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Personalidades

fpuentes0317 de Octubre de 2013

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TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

(RESUMEN DEL DSM-IV → MANUAL DIAGNÓSTICO Y ESTADÍSTICO DE LOS TRASTORNOS MENTALES)

Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de

comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en

la adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o

perjuicios para el sujeto.

Los trastornos de la personalidad están reunidos en tres grupos que se basan en las similitudes de sus

características. El grupo A incluye los trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico de la personalidad.

Los sujetos con estos trastornos suelen parecer raros o excéntricos. El grupo B incluye los trastornos

antisocial, límite, histriónico y narcisista de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen

parecer dramáticos, emotivos o inestables. El grupo C incluye los trastornos por evitación, por

dependencia y obsesivo-compulsivo de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen parecer

ansiosos o temerosos. Es frecuente que los individuos presenten al mismo tiempo varios trastornos de la

personalidad pertenecientes a grupos distintos.

Características diagnósticas. Los rasgos de personalidad son patrones persistentes de formas de percibir,

relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en una amplia gama

de contextos sociales y personales. Los rasgos de personalidad sólo constituyen trastornos de la

personalidad cuando son inflexibles y desadaptativos y cuando causan un deterioro funcional significativo

o un malestar subjetivo. La característica principal de un trastorno de la personalidad es un patrón

permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas

de la cultura del sujeto y que se manifiesta en al menos dos de las siguientes áreas: cognoscitiva, afectiva,

de la actividad interpersonal o del control de los impulsos. Este patrón persistente es inflexible y se

extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales y provoca malestar clínicamente

significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. El patrón

es estable y de larga duración y se puede descubrir que su inicio se remonta al menos a la adolescencia o

al principio de la edad adulta. El patrón no es atribuible a una manifestación o una consecuencia de otro

trastorno mental y no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo: una

droga, una medicación o la exposición a un tóxico) ni a una enfermedad médica (por ejemplo,

traumatismo craneal). Los ítems en cada grupo de criterios para cada uno de los trastornos de la

personalidad específicos son enumerados en orden de importancia diagnóstica decreciente según los datos

relevantes sobre eficiencia diagnóstica (cuando existen).

Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo. La valoración de la personalidad debe tener en

cuenta los antecedentes étnicos, culturales y sociales del sujeto. Los trastornos de la personalidad no se

deben confundir con problemas asociados a la adaptación a una cultura diferente que se da tras la

inmigración o con la expresión de hábitos, costumbres o valores religiosos o políticos propios de la cultura

de origen del sujeto. En especial si se evalúa a alguien de una cultura diferente, resulta útil para el clínico

obtener información de gente que conozca el entorno cultural del sujeto.

Curso. Las características de un trastorno de la personalidad suelen hacerse reconocibles durante la

adolescencia o al principio de la edad adulta. Por definición, un trastorno de la personalidad es un patrón

persistente de formas de pensar, sentir y comportarse que es relativamente estable a lo largo del tiempo.

Algunos tipos de trastornos de la personalidad (especialmente el trastorno antisocial y el de límite de la

personalidad) tienden a atenuarse o a remitir con la edad, lo que no parece ser el caso en algunos otros

tipos (por ejemplo, el trastorno obsesivo-compulsivo y el esquizotípico de la personalidad).

Trastornos de la personalidad del grupo A

F60.0 Trastorno paranoide de la personalidad [301.0]

Características diagnósticas. La característica esencial del trastorno paranoide de la personalidad es un

patrón de desconfianza y suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones de éstos son

interpretadas como maliciosas. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y aparece en diversos

contextos.

Los individuos con este trastorno dan por hecho que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a

hacer daño o les van a engañar, aunque no tengan prueba alguna que apoye estas previsiones .Con pocas o

ninguna prueba, tienen base suficiente para sospechar que los demás están urdiendo algún complot en su

contra y que pueden ser atacados en cualquier momento, de repente y sin ninguna razón. Frecuentemente,

sin que haya prueba objetiva de ello, sienten que han sido ofendidos profunda e irreversiblemente por otra

persona o personas. Están preocupados por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de sus

amigos y socios, cuyos actos son escrutados minuciosamente en busca de pruebas de intenciones hostiles.

Cualquier desviación que perciban en la fidelidad o la lealtad sirve como prueba a sus suposiciones.

Cuando algún amigo o socio se muestra leal con ellos, están tan sorprendidos, que no pueden tener

confianza o creer en él. Si se encuentran con problemas, piensan que lo que van a hacer sus amigos o

socios es atacarles o ignorarles.

Son reacios a confiar o intimar con los demás, porque temen que la información que compartan sea

utilizada en su contra. Pueden negarse a contestar preguntas personales diciendo que esa información «no

es asunto de los demás». En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbran significados ocultos

que son degradantes o amenazantes. Por ejemplo, un sujeto con este trastorno puede malinterpretar un

error legítimo de un dependiente de una tienda como un intento deliberado de no dar bien el cambio o

puede ver una observación humorística de un compañero de trabajo como si fuera un ataque en toda regla.

Los halagos son frecuentemente malinterpretados (por ejemplo: un elogio de algo que acaban de comprar

puede malinterpretarse como una crítica por ser egoísta; un halago por algún logro se malinterpreta como

un intento de coartar una actuación mejor). Pueden ver una oferta de ayuda como una crítica en el sentido

de que no lo están haciendo suficientemente bien ellos solos.

Los individuos con este trastorno suelen albergar rencores y son incapaces de olvidar los insultos,

injurias o desprecios de que creen haber sido objeto. El menor desprecio provoca una gran hostilidad, que

persiste durante mucho tiempo. Puesto que siempre están pendientes de las malas intenciones de los

demás, sienten a menudo que su persona o su reputación han sido atacadas o que se les ha mostrado

desconsideración de alguna otra manera. Contraatacan con rapidez y reaccionan con ira ante los ultrajes

que perciben. Los sujetos con este trastorno pueden ser patológicamente celosos, sospechando a menudo

que su cónyuge o su pareja les es infiel sin tener una justificación adecuada.

Síntomas y trastornos asociados. Los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad son personas

con las que generalmente es difícil llevarse bien y suelen tener problemas en las relaciones personales. Su

suspicacia y hostilidad excesivas pueden expresarse mediante las protestas directas, las quejas recurrentes

o por un distanciamiento silencioso claramente hostil. Puesto que están excesivamente atentos a las

posibles amenazas, pueden comportarse de una forma cautelosa, reservada o tortuosa y aparentan ser

«fríos» y no tener sentimientos de compasión. Aunque a veces parecen objetivos, racionales y no

emotivos, con mayor frecuencia muestran una gama afectiva lábil en la que predominan las expresiones de

hostilidad, obstinación y sarcasmo. Su naturaleza combativa y suspicaz puede provocar en los demás una

respuesta hostil, que, a su vez, sirve para confirmar al sujeto sus expectativas iniciales.

Como los individuos con trastorno paranoide de la personalidad no confían en los demás, tienen una

necesidad excesiva de ser autosuficientes y un fuerte sentido de autonomía. También necesitan contar con

un alto grado de control sobre quienes les rodean. A menudo son rígidos, críticos con los demás e

incapaces de colaborar, aunque tienen muchas dificultades para aceptar las críticas. Son capaces de culpar

a los demás de sus propios errores. Debido a su rapidez para contraatacar en respuesta a las amenazas que

perciben a su alrededor, pueden ser litigantes y frecuentemente se ven envueltos en pleitos legales. Los

sujetos con este trastorno tratan de confirmar sus concepciones negativas preconcebidas respecto a la

gente o las situaciones que les rodean atribuyendo malas intenciones a los demás que son proyecciones de

...

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