PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO. EL JUEGO DE REGLAS EL ESCONDITE
Enviado por valeriauned • 18 de Octubre de 2017 • Práctica o problema • 1.805 Palabras (8 Páginas) • 507 Visitas
PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO I
PEC 1 EL JUEGO DE REGLAS -EL ESCONDITE-
Alumno:
D.N.I.
CONTEXTO
Para la realización de la práctica he aprovechado la circunstancia de ser madre de un niño de 10 años. El lugar elegido fue el patio del colegio al que acude mi hijo C.E.I.P Escuelas Aguirre situado en la calle Pío Baroja nº 4, 28009 Madrid. La observación se realizó el día 25 de noviembre de 2016 a las 16,15, al finalizar el horario lectivo y aprovechando que algunos niños permanecen en el patio jugando un rato después del cole. Ese día me junté con cinco niños de la clase de mi hijo, este incluido, y como he visto que muchas veces juegan al escondite, les pregunté si les parecería bien jugar ese día al escondite, que así me ayudaban con un trabajo que tenía que hacer, accedieron y a continuación les pedí que me contaran cómo se jugaba, transcribo la conversación más adelante. El hecho de conocer a los niños me facilitó el hablar con ellos y poder hacerles preguntas sobre el juego al que iban a jugar.
PARTICIPANTES
Participaron en el juego 5 niños en total, 3 varones y 2 mujeres: Leo de 10 años, Julia de 10 años, Carmen de 10 años, Mateo de 11 años y Gabriel de 10 años. Todos los niños son alumnos del colegio mencionado y van a la misma clase.
OBSERVACIÓN DEL JUEGO
El juego al que jugaron los niños fue el escondite, que consiste en que todos se esconden menos uno, el que se la liga, que es el que tiene que buscar a los demás. Comenzaron eligiendo cuál de los participantes sería el primero que se la ligaba de la siguiente manera: todos formaron un círculo, pusieron un pie en el centro y dijeron: “mayoría se la salva”, Carmen tardó un poco más que los demás en quitar el pie y le toco ligársela. De pie, apoyada en una columna que siempre eligen para que se cuente cuando juegan al escondite y tapándose los ojos con las manos comenzó a contar en voz alta hasta 50, el que cuenta puede elegir si contar hasta 50 despacio o hasta 100 rápido. Cuando Carmen acabó de contar gritó: “¡¡¡Voy!!!”. Los demás participantes corrieron a esconderse mientras contaba Carmen y ésta fue en su busca al acabar de contar.
No valía esconderse dentro del colegio ni en la casita del conserje, tampoco valía salir fuera del patio del cole. Los niños escondidos debían llegar a la columna donde se contaba sin que el que la ligaba los cogiera y decir “por mi” y así estarían salvados y no se la ligarían la siguiente vez del juego. El que la ligaba podía pillar a los que corrían hacia la columna tratando de salvarse, si los cogía estaban pillados, o podía llegar a la columna antes que ellos y decir “por fulanito (nombre del niño al que había visto)”, al primero que pillaba le tocaba ligarla en la siguiente y si no pillaba a ninguno pues tenía que contar otra vez. Ganaban el juego todos los niños que conseguían llegar a la columna sin ser pillados.
Otra regla de la que me habían informado antes de comenzara el juego es que uno si quería se podía quedar muy cerca del que la ligaba mientras contaba, provocarlo diciéndole que no le iba a pillar y esperar al lado de la columna a que acabase de contar para intentar salvarse rápidamente. Esto no se podía hacer si el que la ligaba decía “puntito rojo” antes de empezar a contar. Solo Leo, que fue el último niño que contó, se olvidó de decir lo de “puntito rojo” pero ninguno de los otros niños pareció caer en la cuenta y todos corrieron a esconderse.
Los niños estuvieron jugando durante 45 minutos muy divertidos, les dio tiempo a echar 5 partidas, y en general todos respetaron las reglas y las hacían respetar. Surgieron algunos desacuerdos que relato a continuación. Uno de ellos ocurrió cuando uno de los niños, Gabriel, llegó a la columna para salvarse al mismo tiempo que Carmen, que la ligaba, llegaba también para pillarlo, ambos comenzaron a discutir, Carmen decía que estaba pillado y Gabriel que no, al final como el resto de los niños decían que estaba pillado éste acabó por aceptarlo, no sin rechistar.
Otro de los conflictos sucedió cuando uno de los niños que la ligaba se puso a hacer lo que los propios niños llamaban “perrito guardián”, que consiste en que el que se la liga no se separa apenas de la columna y por tanto no permite a los demás niños correr hacia ella para intentar salvarse. La ligaba Mateo y no se separaba apenas de la columna, había pillado a Gabriel al descubrirlo desde lejos en su escondite, y éste ya le estaba diciendo a Mateo que no valía perrito guardián, a los 5 minutos aproximadamente salió Leo de su escondite gritando que no valía, que Mateo tenía que volver a contar porque estaba haciendo perrito guardián, que siempre hacía lo mismo, y les dijo a Julia y Carmen que saliesen de su escondite porque no valía. Todos los niños estaban de acuerdo en que Mateo tenía que volver a contar porque había hecho perrito guardián y eso era trampa y éste aceptó un poco a regañadientes porque el resto de los niños estaban dispuestos a no dejarlo jugar más sino volvía a contar.
El último desacuerdo que observé fue en la última partida. Le tocaba ligarla a Mateo de nuevo, ya era la tercera vez, y se estaba quejando porque no quería ligarla de nuevo, decía que ya la había ligado muchas veces, los demás le decían que había perdido y que le tocaba, pero Mateo se resistía y estaba a punto de echarse a llorar. La cuestión duró apenas un par de minutos porque en un momento Leo se ofreció a ligarla en su lugar ya que él no la había ligado nunca y decía que no le importaba. Los demás lo aceptaron sin más discusión y siguieron el juego tranquilamente.
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