LA EVALUACIÓN
Enviado por AnaClo • 25 de Agosto de 2011 • 3.237 Palabras (13 Páginas) • 438 Visitas
El tema de la evaluación es bastante complejo, más aún si se contemplan la diversidad. En su realización influyen aspectos relativos a concepciones y prácticas de muchos años, demandas específicas de los padres de familia o exigencias administrativas, entre otros. Todo ello puede afectar de manera positiva o negativa para que la evaluación sea una herramienta que beneficie los procesos de enseñanza y aprendizaje.
La evaluación de los procesos de enseñanza y aprendizaje es un medio indispensable para indagar de manera cabal los factores que inciden en el desarrollo de los aprendizajes de todos los alumnos, considerando la diversidad de sus características. En este sentido (Casanova, 2000), nos dice que el proceso mismo de evaluación nos permite ahondar en la comprensión de aquellos aspectos que posiblemente estén relacionados con las dificultades para aprender de algunos de nuestros alumnos.
A través del tiempo, la evaluación ha sido interpretada como sinónimo de “medida”. Afortunadamente, en la actualidad, gracias al avance de la psicología evolutiva y de la psicología del aprendizaje, esta concepción ha ido cambiando hacia una clara intencionalidad de aprovechar al máximo la evaluación para optimizar los procesos educativos. En este sentido, la evaluación es concebida como parte integrante de la dinámica de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, y sirve como base orientadora del quehacer docente a lo largo de su actuación.
A pesar de estas nuevas formas de concebir la evaluación, en el esquema educativo regular predomina la calificación numérica y el uso de exámenes como los criterios de mayor peso para evaluar los aprendizajes del alumnado y para decidir su promoción aunque este principio ha empezado a cambiar. Por otro lado, PRONAP (2001) menciona que, no es criticable la utilización de exámenes, lo cuestionable es que se constituya en la “única” forma de evaluar. La utilización del examen como “el único criterio evaluador” es una práctica social, ya que también se
utiliza en los ámbitos laboral y profesional. En el terreno educativo esto plantea una problemática: el avance en las concepciones de la evaluación no se refleja en las prácticas de los educadores.
Por tanto, el problema no radica sólo en adoptar un nuevo concepto de evaluación y estar de acuerdo con el mismo, sino que implica cambiar las prácticas que se llevan a cabo en las aulas e intervenir, en muchos casos, en supuestos asociados con la enseñanza, con el aprendizaje y con la evaluación.
Si entendemos la evaluación genéricamente como “... una actividad consustancial a cualquier tipo de acción encaminada a provocar modificaciones en un objeto, situación o persona” (Mirás y Solé 1990, p.419), entonces la evaluación educativa debe ser considerada como un elemento más de los procesos de enseñanza y aprendizaje que está al servicio de los mismos.
Por lo tanto, en este momento se busca conceptualizar la evaluación como una actividad que permita intervenir y perfeccionar el desenvolvimiento del proceso educativo, tal como se plantea en la definición de Casanova (1995, p. 54):
“La evaluación aplicada a la enseñanza y el aprendizaje consiste en un proceso sistemático y riguroso de recogida de datos, incorporado al proceso educativo desde su comienzo, de manera que sea posible disponer de información continua y significativa para conocer la situación, formar juicios de valor con respecto a ella y tomar las decisiones adecuadas para proseguir la actividad educativa mejorándola progresivamente”.
En esta definición se plantea que, al llevar a cabo un proceso sistemático y riguroso de recogida de datos desde el comienzo del proceso educativo, es posible detectar el error o aquellas dificultades de aprendizaje en el momento en que se producen. De esta manera, es posible la aclaración de determinadas cuestiones no comprendidas adecuadamente, de modo que el alumno pueda continuar avanzando en su formación sin demora por conceptos mal adquiridos, procedimientos no utilizados o actitudes negativas del grupo o frente al trabajo.
El error o las dificultades que se manifiestan durante el proceso no deben tener efectos sancionadores, ni de éstos se debe derivar una calificación negativa. Antes bien, deben considerarse como una llamada de atención para superar una disfunción del aprendizaje y no como un elemento para emitir un juicio de valor negativo. Al destacar que la evaluación permite al docente detectar las dificultades y reorientar el proceso, se está poniendo el acento en su carácter formativo y en la posibilidad de realizar los ajustes pedagógicos; es decir, planear las adecuaciones curriculares de acuerdo a las características diversas del alumnado. El propósito más importante de la evaluación no es demostrar, sino perfeccionar (Stufflebeam y Shinkfield, 1989, p. 175).
3.2.1. Objeto de la evaluación
Como hemos mencionado, tradicionalmente la evaluación se ha centrado en medir las competencias del alumnado, es decir, su rendimiento, con fines casi únicos de acreditación y promoción. Esta visión limitada de la evaluación ha venido cambiando con el paso del tiempo. En la actualidad se enfatiza que la evaluación debe conservar su carácter pedagógico, cuyo objetivo central sea que el docente pueda retroalimentar su propia práctica. Es decir, la evaluación debe estar orientada a la comprensión de los procesos de enseñanza y de aprendizaje y de los factores implicados en ellos, a fin de poder tener una influencia sobre los mismos.
De esta manera, decimos que la evaluación se interesa por los resultados del aprendizaje, pero también por los factores que influyen en el curso de las situaciones educativas. Este enfoque reclama un análisis de los procesos de enseñanza y de aprendizaje y hace referencia a una evaluación amplia de carácter holístico y comprensivo. Solamente a partir de este análisis el educador puede obtener un mayor conocimiento del proceso de la interacción educativa, y entonces tomar decisiones congruentes para influir positivamente en el curso de su proceso.
3.2.2. Finalidad de la evaluación
Un aspecto importante a tener en cuenta es la claridad en los propósitos que han de evaluarse. Desde la perspectiva de la integración es importante identificarnos con un tipo de evaluación formativa, como la más congruente para una práctica docente que pretenda ajustarse a las necesidades educativas que presenta el alumnado durante los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Casanova (1995) destaca las características de este tipo de evaluación y su relación con las diferentes modalidades. De esta manera, presentamos
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