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Mente


Enviado por   •  28 de Agosto de 2015  •  Ensayo  •  1.163 Palabras (5 Páginas)  •  162 Visitas

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  1. La mente. Una breve introducción Editorial Norma 381 páginas 2006 El libro Mind. A brief introduction, de reciente traducción a la lengua castellana, del filósofo norteamericano John Searle, cumple con dos objetivos: a) ofrecer una corta panorámica por los principales tópicos de la filosofía de la mente contemporánea y b) exponer de la manera más clara posible la perspectiva del autor respecto a esos tópicos centrales. El texto es de gran importancia, ya que consiste en el primer intento de una guía general de la pluma de uno de los grandes protagonistas del auge de la filosofía de la mente. John Searle se ha caracterizado por este tipo de afirmaciones: “La filosofía de la mente ocupa un lugar único entre las cuestiones filosóficas contemporáneas, por cuanto la totalidad de las teorías más celebres e influyentes son falsas […] Y pienso en el dualismo –tanto de las propiedades como de las sustancias-, el materialismo, el fisicalismo, el computacionalismo, el funcionalismo, el conductismo, el epifenomenalismo, el cognitivismo, el eliminativismo, el panpsiquismo, la teoría del doble aspecto y el emergentismo” (pp. 13-14), Searle no adhiere a ninguna de las posiciones en debate y en sus textos pueden encontrarse ataques a una y otra posición, basándose en que todas ellas “aceptan la herencia histórica del mismo grupo de categorías para describir los fenómenos mentales” (p. 13). Para Searle estas categorías (mente, cuerpo, lo pensante, lo físico, y los demás –ismos) ya no son herramientas de trabajo si no lastres que no permiten ahondar en el problema. El resultado de este trabajo introductorio es un desarrollo cuidadoso y ameno de cuestiones tan problemáticas como las siguientes: ¿Cuáles son las relaciones entre lo mental y lo físico? ¿Son dos realidades distintas? ¿Si no aceptamos respuestas sobrenaturales, cómo es posible lo particular de la mente? ¿Cómo sabemos que las otras personas tienen mente, si de la única que se tiene conocimiento directo es de la propia? ¿Qué hace que todas mis experiencias sean experiencias de la misma persona, y que se mantenga la identidad personal al pasar del tiempo? ¿Tienen mente los animales? ¿Cómo pueden mis estados mentales producidos en mi cerebro, referirse a cosas fuera de sí mismo? El lector habitual de filosofía de la mente identificará algunas preguntas como los temas centrales de la discusión sobre lo mental, el lector neófito podrá ver la magnitud de los problemas a los que se enfrenta la disciplina. El libro inicia con un breve recorrido histórico acerca de la manera como los filósofos han pensado lo mental. Para la reconstrucción de Searle dos respuestas básicas se han dado frente a la pregunta ¿Qué es la mente en relación al cuerpo?, el dualismo (posición defendida gran parte de la historia de la humanidad) postularía que mente y cuerpo son dos sustancias diferentes, mientras que el monismo respondería que existe sólo una realidad la mental o la física, los primeros pueden ser llamados idealistas y los segundos materialistas. Dentro de cada una de estas categorías pueden hallarse las diversas posiciones que se han defendido y se defienden en la actualidad. Searle muestra, con cierto detalle, una taxonomía acerca de las posiciones en debate. Dado que la vertiente materialista es la que goza de mayor aceptación, el autor se encarga de hacer una caracterización exhaustiva, para luego mostrar los argumentos más fuertes que la critican. Respecto a la relación entre lo mental y lo corpóreo, el dualismo sustancial (mente y cuerpo son de naturalezas distintas), a pesar de representar una postura platónica- cartesiana e incluso haber sido tildado de obsoleto por aquellos que defienden que el actual ejercicio filosófico no debe desconocer los avances de las teorías científicas, no ha sido disuelto. Toda vez, según el autor, que los términos en los que se sigue dando la discusión son antagónicos. La alternativa al dualismo, a primera vista, parece ser el materialismo; sin embargo, lo que pretende Searle va mucho más allá: “El materialismo intenta decir que el mundo consiste por entero en partículas físicas en campos de fuerza. El dualismo intenta decir que el mundo tiene rasgos mentales irreducibles e inerradicables, sobre todo la conciencia y la intencionalidad. Pero si ambas cosmovisiones son verdaderas, debe haber una manera de enunciarlas que las haga compatibles” (p.136). En otras palabras, si solo existe lo físico, ¿cómo conciliar la mente con sus aspectos subjetivos y cualitativos con nuestra ciencia del mundo físico? El programa de Searle consiste entonces en compaginar el materialismo y el dualismo. ¿Podríamos considerar que un mismo fenómeno tiene rasgos neurobiológicos y rasgos fenomenológicos? Por supuesto, pero para ello tendríamos que empezar por acabar algunos supuestos como el que sostiene una distinción metafísica profunda entre la conciencia y el cerebro. La conciencia, dirá, es un rasgo del cerebro, una característica biológica del sistema. Lo mental tiene una naturaleza subjetiva, cualitativa e intencional, que es compatible con la naturaleza de la materia así esta se haya caracterizado, en términos antagónicos, como localizable, extensa y causalmente explicable por la microfísica de las partículas. Es decir, nuestros estados mentales ocurren en el cerebro, son causados por microprocesos, y actúan causalmente. Esta forma de ver tal nexo entre la materia y la conciencia se traduce en que no hay verdaderos motivos para que un sistema físico no exhiba estados cualitativos, subjetivos e intencionales. No es posible reducir o desaparecer la vida mental a favor de la mera explicación neuronal, defiende Searle, pudiéndose hacer una reducción causal, pero no ontológica. Se puede explicar causalmente con la neurobiología de qué manera es que funciona una mente, pero esto no implica que la mente solo sea interacciones neurobiológicas, ya que ambas ontologías son distintas: la ontología de las cosas del mundo que pueden conocerse en tercera persona (antológicamente objetivos) , como los árboles, las mesas y las sillas, contrasta con la ontología de aquello que solo puede conocerse en primera persona (antológicamente subjetivos), como nuestros dolores y deseos, toda vez que nuestros estados mentales sóloexisten para nosotros. El autor trata de conciliar ambas posturas corrigiendo el lenguaje en que se presenta el debate, y por otro lado, mediante la teoría de la emergencia, a saber, la tesis materialista que sostiene que de las interacciones causales entre elementos microfísicos (neuronas, canales de sodio, etc.), emerge un nuevo ordenamiento expresado en términos de conducta o propiedades, en este caso la conciencia, irreducible a los primeros. Por esto Searle concluye en que su solución al problema mente-cuerpo es solo la primera parte del trabajo por realizar y los neurocientíficos llevarán a cabo la segunda parte. Son de especial interés las temáticas de los últimos capítulos del libro, la causación mental, el libre albedrío, la percepción, el inconsciente y el yo. Los anteriores trabajos de Searle en la filosofía de la mente se habían centrado en los temas primero mencionados, la conciencia y el problema mente-cuerpo. En esta ocasión Searle nos brinda sus reflexiones en otros problemas que derivan de los anteriores. El capítulo sobre la causalidad pone de manifiesto uno de los grand 

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