Observación Participante Y Distancia Social
Enviado por misstity • 8 de Febrero de 2014 • 2.098 Palabras (9 Páginas) • 345 Visitas
Por medio de la observación participante nos acercamos a los sentidos que los agentes
sociales ponen en su acción. Para ello los describimos en sus contextos e inscribimos
sus discursos y prácticas en las relaciones en que las mantienen, matizan y
redefinen. interpretamos así las estelas de razones que los agentes despliegan ante un
determinado fenómeno social. Esta forma de conocer nos aboca a una relación, siempre
equívoca, entre lo observado y quien observa. Dicho de otro modo, entre lo que
ponen en su hacer los agentes y el conocimiento que producimos desde lo que vemos
de ese hacer. La observación participante nos exige así pensar «la distancia social y
cultural respecto a aquello que se mira» (GuAscii. 1998: 11).
El modo en el que se maneja esa distancia en la observación participante es uno de
los puntos que introducen mayor complejidad a esta técnica. 1)esde diferentes paraCapítulo
3 + La práctica de la observación participante. Sentidos situados y prácticas... 53
digmas o perspectivas teóricas se han aportado soluciones divergentes a esta problemática,
lo que termina por conformar diversos modos de entender ese tránsito o relación
entre las interpretaciones que observamos y las que podemos realizar como
estudiosos de los fenómenos sociales. Nuestro trabajo por medio de la observación
participante es una apuesta firme por entender esta relación de determinado modo,
pero para comprender nuestra propuesta es conveniente detenerse en el debate en torno
a la distancia y señalar las formas en las que las ciencias sociales han ido resolviéndola.
Sin pretender una genealogía exhaustiva de las muchas aplicaciones que se
cruzan en los usos de la observación participante, un repaso dirigido a las principales
tradiciones que han trabajado desde esta herramienta de investigación puede ayudarnos
a contextualizar nuestra perspectiva 3 .
La observación participante aparece en el repertorio de las ciencias sociales desde la
antropología en SU momento colonial. Con el objetivo de conocer la otredad cultural,
esto es, las culturas diferentes a la de los académicos occidentales, con la finalidad de
reconstruir la diversidad humana, la antropología positivista plantea una explicación
desde el extrañamiento. El indígena aparece como «el otro» al que se acerca quien investiga
para cartografiar sus modos culturales desde la distancia del ojo ajeno.
Podemos señalar el trabajo de Bronislaw MALINtowski sobre Los argonautas del
Pacífico Occidental (1922) corno origen de esta técnica y buen ejemplo de lo que implica
en este primer momento. En esta monografía, el análisis del Kula, como sistema
de intercambio practicado por los habitantes de las islas Trohriand, se acompaña
de una revisión del modo de hacer antropológico. Frente a la escición entre el trabajo
de campo y el de análisis que se había instaurado en la antropología académica decimonónica,
MALINOWSK1 plantea la necesidad de una especial inmersión de quien
investiga en los grupos estudiados: viviendo entre los indígenas —«lo fundamental
es separarse de la compañía de otros blancos y permanecer con los indígenas en un
contacto tan estrecho como se pueda» (MALJNowsio, 1995: 24)— y centrando sus esfuerzos
en documentar los imponderables de la l'ida real —«toda una serie de fenómenos
de gran importancia que no pueden recogerse mediante interrogatorios ni con
el análisis de documentos, sino que tienen que ser observados en su plena realidad»
(MALINOWSKI, 1995: 36)—. La observación participante se inaugura así como «intromisión
» en la vida indígena para desde ella documentar los modos de vida y racionalidades
de grupos humanos ajenos, técnica con la que acercarnos a los sentidos
que dan a sus acciones las poblaciones estudiadas y dotar de grosor el estudio de las
culturas otras.
Si esta periodización nos permite avanzar en algunos de los plintos que nos interesan para explicar la
práctica de la observación participante, no podemos obviar que posiblemente tapa más que muestra. El
desarrollo de la antropología y la sociología es más rico de lo que puede transmitirse aquí y sus vínculos,
tantas veces motores de importantes avances, son centrales para una comprensión en profundidad de
la técnica. Remitimos para un estudio en detalle de este discurrir a la monografía de GUASCH (1998) y al
trabajo de WoLu (1982) corno dos ejemplos de problematización y repaso en profundidad de algunos
usos antropológicos y sociológicos de la observación participante.
Estrategias y prácticas cualitativas de investigación social
1.a fuerza de esta propuesta es sin duda la atención situada a esos imponderables de
la vida real, su mayor problema la distancia que establecen entre observador y observado.
Construida al calor del positivismo y empapada del estructural-funcionalismo
de la época. la observación participante se entiende como mirada distante de
quien investiga. Su estatus de extranjero, su posición de no miembro del grupo es lo
que carga su mirada de ese plus analítico que se exige a la labor científica desde estos
paradigmas teóricos. 1,a observación participante se convierte en constructora de
relatos que, aunque atentos a la experiencia vivida de los grupos estudiados, recoge
la voz monocorde de quien investigaba y define los fundamentos de una cultura desde
esa mirada ajena. Como resultado. podemos desde nuestra perspectiva criticar la
externalidad de las monografías antropológicas de este periodo que lleva a sus autores
a desatender los procesos de cambio de todo grupo humano. Basar nuestras investigaciones
en la supuesta superioridad de una mirada distante puede traducirse en
explicaciones poco sensibles a los continuos desplazamientos que se están produciendo
en el juego de lo social.
El problema de la distancia se instala en el centro de las revisiones que durante el siglo
xx se van haciendo a este modelo desde la propia antropología. Las nuevas etnografías
y, porteriormente, el giro postmoderno y postee/onia/ dentro de esta
disciplina denuncian la poca atención prestada a esta problemática y los efectos etnocéntricos
que deja esta despreocupación. En el momento histórico de la descolonización
y en los años de la consolidación de dinámicas globaliiadoras, es
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