LA FRUTRACIÓN Y SUS FORMAS DE CONTROL
Enviado por Franlita1125 • 26 de Mayo de 2022 • Práctica o problema • 2.020 Palabras (9 Páginas) • 75 Visitas
Alto Hospicio, 18 de junio de 2020
Colegio San Antonio de Matilla[pic 1]
“Espacio Educativo que Fortalece el Aprendizaje de los Niños en el Norte de Chile”.
Equipo de Convivencia Escolar 2020
GUIA PARA EL FORTALECIMIENTO DE LA ESTABILIDAD EMOCIONAL EN TIEMPOS DE CRISIS.
TEMA N° 6. “LA FRUTRACIÓN Y SUS FORMAS DE CONTROL”.
Estimada Familia:
Junto con saludarlos afectuosamente y con el objetivo de continuar colaborando con la contención y estabilidad emocional de nuestra comunidad educativa, el Equipo de Convivencia Escolar, pone a disposición suya el siguiente material:
Introducción.
Si buscamos el concepto de FRUSTRACIÓN, nos daremos cuenta que su significado hace alusión a dos aseveraciones: 1) Imposibilidad de satisfacer una necesidad o un deseo y 2) Sentimiento de tristeza, decepción y desilusión que esta imposibilidad provoca.
Es decir, la frustración de una persona, sea adulto o niño(a) es provocada en primera instancia por el no poder realizar u obtener algo que desea, por ejemplo: “Me gustaría tener un automóvil nuevo del año”, pero me es imposible comprarlo porque no cuento con el dinero. Esta imposibilidad me causa frustración, la cual viene acompañada de sentimientos de tristeza o decepción, ira o ansiedad.
Dicho esto, es importante considerar que la frustración es un elemento inherente en la vida humana, de asumir la imposibilidad de lograr todo aquello que uno desea y en el momento preciso, el punto clave reside en la capacidad de gestionar y aceptar esta discrepancia entre lo ideal y lo real. Así, el origen de la problemática no se encuentra en las situaciones externas en sí mismas, sino en la forma en la que el individuo las enfrenta.
Socialmente es más común hablar de frustración en niñas y niños, debido a que los estallidos de llanto o ira son más frecuentes que en un adulto. Sin embargo, la frustración se manifiesta en todos por igual, la diferencia es que niños y niñas están en un proceso de conocer sus emociones y, por ende, aprender formas de cómo controlar sus manifestaciones. Situación que en un adulto debiese estar superada. Debido a esto, se ha estudiado la relación entre frustración y conducta violenta. Señalando que la relación agresión-frustración, está marcada por: las motivaciones del sujeto, la actitud de este frente al problema, sus experiencias pasadas y la interpretación que hace el individuo sobre su propia reacción. (Berkowitz)
Por lo tanto, como ya conocemos qué nos lleva a tener reacciones agresivas en nuestros momentos de frustración, es muy importante que como adultos otorguemos ayuda y apoyo a nuestros niños y niñas en el control de las emociones, modelemos la actitud que van teniendo ellos o ellas frente a los problemas, mostremos formas de resolución de conflictos no violentas, ni agresivas y enseñemos formas de interpretaciones positivas ante las dificultades que se nos presentan en el día a día. De esta manera formamos niños y niñas con alta tolerancia a la frustración, con alta capacidad de flexibilidad, adaptación y autorregulación, capacidad de resiliencia y de enfrentar las dificultades de forma segura, optimista, empática y proactiva.
Finalmente, nos surge la siguiente pregunta ¿QUÉ PODEMOS HACER LOS ADULTOS?
A continuación, presentamos algunas herramientas que pueden ser útiles:
1.- Técnicas y estrategias que pueden ayudar a la labor de padres y madres en el proceso de enseñanza del control de la frustración en sus niños y niñas. (SUGERIMOS QUE PUEDAS IMPRIMIRLA Y PEGARLA EN ALGUN LUGAR VISIBLE)
2.- Técnicas para que niños y niñas logren aplicar hacia el camino de la autorregulación.
- Técnicas y Estrategias para Padres y Madres.
- Dar ejemplo. La actitud positiva de los padres a la hora de afrontar las situaciones adversas es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas.
- Educarle en la cultura del esfuerzo. Es importante enseñar al niño que es necesario esforzarse. Así aprenderá que el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos.
- No darle todo hecho. Si se le facilita todo al niño y no se le permite alcanzar sus retos por sí mismo, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores para saber cómo enfrentarse al fracaso.
- No ceder ante sus rabietas. Las situaciones frustrantes derivan, en muchos casos, en rabietas. Si los padres ceden ante ellas, el pequeño aprenderá que esa es la forma más efectiva de resolver los problemas.
- Marcarle objetivos. Hay que enseñar al niño a tolerar la frustración poniéndole objetivos realistas y razonables, pero sin exigirle que se enfrente a situaciones que, por su edad o madurez, sea incapaz de superar.
- Convertir la frustración en aprendizaje. Las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las retenga. De esta forma, podrá afrontar el problema por sí mismo cuando vuelva a presentarse.
- Enseñarle a ser perseverante. La perseverancia es esencial para superar situaciones adversas. Si el niño aprende que siendo constante puede solucionar muchos de sus problemas, sabrá controlar la frustración en otras ocasiones. Ante la frustración, hay que enseñar a los niños formas positivas de hacer frente a estos sentimientos adversos.
- Enseñarle técnicas de relajación. Todos nos enfrentamos a las situaciones adversas de una forma más positiva si estamos relajados. Un buen consejo es enseñar a los pequeños a aumentar su tolerancia a la frustración a través de la relajación del cuerpo.
- Enseñar a identificar el sentimiento de frustración cuando aparezca. Por ejemplo, “Juan está rabioso porque no ha hecho bien esta resta. Inténtalo con otra y tómate más tiempo”.
- Enseñar al niño cuándo debe pedir ayuda. A algunos pequeños les cuesta pedir ayuda, mientras que otros la piden constantemente y de inmediato. Hay que enseñar al niño a intentar encontrar una solución primero. Si se siente frustrado al realizar alguna tarea, debemos intentar enseñarle: “¿qué podrías hacer en lugar de enfadarte o abandonar la tarea?”.
- Representar papeles. Se puede jugar con el niño a interpretar una situación frustrante. Por ejemplo, el pequeño tiene que hacer los deberes, pero quiere irse a jugar al parque. Primero, el niño interpretará la frustración y luego adoptará el rol opuesto. Se le puede animar a que hable consigo mismo de forma positiva y busque una manera de resolver el problema.
- Reforzar las acciones apropiadas del niño. Es importante elogiarlo cuando retarde su respuesta habitual de ira ante la frustración, y cuando utilice una estrategia adecuada.
- Modificar la tarea. Enseñar al niño una forma alternativa de alcanzar el objetivo. En resumen, cabe recordar que la frustración forma parte de la vida. Aunque no se puede evitar, se puede aprender a manejarla y superarla, y aumentar de esta forma la tolerancia a la misma. Aprender a tolerar la frustración facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida. Por ello, cuanto antes aprendamos, mejor.
- Actividades para Niñas y Niños.
1.- Lee la siguiente historia y responde las preguntas.
...