Ensayo Sobre La Muerte

MUERTE. EL PROCESO DE DUELO

Publicado el 4 abril, 2011 por admin-dh — 1 comentario ↓

“Eres más consciente que antes de lo que es importante y de lo que es trivial. Tu ser querido vivió pero tú todavía estás vivo. ¡Vale la pena esperar al futuro!. (David Thoreau)

“La muerte se lleva todo lo que no fué, pero nosotros nos quedamos con lo que tuvimos” (Mario Rojzman).

Las personas afectadas por la muerte de un ser querido presentan unos síntomas característicos y siguen una serie de etapas para asumir tal pérdida. A veces, se presentan dificultades añadidas que frenan el proceso y lo hacen aún más duro, pero esta sensación sobredimensionada de luto puede superarse con un planteamiento y apoyo adecuados, siendo conscientes del proceso que vamos a pasar. Nuestra cultura actual dificulta la elaboración del duelo, pero somos seres inteligentes y poseemos un gran instinto vital, por esta razón, sabemos reaccionar ante las dificultades y enfrentarnos a sucesos desagradables o imprevistos. Y si no, aprendemos a hacerlo. La tragedia ha ocurrido, pero la vida continúa y las exigencias del día a día requieren de toda nuestra voluntad, atención, entusiasmo y lucidez. Una correcta elaboración del duelo permitirá al afectado reintegrarse a su vida normal con la energía necesaria.

Manifestación del proceso de duelo…

Los síntomas son similares a los de las depresiones mayores: Tristeza, trastorno del sueño, alteraciones del apetito y la libido, pérdida o aumento de peso… También disminuye el interés por el mundo exterior, sobre todo en lo que recuerda a la persona que ha fallecido. Y sobreviene el desinterés por el trabajo, por encontrar nuevas relaciones, además de manifestaciones de angustia, sentimientos de culpa, apatía, falta de esperanza, e incluso -en casos graves- los pensamientos de suicidio.

Además, surgen síntomas físicos como cefaleas, tensión muscular, úlceras, problemas respiratorios, palpitaciones, sudoración, y disminución de las defensas del organismo.

Los pasos de la elaboración del duelo son:

• Incredulidad. Es la primera reacción ante la noticia de la pérdida, acompañada de aturdimiento (“esto no me está pasando a mí”). Nos alejamos de la realidad, en un intento de paliar el dramático acontecimiento.

• Agresividad, ira. La persona se vuelve muy susceptible, con reacciones de descontento, y resulta difícil de tratar. Adopta actitudes críticas frente a quienes le rodean y se pregunta por qué le ha tenido que tocar esta desgracia.

• Depresión. Actitudes de apatía, silencio y aislamiento. Va haciéndose a la idea de que la pérdida es irreversible y va dejando de aferrarse a la imagen del ausente. Es una triste y silenciosa resignación.

• Aceptación y paz. Se asume serenamente la ausencia. La persona comienza a centrarse y vuelve a sus actividades cotidianas.

Cúando el duelo es patológico…

Para superar el duelo hay que vivirlo, tenemos que concedernos la oportunidad de sufrir sus consecuencias. Y comprender la tristeza de quien lo sufre, por muy acentuada o exagerada que parezca. Pero si el duelo no se elabora correctamente – no se han vivido algunas fases, o se han interrumpido o se han reprimido emociones dolorosas-, pueden surgir síntomas patológicos, relacionados con la necesidad de permanecer unido a la persona fallecida.

• Sentimientos de culpa. Se siente culpable de la muerte, de no haber hecho lo posible por evitarla, de no haber sido suficientemente diligente o afectuoso con el fallecido.

• Pensamientos de muerte. El vivo debería haber desaparecido junto al fallecido, o incluso haber muerto en su lugar.

• Sentimientos de inutilidad. Ya nada tiene sentido, sin el difunto la vida carece de interés, sin él o ella nada es igual, no vamos a poder hacer frente a la vida.

• Experiencias alucinatorias. Como oír la voz del fallecido o ver fugazmente su imagen.

• Sensaciones de padecer la misma enfermedad de la persona difunta, en un trasvase del problema que causó la muerte del ser querido.

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