PARADIGMA DE LA SIMPLICIDAD
Enviado por ANBEROTRI • 6 de Septiembre de 2013 • 777 Palabras (4 Páginas) • 484 Visitas
El paradigma de la simplicidad
3.1. Definición7
Para comprender el problema de la complejidad, hay que saber, antes que nada, que hay un paradigma de simplicidad.
En nuestra concepción, un paradigma está constituido por un cierto tipo de relación lógica extremadamente fuerte entre
nociones maestras, nociones clave, principios clave. Esa relación y esos principios van a gobernar todos los discursos
que obedecen, inconscientemente, a su gobierno.
Así es que el paradigma de simplicidad es un paradigma que pone orden en el universo, y persigue al desorden. El
orden se reduce a una ley, a un principio. La simplicidad ve a lo uno y ve a lo múltiple, pero no puede ver que lo Uno
puede, al mismo tiempo, ser Múltiple. El principio de simplicidad o bien separa lo que está ligado (disyunción), o bien
unifica lo que es diverso (reducción).
Tomemos como ejemplo al hombre. El hombre es un ser evidentemente biológico. Es, al mismo tiempo, un ser
evidentemente cultural, meta-biológico y que vive en un universo de lenguaje, de ideas y de conciencia. Pero, a esas
dos realidades, la realidad biológica y la realidad cultural, el paradigma de simplificación nos obliga ya sea a desunirlas,
ya sea a reducir la más compleja a la menos compleja. Vamos entonces a estudiar al hombre biológico en el
departamento de Biología, como un ser anatómico, fisiológico, etc., y vamos a estudiar al hombre cultural en los
departamentos de ciencias humanas y sociales. Vamos a estudiar al cerebro como órgano biológico y vamos a estudiar
al espíritu, the mind, como función o realidad psicológica. Olvidamos que uno no existe sin el otro; más aún, que uno
es, al mismo tiempo, el otro, si bien son tratados con términos y conceptos diferentes.
Con esa voluntad de simplificación, el conocimiento científico se daba por misión la de desvelar la simplicidad
escondida detrás de la aparente multiplicidad y el aparente desorden de los fenómenos. Tal vez sea que, privados de
un Dios en el que no podían creer más, los científicos tenían una necesidad, inconscientemente, de verse
reasegurados. Sabiéndose vivos en un universo materialista, mortal, sin salvación, tenían necesidad de saber que
había algo perfecto y eterno: el universo mismo. Esa mitología extremadamente poderosa, obsesiva aunque oculta, ha
animado al movimiento de la Física. Hay que reconocer que esa mitología ha sido fecunda porque la búsqueda de la
gran ley del universo ha conducido a descubrimientos de leyes mayores tales como las de la gravitación, el
electromagnetismo, las interacciones nucleares fuertes y, luego, débiles.
Hoy, todavía, los científicos y los físicos tratan de encontrar
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