Fases Del Estres
Enviado por ali_mencar • 5 de Marzo de 2015 • 1.320 Palabras (6 Páginas) • 289 Visitas
Fases del estrés
El estrés no es algo que aparezca repentinamente, es algo que se va gestando y que podemos explicar muy bien a través de tres fases:
1. Fase de alarma: sería la primera fase y se da cuando nos enfrentamos a una situación nueva o difícil, nuestro cerebro analiza los elementos que tiene a su alcance, los compara recurriendo a lo almacenado en nuestra memoria y si percibe que no dispone de suficiente energía para responder, envía las órdenes necesarias para que el organismo libere adrenalina. El cuerpo se prepara para responder, incrementando la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la tensión de los músculos... es una reacción biológica normal que nos aporta lo necesario para que nuestro organismo se encuentre en óptimas condiciones para ejecutar la respuesta ante la estimulación percibida.
2. Fase de resistencia: sigue a la fase de alarma y es en esta fase donde la persona se mantiene, mientras dura la estimulación, en continuo estado de activación y a pesar de que aparecen los primeros síntomas de cansancio el organismo sigue respondiendo bien. Cuando la situación estresante cesa, el organismo vuelve a la normalidad como si nada hubiera ocurrido.
3. Fase de agotamiento: sería la última fase y la que más problemas nos puede ocasionar, pues si la activación, la tensión, los estímulos y demandas estresantes no disminuyen, el nivel de resistencia termina por agotarse, apareciendo de nuevo la alarma y en consecuencia los problemas tanto físicos como psicológicos. "El estrés termina convirtiéndose en peligroso cuando se presenta con mucha frecuencia, se prolonga desmesuradamente en el tiempo o se concentra en un determinado órgano impidiendo tanto la recuperación funcional como psicológica".
Síntomas corporales.
Como bien podemos ver, siempre que las respuestas de estrés se repitan con mucha frecuencia o intensidad, o durante un periodo prolongado de tiempo (estrés crónico), el organismo va a encontrar dificultades para recuperarse y harán acto de presencia los trastornos físicos y psicológicos asociados.
Es en estas situaciones cuando el organismo se siente amenazado y comienza el estrés, lo primero que se produce es el incremento de la actividad cardiaca, con la finalidad de bombear más sangre a los músculos de las piernas y poder salir corriendo. Si, por un motivo u otro, esto ocurre continuamente y todos los días, la disfunción se puede convertir en crónica; y para una persona que tenga predisposición a padecer problemas cardiacos, puede ser incluso mortal.
El problema se agudiza cuando el sistema nervioso identifica la situación como peligrosa y sin posibilidad de solución. Es decir, cuando la persona piensa que la situación no tiene salida, que no hay solución para sus problemas, percibe que está perdido, que no tiene ningún control, que la misma situación se repite una y otra vez pero se siente incapaz de resolver... En ese momento disminuye la eficiencia del sistema inmune y la persona queda mucho más vulnerable a las enfermedades, provocando alergias, infecciones graves, artritis reumatoide, inflamaciones y lesiones musculares, lesiones cardiovasculares... Existen indicios de que el estrés hace que envejezcamos antes. Se ha comprobado, por ejemplo, que mujeres que tienen hijos con alguna enfermedad grave, sus glóbulos blancos presentan un proceso de envejecimiento mayor que en mujeres sanas en las que aparece diez años más tarde. “Esto podría significar que llevar una vida estresada podría costarnos algunos años de vida”.
Situaciones como ver que no se llega a final de mes, no tener poder de decisión, ser incapaces de cambiar una situación por falta de habilidades, vivencias de agobio en el trabajo o en la casa, incertidumbre acerca del futuro, no saber qué sucederá después de casarse o de que nazca un hijo o de perderlo, después de perder un trabajo, tras una separación, anticipar problemas continuos y en definitiva percibir la falta de control... son cuestiones especialmente perjudiciales.
Sería interesante pararnos un poco y plantearnos ¿Tengo un nivel de estrés saludable? ¿Es un nivel que me ayuda a hacer mejor mi trabajo? ¿O he traspasado los límites? Reducir la situación a un simple “estoy estresado” hace que muchas personas pasen por alto las señales de alarma que aparecen en todo el cuerpo. Éstas pueden tomar la forma de dolores de cabeza, dolores musculares o de estómago; pero también irritabilidad, problemas de memoria, falta de concentración y agotamiento entre otras muchas manifestaciones.
Las situaciones estresantes se pueden clasificar según 3 categorías:
Pequeños contratiempos son pequeñas cosas, situaciones temporales pero que causan un estrés significativo. Ejemplos de ello son: la pérdida de algún objeto, una rueda pinchada, perder el autobús o tener una multa de tráfico, una mala nota de los hijos, un hijo que no se comporta como nos gustaría, una discusión familiar o con los compañeros de trabajo, algo que nos gustaría conseguir y no hemos conseguido...
Grandes cambios en la vida incluyen hechos tanto positivos
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