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Personalidad


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2014  •  7.731 Palabras (31 Páginas)  •  204 Visitas

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TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

JORGE CASTELLÓ BLASCO

Psicólogo nº col. 05682

Especializado en trastornos de la personalidad

Consulta psicológica inscrita en el Registro Autonómico de Centros Sanitarios

TIPOS DE TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Se han descrito diversos trastornos de la personalidad que, en definitiva, configuran diferentes "formas de ser" que ocasionan sufrimiento, muy arraigadas en el individuo y nada normales para el entorno. Como ya hemos dicho, estas diferentes formas de ser o, mejor dicho, los distintos trastornos de la personalidad, no son problemas independientes sino que, en muchas ocasiones, se solapan unos con otros. Por ejemplo, alguien puede tener trastorno límite de la personalidad y, además, presentar rasgos histriónicos, antisociales o paranoides. Con esto venimos a decir que un mismo sujeto puede verse reflejado en más de uno de estos problemas.

Vamos a exponer brevemente en qué consisten los trastornos de la personalidad más conocidos y que constan en las clasificaciones actuales que manejamos los profesionales. Para la persona que sólo desee profundizar en algún trastorno, recomendamos visitar la sección "¿Padezco un trastorno de la personalidad?", en la que figuran breves descripciones de los tipos que vamos a revisar seguidamente:

EL TRASTORNO PARANOIDE DE LA PERSONALIDAD

Las personas con este problema son enormemente desconfiadas, siempre piensan que los demás, incluyendo seres queridos (que cada vez son menos porque huyen despavoridos), están en su contra. Esto implica que interpreten injustificadamente ofensas, burlas, menosprecios, infidelidades, etc.: ante la duda sobre una intención ajena, un paranoide escogerá la opción más desfavorable, es decir, aquella que suponga un ataque del otro. Por ejemplo, si se le dice a una persona con este problema que lleva una camisa muy bonita, dicha persona podrá interpretar que el otro está burlándose y que en el fondo piensa que es horrorosa. Obviamente, ni el paranoide más recalcitrante lo malinterpreta todo, pero en el momento más insospechado (el entorno suele estar en tensión con estas personas porque nunca saben cuándo se va a encender la chispa), sobre todo si el estado de ánimo del sujeto es negativo, se producirá un hecho desagradable por el que el individuo saltará y su interlocutor intentará, infructuosamente, demostrar su inocencia.

Como ya hemos dicho, estas personas se van quedando solas porque los demás no soportan sus continuos reproches y su hostilidad. Su desconfianza se hace muy palpable en el terreno de las relaciones de pareja, donde destacan sus celos injustificados y completamente enfermizos. Un paranoide puede acusar a su mujer de que va a cometer una infidelidad simplemente por ponerse colonia para salir a la calle.

Estos individuos viven en un estado de amargura y frustración constantes, del que culpan a los demás por sus continuas agresiones -siempre según su distorsionado punto de vista-. A medida que se sienten más solos, más hostiles y huraños se tornan, con lo que se produce un círculo vicioso por el que todavía reprochan más a los otros su situación y, en consecuencia, los demás se alejan en mayor medida. No sólo los paranoides están frustrados afectivamente -sobre todo, por ser ellos tan hostiles y espantar a los demás-, sino que también sienten rabia porque les gustaría destacar, despuntar mucho por encima de la gente. Esto es debido a un proceso de desapego o desvinculación afectiva fruto de sentir a los demás como enemigos: dicho de otra forma, sería como pensar que ellos no necesitan a nadie porque valen mucho más, y que además se van a vengar de los otros por haberles perjudicado tanto.

A continuación, reproducimos literalmente los criterios diagnósticos de la clasificación DSM-IV-TR sobre el trastorno paranoide de la personalidad:

A. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:

(1) sospechan, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar

(2) preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios

(3) reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser utilizada en su contra

(4) en las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o amenazadores

(5) alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios

(6) percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar

(7) sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel

B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica.

EL TRASTORNO ESQUIZOIDE DE LA PERSONALIDAD

Los esquizoides son individuos que viven tranquilos en su soledad, que desean fervientemente el aislamiento. No es que se hayan distanciado de los demás por timidez o por problemas para relacionarse, sino que verdaderamente no tienen interés en conocer gente, en intimar, en disfrutar de compañía. Suelen dedicarse a trabajos en los que pueden estar solos el mayor tiempo posible: por ejemplo, científicos, informáticos, bibliotecarios, etc.

Estas personas, como hemos dicho, alcanzan un cierto equilibrio en la medida en que están libres de interactuar con los demás. El problema es que vivimos en una sociedad y esta manera de ser no es viable, porque siempre se necesita un mínimo trato con otros seres humanos aunque sea únicamente para desenvolverse de una manera adecuada. Por ejemplo, hace falta interactuar en la mayoría de trabajos, a la hora de hacer gestiones, para ir en medios de transporte, comprar e infinidad de situaciones que conllevan relaciones interpersonales, por superficiales que sean. En dichas situaciones es cuando el esquizoide sufre su problema -aunque él no lo califique como tal-, porque su tremenda frialdad y su desgana para interactuar son un auténtico muro en su trato con los otros, que pueden reaccionar bien con extrañeza, por considerar a estas personas raras o excéntricas, bien con comprensión o bien de una manera agresiva.

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