En líneas generales, “El Estudio de la Religión” escrita por el catedrático Francisco Díez de Velasco
Enviado por pismafi • 1 de Abril de 2016 • Resumen • 2.452 Palabras (10 Páginas) • 308 Visitas
En líneas generales, “El Estudio de la Religión” escrita por el catedrático Francisco Díez de Velasco es una obra que sintetiza de forma general las religiones del mundo desde una perspectiva científica y no religiocéntrica. El objeto de estudio del autor no sólo es la religión sino las religiones en su amplio sentido de la palabra sin centrarse en ninguna de ellas en concreto. Las religiones, están englobadas dentro del campo de las Ciencias Humanas, en el que las reflexiones científicas suelen ser muy criticadas. Por ello, el autor a través de su obra intenta hacernos comprender las creencias religiosas teniendo en cuenta los condicionantes externos como la sociedad o la historia. Por otra parte, la obra proporciona los conocimientos básicos, tales como metodológicos, históricos, terminologías etc., para facilitar la comprensión del fenómeno religioso a lo largo de la historia.
En un primer lugar y ya desde el comienzo, el autor nos explica que el concepto de religión es un término de comprensión inmediata pero sin embargo de difícil definición científica. Asimismo, y de la misma dificultad es acotar y dar nombre a la disciplina que estudia de forma integral las religiones; a lo largo de toda la obra el autor se preocupa por darnos a conocer las diferentes terminologías y los problemas de las mismas ya que no existe un consenso en el ámbito científico para darle un nombre definitivo y universal. Sin embargo según Díez de Velasco la más acertada y utilizada a lo largo del escrito es “historia de las religiones”.
La obra está dividida en tres bloques basados en los criterios que el autor considera indispensables para la elaboración de dicho estudio: autonomía, neutralidad y pluralidad. En el primer bloque, se hace referencia a que la religión debe ser analizada por una disciplina autónoma con objetivos, métodos y enfoques aceptados por la comunidad científica. En este bloque denominado “autonomía” el autor analiza de una forma sintética las ideologías en el estudio de la religión argumentando que todas y cada una de ellas han dado lugar a visiones enfrentadas lo que dio lugar a la globalización de la disciplina. Según Díez de Velasco, aún no se ha llegado al consenso ni si quiera en la forma de denominarla. En las siguientes líneas el autor se encarga de hacer alusión a las diferentes denominaciones que han surgido de la disciplina y sus correspondientes problemas soslayados. Uno de los términos que aporta el autor es el de “religión(es) comparad(as)” que lo tacha de inapropiado ya que se centraría en el estudio de ciertas religiones en concreto dando la espalda a las demás y negando la universalidad de la disciplina. Por otro lado, menciona la “ciencia(s) de la(s) religión(es)” cuyos aspectos positivos señala ser su carácter globalizador con multiplicidad de enfoques pero a su vez genera una profunda ambigüedad mayormente porque utiliza diversas disciplinas para el estudio de un solo tema. A este tenor el autor hace mención a la “antropología religiosa” que tilda de ambigua. También aparece la denominación “estudios religiosos” pero concluye que la indeterminación del concepto lo hace erróneo. Igualmente el autor hace mención a la “fenomenología de la religión” cuya lacra es la insensibilidad los contextos y la limitación a un estudio particular. Por todo ello, Diez de Velasco concluye que la denominación “historia de las religiones” parece ser la más adecuada puesto que analiza desde una perspectiva globalizadora, teniendo en cuenta los hechos históricos y sociales cuya finalidad es entender las manifestaciones religiosas en un momento dado y a lo largo del tiempo respetando todas las religiones y sin que ninguna prevalezca por encima de las otras.
En el segundo y más extenso bloque se hace alusión a la óptica de neutralidad apartada del religiocentrismo, su principal escollo. En autor abre un apartado arguyendo que dicha disciplina no se debe centrar en el estudio de una sola religión en concreto sino que se exige una mirada plural, incluyendo a todas las religiones. La diversidad se convierte en incompatibilidad cuando la perspectiva es teológica por ello se aboga por una globalización de la disciplina para conseguir un equilibrio entre creencias. Según el autor hay que hacer una clara diferenciación entre la historia de las religiones y la teología. En el caso de la historia de las religiones debe ser en contraposición a la teología, no moralista, sin desautorizar las formas religiosas de un contexto social , no exclusiva, diversa y no esencialista, ya que no existe ninguna religión única y verdadera. La disciplina que nos compete tiene que poseer una actitud abierta, limitando prejuicios y fobias. No obstante, la neutralidad no es una opción sencilla, es más, la neutralidad absoluta es inviable ya que no existe un método intemporal y definitivo. Al no ser un absoluto, la neutralidad está sometida al paso del tiempo y a cambios personales y disciplinares que dependen de una serie de factores.
El primer de los factores es el lingüístico puesto que la terminología no es neutral, en la mayoría de las ocasiones el lenguaje utilizado proviene de la cultura greco-latina que al aplicarlo a otras religiones crea una gran confusión e incomprensión. Por otro lado, el autor hace referencia al factor biológico cuando se plantea que el ser humano puede ser biológicamente religioso convirtiendo de este modo al ateo como un ser abominable. Otra biologización deriva de la posición no neutral al considerar al ser humano como creador de la religión. Además, este factor abarca la perspectiva fisiológica o química de la religión, argumentando que la experiencia religiosa procedería de unas sustancias creadas por el cerebro y que se podrían estimular. Conseguir la neutralidad desde esta perspectiva es complicado dado que hay manifestaciones religiosas como la mística que son inexplicables tanto biológica como lingüísticamente. De acuerdo con Díez de Velasco, se aplican reduccionismos ante la imposibilidad de comprender la naturaleza de las religiones, como la mística, debido a la limitación del conocimiento humano.
El último de los factores a tener en cuenta es sociocéntrico en vista de que todo estudio se encuentra atado de pies y manos por las fuentes de las que hace uso.
Llegados a este punto alcanzamos el tercer bloque, dedicado a la necesidad de la pluralidad de la disciplina. El autor abre un apartado relacionado con la pluralidad en los análisis. El primero de ellos es el análisis histórico filológico visto que la información religiosa está mayoritariamente recogida en soportes escritos y se necesita un análisis que tenga en consideración el contexto histórico en el que fue escrito. En segundo lugar, se encuentra el análisis antropológico. Para conseguir un estudio
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