso. 2007:8)
Valores como el honor, la igualdad, la honradez, la modestia, la cortesía aparecen de forma recurrente en sus obras, así expresó:”La honradez debía ser como el aire y como el sol, tan natural que no se tuviera que hablar de ella” (Ibíd.) y sobre el honor escribió: “Sin honor no hay hombre. Cada cual viva de su sudor o no vivirá” (Ibíd.)
La independencia cognoscitiva es hoy un valor de máxima prioridad a formar en todos los estudiantes, en especial en los que se encuentran en las aulas de la universalización. Martí en 1894 significaba “…no hay mejor sistema de educación que aquel que prepara al niño a aprender por sí” (Ibíd.)
En José Martí el patriotismo es un valor que da sentido a su vida, él expresó que “Los hijos trabajan para la madre. Para su Patria debían
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