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Sexualidad Infantil


Enviado por   •  30 de Junio de 2014  •  1.773 Palabras (8 Páginas)  •  597 Visitas

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La sexualidad infantil

Freud dice que “el niño es el padre del hombre”, por ello mismo postula que la sexualidad no aparece con la pubertad como se creía y se admitía como propio de esta etapa. Se atreve a postular que ya el niño tiene sus pulsiones y quehaceres sexuales desde el comienzo mismo, las trae consigo al mundo, y desde ahí, a través de un significativo desarrollo, rico en etapas, surge la llamada sexualidad normal del adulto (Freud, S, 1910, p. 38). Para Freud, la infancia es el lugar donde se forman las principales bases que permitirán, tanto el desarrollo, como las dificultades del adulto en cuanto a un desarrollo normal de la vida sexual. En la época en la que Freud realiza sus investigaciones resulta no solo novedoso sino contrario encontrar en la infancia las estructuras básicas con las que todo ser humano llega al mundo dotado de sexualidad. Desde que el niño nace trae consigo gérmenes de mociones sexuales (Freud, S, 1905, p. 160). Freud asegura que en torno a los tres y cinco años de edad el niño muestra con mayor claridad su sexualidad.

La experiencia clínica de Freud le fue llevando, en sus investigaciones, al origen de las condiciones que producen que las personas experimenten alto grado de neurosis. Al retrotraer su investigación a la infancia, Freud encuentra huellas mnémicas que han sido olvidadas por sus pacientes y ello tiene su origen en ella. En la búsqueda de comprender porque las personas olvidan lo que en la infancia aparece claramente y sin restricción como expresión de las emociones de todo tipo, descubre que hay mecanismos de defensa que bloquean la sexualidad a partir de los primeros años de vida. Freud dice que (los pacientes) bajo la presión de la educación para la cultura han olvidado su propio quehacer sexual infantil y ahora no quieren que se les recuerde lo reprimido (Freud, S, 1910, p. 39). Para Freud no es sólo evidente la presencia de la sexualidad infantil, sino que la misma pulsión sexual del niño es compuesta y se le puede descomponer en muchos elementos que provienen de diversas fuentes. La función de la sexualidad infantil es aún independiente de la función de reproducción y en el desarrollo de ella poco a poco se pondrá al servicio (Ídem).

La principal fuente del placer sexual infantil es la apropiada excitación de ciertas zonas erógenas del cuerpo particularmente estimulables. Una zona erógena es un sector de la piel o de mucosa en el que las estimulaciones de cierta clase provocan una sensación placentera de determinada cualidad (Freud, S, 1905, p. 166). Además de los genitales, las aberturas de la boca, el ano y la uretra, pero también la piel y otras superficies sensibles. Prescinde de un objeto ajeno, es la fase del autoerotismo (Freud, S, 1910, p. 40). Estas expresiones sensibles erógenas se van evidenciando en los primeros años de vida gracias a la exteriorización de las mismas. Freud utiliza estas evidencias, estas exteriorizaciones para sustentar su desarrollo de la existencia de la sexualidad infantil. Entre esas exteriorizaciones de la vida sexual infantil se encuentra el chupeteo, correspondiente a uno de los centros placenteros como lo es la boca. Para Freud estas exteriorizaciones de los centros erógenos no estaría dirigida a otra persona, se satisface en el cuerpo propio: es autoerótica. El niño busca su satisfacción y lo hace por la vía oral que en la primera actividad correspondería a mamar el pecho materno, los labios del niño se comportaron como una zona erógena. (Freud, S, 1905, p. 165). La satisfacción de esta zona erógena fue asociada a la necesidad de supervivencia, la necesidad de alimentarse y más adelante se independiza de ella y la encuentra en su propia piel independizándose del mundo exterior. En la infancia la pulsión sexual oral estaría vinculada a la pulsión de auto conservación (ídem).

Otras exteriorizaciones sexuales que saltan a la vista serían las masturbatorias. La zona anal es erógena. Se delatan reteniendo las heces hasta que la acumulación de estas provoca fuertes contracciones musculares y, al pasar por el ano pueden ejercer un poderoso estímulo sobre la mucosa (ídem, p. 169). El onanismo es otra de las exteriorizaciones de las zonas sensibles, las genitales.

La meta de la sexualidad estaría en la elección de objeto sexual ajeno para un desarrollo normal de la sexualidad. En el niño, en esta primera infancia, la elección de objeto estaría en su propio cuerpo. La primera elección de objeto del niño deriva de su necesidad de asistencia. Primero apunta a todas las personas encargadas de la crianza, de sus progenitores que están llenos de elementos de coexitación sexual (Freud, S, 1910, p. 42). La vida sexual del niño está disociada, cada una de las pulsiones se procura placer con independencia, experimenta una síntesis y una organización siguiendo dos direcciones principales que al concluir la pubertad queda listo, plasmado el carácter sexual definitivo del individuo. Las pulsiones singulares se subordinan al imperio de la zona genital, por cuya vía toda la vida sexual entra al servicio de la reproducción.

Es importante reconocer el concepto de sexualidad que Freud utiliza para el desarrollo de su teoría de la sexualidad infantil. Él mismo acusa a sus detractores de no entender el concepto de sexualidad reduciéndolo

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