LIBRO I: LOS PRIMEROS CUIDADOS

A partir del nacimiento emprende la educación que se ejecuta por medio de la experiencia del mundo ligada al uso de la funciones y de los sentidos.

Al infante se le debe dar toda la libertad de movimiento posible sin ataduras o vestimenta que imposibiliten cualquier tipo de movimiento natural, ya que esto no originara ningún daño.

Asimismo es antinatural el comportamiento de las mamas que no quieren ocuparse de sus hijos, con respecto al cuidado y control de crecimiento, lo que conlleva a una mala costumbre.

El Emilio plantea al educando imaginario con las siguientes particularidades: noble, porque los nobles son los que más deficiente educan. Será rico, para conseguir la mejor educación. Será huérfano, para que los padres no obstruyan el trabajo del preceptor. Será europeo, de un país con temperatura templado. Vivirá y será educado en el campo, porque “los hombres no han sido hechos para vivir en hormigueros, sino para cultivar la tierra que habitan”. Será joven, para conseguir ser compañero del alumno.

Retrocediendo a la educación del recién nacido es importante impedir dos extremos: implantar la voluntad de los padres y que ellos nos impongan la suya. Además plantea por decirlo así puntos relevantes:

1- los niños no tienen bastante fuerza para todo lo que demanda su naturaleza

2- se les debe auxiliar y suplir en los que les falta

3- hay que ayudarles, hay que tener en cuenta su utilidad real, sin conceder nada al deseo, porque a esa edad no es natural.

4- conviene seguir atentamente sus expresiones ya que a esta edad disimular no es posible.

Para finalizar se ocupa del aprendizaje de la lengua, hablando claro, nunca se debe pronunciar de manera incorrecta.

LIBRO II:

LA PRIMERA INFANCIA.

En este libro aborda la educación en el periodo de la niñez hasta los 12 años e inicia instando en la idea de que no se debe vigilar ni proteger a los infantes de manera excesiva.

Este plantea tres ideas fundamentales:

EL DESCUBRIMIENTO DE LA INFANCIA.

Una de las ideas de Rousseau que intervino mucho en la pedagogía, es que el infante es un ser, no un hombre pequeño, la niñez tiene su propia razón de ser, se argumenta por sí mismo y tiene leyes propias.

Querer juzgar a un niño con los modelos de un mayor seria atentar contra el orden natural.

Instruir a un niño sacrificando la felicidad actual no evitara el sufrimiento del hombre en el futuro por eso cabe resaltar que es lo mejor dar a cada uno lo suyo (hombre- niño) y hacer por la felicidad todo lo que esté a nuestro alcance.

Se debe hacer sentir al niño la necesidad de las cosas, que es propia de la naturaleza, no doblega

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