Personalidad

PERSONALIDAD

Charles B. Wang, emigró de Shangai a Nueva York en 1952 a los ocho años. Fue al Queens College de Nueva York y Cursó un postgrado en matemáticas. En 1976 fundó Computer Associates, que hoy es la tercera compañía de software más grande de Estados Unidos, detrás de Microsoft y Oracle. El enorme éxito de su compañía hizo multimillonario a Wang. Pero a diferencia de Bill Gates (dueño de Microsoft), Wang no creció en la riqueza. Él sabe lo que es tener hambre, fue muy consciente de lo que era ser inmigrante y su infancia estuvo plagada de incidentes de racismo. Haber crecido siendo distinto volvió a Wang muy sensible, y aun hoy, multimillonario y todo, es conocido por ser grosero, autoritario, terriblemente sensible a los desaires y revanchista.

Charles Wang no es el único, nuestra conducta está determinada por nuestra personalidad. Es muy probable que con otro tipo de personalidad Wang no sería la persona rencorosa que es, como se puede notar en la vida política boliviana. Existen muchas personas con historias de vidas duras pero no todas son igual de autoritarias y revanchistas.

En este capítulo veremos los determinantes de la personalidad, la relación de la personalidad con la carrera que se elige y algunas de las teorías que han tratado de explicar las diferencias en la personalidad de las personas.

1. Determinantes de la personalidad

Consideraremos la personalidad como la suma total de las formas en que un individuo reacciona y se relaciona con las demás. Y en este sentido, algo muy discutido es si uno “nace o se hace”, es decir, si como reaccionamos o nos relacionamos está determinado por la herencia o por el ambiente. Actualmente, se considera que ambos factores influyen en la personalidad.

La herencia determina la estatura, belleza, sexo, composición muscular, reflejos, energía y ritmos biológicos. Estudios recientes han demostrado que el ser tímido, tener miedo y sentirse afligido, están determinados por nuestro código genético.

El ambiente se refiere a los factores culturales que afectan la formación de nuestra personalidad, como las normas familiares, de amigos o grupos sociales. Por ejemplo, en culturas como la norteamericana se inculca la importancia del éxito y la independencia personal a través de libros, escuelas, familias y amigos. El resultado es que las personas resultan más ambiciosas y agresivas que en otras culturas. En otras culturas se priorizan las relaciones familiares y sociales y las personas resultan bailadoras y alegres.

2. Teorías de rasgos de personalidad

Entre las distintas teorías que explican la personalidad, está la de los rasgos. Estas investigaciones sobre la personalidad han tratado de identificar las características duraderas que describen el comportamiento. A estas características duraderas que describen el comportamiento de un individuo se llama rasgos de personalidad. La infinidad de rasgos de personalidad que están presentes en las personas, se han agrupado en varias dimensiones. Por ejemplo, algunos autores plantean que las personas se pueden describir en base a 16 rasgos básicos. Es decir, pueden ser más o menos reservados, más o menos inteligentes, más o menos impresionables, etc. Otros autores hablan de la teoría de los cinco grandes que definen la personalidad en la medida en que están presentes en las personas los rasgos de extroversión, conformidad, escrupulosidad, estabilidad emocional y apertura a la experiencia.

La extroversión es la dimensión de la personalidad que describe a alguien sociable, gregario y afirmativo. En el otro polo estarían los introvertidos, que son reservados, tímidos y apacibles.

La conformidad describe a las personas de buen talante, cooperativas, y confiadas. En el otro polo estarían las personas frías, inconformes y antagónicas.

La escrupulosidad describe a las personas responsables, confiables, persistentes y organizadas. Las personas que obtienen una calificación baja en este rasgo son distraídas, desorganizadas y poco confiables.

La estabilidad emocional caracteriza a las personas tranquilas, confiadas, seguras, a diferencia de las personas nerviosas, deprimidas e inseguras.

Finalmente, la apertura a la experiencia hace referencia a la gama de intereses personales, su imaginación, sensibilidad y curiosidad. Las personas que están en el otro extremo de esta categoría son convencionales y se sienten a gusto con lo conocido.

2.2. Personalidad y vocación

Las personas tienden a sentirse más satisfechas cuando su personalidad concuerda con el trabajo que realizan.

Por eso es importante saber cómo es uno para ayudarse a decidir en qué quiere trabajar. Por ejemplo, las personas sociales deben ocupar puestos en los que esta característica va a ser útil.

El estudio de estas diferencias ha sido abordado desde las distintas escuelas de la psicología, todas ellas han propuesto teoría sobre la personalidad, cada una de ellas aporta algo nuevo al conocimiento de la personalidad; debemos entenderlas como distintas construcciones que nos ayudan a entenderla.

Pero encontramos que todas estas explicaciones han sido criticadas y superadas de una u otra manera por las otras explicaciones, esto no quiere decir que sean malas, sino que no son válidas para todos los teóricos de la psicología.

3. Teorías psicoanalíticas de la personalidad

La teoría psicoanalítica creada por Sigmund Freud surgió a partir del trabajo realizado con sus pacientes. Sobre todo con mujeres de mediana edad en Viena. En las sesiones que realizaba comenzó a ver que las experiencias de la primera infancia y la sexualidad infantil influían fuertemente en la formación de quién somos; basándose en estas y otras observaciones, Freud formuló teorías sobre nuestro funcionamiento.

3.1. Estructura de la personalidad

Para Freud, la estructura de la personalidad está compuesta por el ello, yo y súper yo (en algunos textos se puede encontrar estas instancias nombradas en latín: id, ego y superego). Estas instancias son fuerzas que existen en nosotros y determinan en mayor o menor medida nuestro comportamiento.

El ello vendría a estar compuesto por nuestras pulsiones primarias, es decir, por necesidades básicas como el hambre, la sed, sexualidad, etc. Las pulsiones del ello son irracionales e inconscientes, además, demandan gratificación inmediata, operan bajo el principio de placer. Estas pulsiones ya están presentes al nacer y son evidentes en el bebé, quien busca satisfacerlas sin que le importe nada. Si tiene hambre llora aunque los padres estén cansados. La educación va reprimiendo el ello poco a poco, un niño mayor, normalmente, no grita a todo pulmón cuando tiene hambre, aprende a retrasar un poco la gratificación y es capaz de esperar

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