Sexualidad Infantil

Se tiene la creencia errónea de que el la infancia no existe sexualidad, que esta comienza en la vida adulta, ya que se considera que la persona tiene una vida sexual activa en tanto ha logrado una madurez genital que se lo permite.

Sigmund Freud descubrió la sexualidad infantil mediante el psicoanálisis de los adultos. Desde la vida intrauterina el niño trae consigo indicios de mociones o estímulos sexuales que se continúan desarrollando a lo largo de su vida y los cuales son determinantes en su evolución. Debido a la amnesia infantil el adulto recuerda muy poca sobre sus primeros años de vida, y evidentemente no tiene recuerdos de esas impresiones que impide hacer conscientes estas vivencias.

La sexualidad infantil se manifiesta de un modo autoerotico, y tanto sus pulsiones como sus metas son parciales; podemos decir entonces que el niño obtiene satisfacción mediante su propio cuerpo, así como también del cuerpo de su madre, que en un principio es entendido como parte de él.

La sexualidad en general parte del concepto de pulsión, la cual es una fuerza que posee una fuente, un objeto y una meta. Las fuentes pulsionales se pueden presentar de dos formas: directas, las cuales son las zonas erógenas, o indirectas. Al hablar de objeto nos referimos al medio utilizado para alcanzar la meta, la cual es la satisfacción.

Durante su crecimiento el niño desarrolla distintas fases sexuales, las cuales son: fase oral, fase anal, fase fálica y período de latencia. Después de esto viene la fase genital, propia de la vida adulta.

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