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La Muerte

mariiana2001124 de Marzo de 2015

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La muerte es universal y nadie escapa de ella, sin embargo cada cultura la ha vivido y la ha asumido de diferentes formas, puede sobrevenir de manera repentina o gradual, es decir, su llegada puede preverse o ser en un momento determinado. El proceso de la muerte no se ha modificado, pero las actitudes, las creencias y las conductas que lo rodean son tan variadas como los individuos que la practican. Algunas definiciones de muerte consideran que este hecho es lo contrario a la vida, la muerte es en esencia la extinción del proceso homeostático, por ende, el fin de la vida(3). En el pensamiento médico del siglo XVIII, la muerte era a la vez el hecho absoluto y el más relativo de los fenómenos; era el término de la vida y, asimismo, el de la enfermedad si estaba en su naturaleza ser fatal a partir de ella el limite se alcanzaba, la verdad se cumplía y por ello mismo se tranqueaba: en la muerte, la enfermedad llegaba al fin de su carrera, callaba y se convertía en algo de memoria (4). Este pensamiento se admite aún en nuestros días donde se considera que la muerte viene a ser el hecho que apacigua el sufrimiento que padecen las personas con enfermedades que causan dolores intensos e intolerables. Hubo un tiempo en que la muerte del hombre era una muerte semejante a la de los otros animales; es decir, el ser humano recién separado del mundo de la naturaleza todavía no se había formado una conciencia en relación a su muerte; pasaron muchos milenios (posiblemente más de 1000 milenios) para que surgiera una ideología acerca de la muerte biológica y social (5). Por consiguiente se entiende por (6)muerte biológica, el cese irreversible del metabolismo de todas las células del cuerpo; el principal criterio diagnostico sería la putrefacción del cuerpo; se iguala la muerte del hombre con la muerte de las células del organismo, hecho para el que Morin refiere que tras los trabajos de Weissman y Metchnikoff Enfermería Global Nº 15 Febrero 2009 Página 3 y de las más recientes experiencias de Woodruf, Carrel, Metalnikov, la biología puede afirmar que lo que caracteriza a la mayoría de organismos vivos es la inmortalidad y no la muerte. Criterio que está basado en que las células vivas unicelulares se reproducen por bipartición, es decir por desdoblamiento hasta el infinito, y solo encuentran la muerte cuando el medio exterior le hace la vida imposible(7) . Lo descrito por estos autores en nuestros tiempos es una verdad que ha encontrado respuestas en el proyecto del genoma humano, donde se han logrado grandes avances para la cura de enfermedades y se continúan estableciendo fórmulas para crear al ser humano inmortal y perfecto, será quizás que queremos parecernos a Dios. No se trata como dice Galindo(8), de que el ser humano abandone sus ganas de querer ser como Dios (a fin de cuentas, somos hecho a su imagen y semejanza), pues iría en contra de lo que el hombre está llamado a ser por vocación creatural, sino que lo haga con mucha responsabilidad ética para no malograrse en el intento y tampoco arruinarle la suerte a las demás criaturas. Resulta oportuno exponer lo planteado por Morin, donde explica que la muerte resulta de las condiciones especiales de organización de los seres evolucionados (7); asimismo Maturana refiere que cuando algo se desorganiza ya no existe más, se desintegra y pierde su identidad de clase, la muerte de un ser vivo consiste en la pérdida de la organización propia de lo vivo en aquella unidad compuesta que era un ser vivo. Jamás se está un poquito vivo o un poquito muerto, uno esta vivo o está muerto (9) . Ahora bien reflejando lo correspondiente a muerte social, cabe destacar que la conciencia social esta determinada en cierto grado por la existencia social. No sólo se tiene conciencia de existir en el seno de una sociedad determinada sino que también vivimos en el mundo de la naturaleza, se vive y se muere en un contexto social (5); asimismo siendo el hombre un ser social por naturaleza donde su desempeño social se mide por su rol, su rol le da un estatus y este estatus le da la fuerza social, se plantea que con su pérdida física se inicia el olvido, un olvido para la familia, para la sociedad y una progresiva transformación hacia lo que sería un cadáver social, dándose así un tipo de muerte social. La muerte social (5), encierra otros elementos que tienen relación con el trabajo social realizado por el ser humano en el seno de la sociedad; cuando el ser social no es capaz de incorporarse a un proceso de producción de bienes o tareas fundamentales para la supervivencia del grupo, ese hombre está muerto socialmente aunque se encuentre vivo biológicamente. Por lo tanto, el significado social de la muerte se presenta en la propia vida, es cuando estando vivos no somos útiles ni a nuestro grupo social o familiar ni a la sociedad a la cual pertenecemos

EL DUELO Y SUS ETAPAS. El luto y el duelo son formas de vivencia social dramática de la muerte de un ser querido, la función del luto es expresar la tristeza y el dolor que siente el vivo por la partida o desaparición física de un familiar o amigo (5) . (14) Duelo es un sentimiento subjetivo que aparece tras la muerte de un ser querido y proviene del latín dolos que significa dolor. También es (6) estado en el que el individuo transmite o experimenta una respuesta humana natural que implica reacciones psicosociales y psicológicas a una pérdida real o subjetiva (personal, objeto, función, status, etc.). Para Posada, es la respuesta psicológica sentimiento y pensamiento que se presenta ante la pérdida de un ser querido (12); por lo tanto es fundamental entender el duelo como un proceso en movimiento, con cambios y múltiples posibilidades de expresión y no como un estado estático con limites rígidos. Por consiguiente, las teorías ofrecen sistemas de referencia que ayudan a comprender el concepto y la dinámica del proceso de duelo. Cada teoría comprende una serie de fases o etapas por las que pasa el sujeto para resolver el duelo. Sigmund Freud, con “Duelo y Melancolía”, fue el primero en elaborar una teoría del duelo clara y sólida. Afirmaba que el sufrimiento de la persona en duelo es debido a su apego interno con la fallecida. En este trabajo Freud también sostenía que el objetivo del duelo es separar estos sentimientos y apegos del objeto perdido. Como resultado de un proceso de duelo el yo queda liberado de sus antiguos apegos y disponible para vincularse de nuevo con otra persona viva. Este aspecto del desapego de la teoría ha sido cuestionado por evidencias clínicas y empíricas Hay muchos analistas que admiten, en contextos informales, que la manera como hacen el duelo sus pacientes no coincide con la descripción de la teoría del desapego (15) . En 1944 Lindemann describe las siguientes fases en el duelo inmediato: problemas somáticos, preocupaciones relacionadas con la imagen del fallecido, culpa, reacciones hostiles y pérdida de patrones de conducta (16). Las etapas de morir para Kubler- Ross, psiquiatra que trabaja con gente moribunda y luego de hablar con casi 500 pacientes terminales describió en 1969 – 1970, cinco etapas en términos de la proximidad de la muerte: 1) Negación: En esta etapa es probable que las personas se sienten culpables porque no sienten nada; se apodera de ellas un estado de entumecimiento e incredulidad(17); (18) 2) Enojo o ira: se puede expresar externamente. El enojo puede proyectarse hacia otras personas o interiormente expresarse en forma de depresión, culpar a otro es una forma de evitar el dolor, aflicciones y desesperación personales de tener que aceptar el hecho de que la vida deberá continuar; 3) Negociación: se da en nuestra mente para ganar tiempo antes de aceptar la verdad de la situación, retrasa la responsabilidad necesaria para liberar emocionalmente las pérdidas; 4) Depresión: es el enojo dirigido hacia adentro, incluye sentimientos de desamparo, falta de esperanza e impotencia; 5) Aceptación: se da cuando después de la pérdida se puede vivir en el presente, sin adherirse al pasado. La autora expresa que aunque generalmente estas etapas son dadas en el orden identificado y son comunes en todos los seres humanos cuando nos vemos obligados a Enfermería Global Nº 15 Febrero 2009 Página 6 ajustarnos a los cambios en nuestras vidas sean positivos o negativos, no podemos perder de vista que las personas somos seres únicos, no todas pasan por estas etapas en la misma forma ni con la misma duración, quizá nos encontremos en una etapa y regresemos constantemente a otra. Del mismo modo, (19) Bowlby ha sido un estudioso del tema del apego y la pérdida, él realiza una clasificación que ordena el proceso del duelo, distinguiendo cuatro fases: 1) Fase de embotamiento, que dura habitualmente entre algunas horas y una semana y que puede ser interrumpida por descarga de aflicción o de ansiedad extremadamente intensas; 2) Fase de anhelo y búsqueda de la figura perdida, que dura varios meses y con frecuencia, años. Muchas de las características de esta fase han de ser consideradas, no sólo como aspectos de pesar, sino también de la búsqueda efectiva de la figura pérdida, que va unida al comportamiento de apego que es una forma de conducta instintiva que se desarrolla en la persona como un componente normal y sano. En tal caso, siempre que una figura a la que se está apegado está inexplicablemente ausente, la ansiedad de separación como respuesta natural es inevitable; 3) Fase de desorganización y desesperación: Algún tiempo después de la pérdida, al imponerse la noción de la realidad, se intensifican los sentimientos de desesperanza y soledad, la persona acepta finalmente la muerte y cae inevitablemente en una etapa de depresión y apatía; 4) Fase de un grado mayor o menor de reorganización: esta última fase se inicia aproximadamente luego de un año de ocurrida la pérdida. El deudo

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