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Estrés y Síndrome de Burnout.


Enviado por   •  21 de Febrero de 2017  •  Apuntes  •  1.179 Palabras (5 Páginas)  •  239 Visitas

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Estrés y Síndrome de Burnout.

El estrés posee bases biológicas donde es considerado como un estado general de sobreactivación en varios niveles: autonómico, endocrino e inmunitario. En la sobreactivación biológica hay que destacar los impulsos vegetativos que se transmiten a través de dos sistemas complementarios: el simpático (encargado de movilizar las reservas de energía en los estados de emergencia) y el parasimpático (que tiende a conservar y almacenar dichas reservas).

Existen diversas fuentes de estrés en nuestra vida cotidiana, así como escenarios,  uno de ellos es el ambiente laboral, donde  una misma situación laboral puede generar una serie de reacciones distintas en personas que comparten características similares los potenciales estresores laborales no son percibidos de la misma manera por todos los empleados y, por consiguiente, algunos responden, biológicamente hablando, con una sobre activación de su organismo, pero otros ni siquiera llegan a iniciar una posible respuesta de estrés, pues no perciben la situación como amenazante.

La psicología se aproximó a estudiar los acontecimientos vitales estresantes,  aquellos que generalmente se aceptan como agentes de cambios significativos en la vida de una persona e implican algún grado de adaptación a las nuevas circunstancias para poder salir adelante.  En vista de lo anterior surgió otro modelo, el de los microestresores o estresores cotidianos, desarrollado, por el psicólogo estadounidense Richard S. Lazarus, quien en 1984 se refirió a ellos como “contrariedades”. En este modelo se considera al estrés como una transacción entre la persona y su ambiente, por lo que pone énfasis en las situaciones cotidianas que van generando, día a día, un estrés crónico. Sus contribuciones han permitido establecer que se trata de un proceso que involucra las características personales del individuo y la forma en que éste evalúa las posibles amenazas o estresores, así como los recursos personales de que dispone para hacerles frente (Torre Blanca, 2001).

El estrés no es necesariamente malo. Esta capacidad de respuesta del organismo a eventos inusuales y a nuevas circunstancias ha sido un factor determinante en la evolución y supervivencia de muchas especies, incluida la nuestra.  El problema es cuando el estrés se convierte en un estado continuo del sujeto, es lo que se conoce como estrés crónico, un mal que afecta a muchas personas en edad productiva actualmente.

El estrés crónico también puede llevar al burnout, que se caracteriza por una sintomatología depresiva y actitudes como la llamada despersonalización, en la que el individuo manifiesta comportamientos de alejamiento y desafección, como si todo le fuera ajeno, y una creciente pérdida de interés en el trabajo (Guerrero, 2011).   De acuerdo a Aranda (2006) desde la perspectiva psicosocial la definición más aceptada sobre el Síndrome de burnout es la propuesta por Maslach y Jackson, la cual designa un estado de agotamiento físico y mental, con un sujeto despersonalizado y desmotivado para trabajar.

Este síndrome se puede apreciar principalmente en personas que su trabajo consiste en tratar con otras personas, como lo son maestros, entrenadores, y en general personal de salud, población que ha sido la más estudiada. Dentro de esta población se ha encontrado que el género es una variable importante en la prevalencia de dicho síndrome, aunque no existe un consenso general, algunos estudios apuntan que las mujeres tienen mayor predisposición a padecerlo.

La doctora María Eloísa Dickinson, epidemióloga del Departamento de Medicina Familiar de la Facultad de Medicina de la UNAM, ha estudiado este síndrome en personal de servicios de salud “Hemos identificado más el cansancio emocional en mujeres y la despersonalización en los hombres” (Guerrero, 2011). Por otra parte Aranda (2006), en un estudio que realizo en personal de servicios de salud en la ciudad de Guadalajara, encontró que  en la dimensión de agotamiento emocional, las mujeres son las más vulnerables a agotarse física y mentalmente, datos que son congruentes con otros autores, como los resultados encontrados por Atance (1997) en los cuales el grupo de mujeres presentó una puntuación mayor en la dimensión de agotamiento emocional. Sin embargo, otros estudios refieren que los sentimientos desgaste en el trabajo en general son mayores en las mujeres.

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