Las Tres Categorías De La Falta: Privación, Frustración Y Castración. -Lacan, J.
Enviado por vic_snm • 26 de Marzo de 2014 • 1.465 Palabras (6 Páginas) • 1.490 Visitas
LAS TRES CATEGORÍAS DE LA FALTA/LOS TRES TIEMPOS DEL EDIPO –Lacan.
PRIVACIÓN:
Lacan define a la privación como la falta en lo real de un objeto simbólico, es decir, el falo simbólico. El agente que genera esta falta es el padre imaginario.
La privación no puede ser pensada sin los conceptos en Freud de castración femenina y envidia del pene.
Según Freud, cuando los niños comprenden que algunas personas, particularmente las mujeres no tienen pene, se produce un momento traumático que causa cosas distintas en el varón y en la nena. El niño tiene miedo a que le corten el pene y la niña envidia la posesión del pene en el varón, que ella ve como un órgano tremendamente deseable. Entonces, la niña culpa a la madre de haberla privado de él y así reorienta sus afectos hacia el padre, con la esperanza de que él le va a proporcionar un niño como sustituto simbólico del pene que le falta.
De esta forma, la privación se refiere a la falta de pene en la mujer, que es una falta en lo real. Pero, Lacan plantea que lo real es pleno, que en lo real en sí nunca hay falta y así la privación implicaría la simbolización del objeto en lo real. Es decir, cuando el niño percibe el pene, o sea el órgano real, como ausente, esto pasa porque tiene la noción de que el pene tendría que estar ahí de alguna manera, lo que supone introducir lo simbólico en lo real.
Entonces, lo que falta no es el órgano real, ya que la vagina no está incompleta; lo que falta es un objeto simbólico, que es el falo simbólico. Es simbólico por el hecho de que puede ser remplazado por un niño en el inconciente de la niña. Como dice Freud, cuando la niña calma su envidia del pene con el deseo de un hijo, se deslizaría a lo largo de una ecuación simbólica, desde el pene hasta un bebé.
Así, Freud dice que la niña culpa a la madre de haberla privado del pene. Pero Lacan plantea que el agente de la privación es el padre imaginario. Esto se explica por el hecho de que aunque al principio la niña esté resentida con la madre por haberla privado del pene, y se vuelva hacia el padre con la esperanza de que él le dé un sustituto simbólico, más tarde dirige su resentimiento hacia el padre cuando no le da el hijo deseado.
Según Freud, la envidia del pene subsiste en la edad adulta, y se manifiesta tanto en el deseo de gozar del pene en la relación sexual, como en el deseo de tener un hijo, ya que como el padre no se lo dio, la mujer se vuelve hacia otro hombre. Pero Lacan plantea que inclusive cuando la mujer tiene un hijo, esto no evitaría el final de lo que es su sensación de privación. El deseo del falo sigue insatisfecho.
Esta insatisfacción básica de la madre es percibida por el niño desde temprano, es decir que el niño entiende que ella tiene un deseo que va más allá de la relación entre ellos, o sea el falo imaginario. Entonces, el niño trata de satisfacer el deseo de la madre identificándose con el falo imaginario. De esta manera, Lacan plantea que la privación de la madre es la que introduce la dialéctica del deseo en la vida del niño.
FRUSTRACIÓN:
Lacan dice que la frustración está en el núcleo de la relación entre el niño y la madre, pero que no tiene que ver con necesidades biológicas, sino con una demanda de amor. Esto no quiere decir que la frustración no se refiera a un objeto real que pueda satisfacer una necesidad, como por ejemplo el pecho. Lo importante en este sentido para Lacan es dejar en claro que la función real de esos objetos, lo que sería satisfacer una necesidad, como por ejemplo el hambre, quedaría oscurecida por su función simbólica, en el sentido de que funcionan como símbolos del amor de la madre.
La madre introduciría un elemento nuevo que es la presencia-ausencia, que no es objetiva, sino que se articula por el sujeto. El sujeto articula esta presencia-ausencia en el registro de la llamada. La llamada al objeto materno se produce cuando está ausente, y cuando está presente es rechazado.
Entonces, Lacan se pregunta qué pasa si la madre no responde. Y si no responde, cae, en el sentido de que si antes estaba inscripta en la estructuración simbólica que hacía de
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