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Musicoterapia y el desarrollo prenatal


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2017  •  Documentos de Investigación  •  5.499 Palabras (22 Páginas)  •  243 Visitas

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Introducción:

Este trabajo presenta como objetivo principal el comprender y explicar cómo la música se puede convertir en un instrumento y medio para el desarrollo comunicacional del bebe en una gestación de carácter normal, es decir, en un embarazo en el cual no se presentan dificultades tanto para la madre como para el niño. Al hablar de comunicación nos estamos refiriendo al proceso mediante el cual se transmite información desde un sujeto en gestación a su madre o al medio que los rodea y viceversa, usando la música, es decir el arte de crear sonidos, como un canal facilitador.

La investigación se asienta sobre las bases de la Obstetricia, la Musicología y la Psicología, cada una de estas ciencias, desde su mirada particular y específica permitieron comprender como se desarrolla el bebe fisiológicamente, que es la música y como se conjuga como medio de dialogo y participación,  y por último, los beneficios emocionales y sociales que posee este arte.

El diálogo madre-hijo en la primera etapa de la vida es de carácter interpersonal y está hecho con un tipo de palabras que se producen a partir de las señales sensitivas y hormonales que serán traducidas por el  cuerpo del embrión. [pic 1]

La audición es uno de los medios más importante que permite al bebe conectarse con el medio exterior desde el vientre, esto se produce desde una edad muy temprana, aproximadamente a partir de los tres meses y medio.

 Antes de nacer el niño ya tiene muchas experiencias y recuerdos compartidos con su madre, donde se produjo un constante intercambiando de sensaciones. En la gestación se pondrá al hijo en relación con el mundo interno del cuerpo de su madre y con el mundo exterior que será su hábitat donde constituirá lazos sociales.

“Somos creaturas musicales de forma innata, desde lo más profundo de nuestra naturaleza”

     Stefan Koelsch.

Desarrollo:

1. El embarazo y las etapas del desarrollo embrionario.

El embarazo es el estado fisiológico que inicia con la fecundación, cuando el espermatozoide se implanta en el útero,  este estado culmina en el parto. Este comprende  todos  los  procesos  fisiológicos  de  crecimiento  y  desarrollo  del  feto  en  el útero, al igual que los  cambios fisiológicos, metabólicos  y  morfológicos que ocurren  en el  cuerpo  de  la  mujer  que  protegen,  nutren  y  permiten  el  desarrollo  del  feto.  El momento  del  parto  marca  el  fin  del  embarazo,  que  normalmente  dura aproximadamente 9 meses (38 semanas desde la fecundación).[1] El periodo de diferenciación del nuevo ser dura alrededor de dos meses, en él se esbozan la estructura que tendrá el futuro bebé. Durante el resto de la gestación, el embrión aumenta el número de células, es decir, crece.

Las  mujeres  embarazadas  experimentan  de  maneras  diferentes  los  cambios que  ocurren  en  sus  cuerpos.  Algunas  tienen  muchos  síntomas,  otras  experimentan sólo algunos o ninguno. Hay síntomas del embarazo que persisten por varias semanas o meses, otros tienen una duración breve.

Esta investigación estará dirigida a embarazos normales, es decir, aquellos en los que no se presenta ningún  tipo  de  complicación  obstétrica,  y donde la salud de la futura mamá y del feto se encuentra en excelente estado, sin necesitar más que los cuidados mínimos básicos para el desarrollo normal del mismo.[2]

Se verá ahora como trascurre el desarrollo del embrión  por trimestre y como su madre lo vive.

  1. Primer trimestre (semana 1 a la 12)

La  futura  madre  no  muestra  grandes  cambios  exteriores,  pero  dentro  de  su cuerpo  se  están formando  todos los órganos y sistemas principales de su hijo, que durante las primeras 8 semanas es llamado  embrión y desde el tercer mes, feto.

Ya en la semana 4 se aprecian el corazón, el cual comienza a latir, el hígado, el sistema nervioso central y los ojos. Ya hacia el segundo mes aparecen agrupamientos de células que darán origen a las extremidades, que días más tarde comenzaran a esbozarse. Se forman las gónadas y los rasgos del rostro se van acentuando.[3]

Hacia el tercer mes se forman los párpados y las gónadas. El sexo queda definido. El rostro tiene aspecto más humano. Hacia el final del tercer mes el feto mide entre 9 y 10cm, y mueve las extremidades.

A  nivel emocional, la noticia del embarazo  suele  generar  muchas emociones. Éstas suelen ser  principalmente de  felicidad y alegría, pero es frecuente también que se  experimenten  emociones  encontradas,  apareciendo  con  diversos  niveles  de intensidad la inseguridad, las dudas, los miedos y las angustias.[4]

  1. Segundo trimestre (semana 13 a la 24)

Este es un período en el que todos los órganos y sistemas del feto  ya se han desarrollado y  el feto  crece  en  tamaño y peso: el  embarazo se hace más visible. Esto puede acompañarse con un aumento en el apetito de la embarazada. El peso del feto se multiplica más de siete veces en los seis meses siguientes, hasta que se convierta en un bebé capaz de sobrevivir fuera del útero.

Generalmente  a  partir del quinto mes,  se  empiezan  a  percibir los movimientos  del feto. El feto se chupa el dedo, tiene pelo, pestañas, cejas y uñas.

El feto  ya  tiene ciclos de sueño-vigilia y se mueve mucho en los períodos  en que está  despierto.  Esto  suele  aumentar  el  interés  por  el  bebé:  es  frecuente  que  las futuras madres sueñen con él, tanto de noche como cuando están despiertas. [5]

El feto ya es capaz de responder a determinados estímulos. Su aparato auditivo está desarrollado, lo que le permite oír  y también reaccionar a  la voz de la madre y  los sonidos  de  su  cuerpo  (corazón,  cordón  umbilical,  sonidos  intestinales,  etc.).

Hacia el sexto mes abre y cierra los ojos. Adquiere fuerza muscular y su esqueleto se osifica. A esta instancia el feto alcanza los 33cm y pesa 1000g.

  1. Tercer trimestre (semana 25 hasta el parto)

Durante  este  período,  el  feto  sigue  aumentando  de  tamaño  y  peso,  y  sus sistemas  corporales  terminan  de  madurar.

Algunas  mujeres  experimentan  crecientes molestias  físicas  relacionadas  con  este  aumento  de  tamaño  del  feto,  que  ocupa  la cavidad  abdominal. La atención se empieza a centrar cada vez más en  el parto. Aparecen  inseguridades  relacionadas  con  el  parto  y  frecuentemente  el  tema  del miedo al dolor. En consecuencia, hay una mayor  necesidad  de afecto, atención y cuidados y se hace relevante la preparación para la separación física. Se ha visto que la predisposición para   el nacimiento, la lactancia y el ulterior desarrollo dependerán de cómo haya sido elaborado psicológicamente el embarazo.[6]

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