Un increíble hallazgo

UN INCREIBLE HALLAZGO. (2 REYES 22-23)

INTRODUCCIÓN

Un día, cuando Martín Lutero era estudiante, estaba en la biblioteca de su universidad buscando algunos libros, cuando tropezó con un extraño volumen que le llamó mucho la atención. Era un ejemplar de la Biblia en Latín. Grande fue su asombro, porque siempre había creído que los fragmentos de la Biblia que se leen en los cultos de la iglesia a la cual él pertenecía, eran la Palabra de Dios completa. Su interés por este libro fue tan grande, que dijo que deseaba por sobre todas las riquezas, una Biblia. Poco después entró en un monasterio de monjes agustinos y el Vicario General le regaló una Biblia que estudió con gran cuidado. Este estudio le facilitó el camino para su propia iluminación espiritual y para el gran trabajo de reformación que él emprendió. Esto demuestra el efecto que produce la lectura de la Palabra de Dios en el corazón de los hombres.

Mis hermanos en esta mañana estaremos hablando de un descubrimiento similar al de Martin Lutero, vamos a hablar de un increíble pero poderoso descubrimiento, bajo el tema: UN INCREIBLE HALLAZGO.

LAS SAGRADAS ESCRITURAS ESCONDIDAS EN EL TEMPLO. (CA. 22, V. 3-20).

1. HALLAZGO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS. (V. 3-10).

“8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.”

El rey Josías, fue un rey digno de admiración, fue un rey que a pesar de su tierna edad se mantuvo y persevero en los caminos del Señor. Este rey amaba al Señor, y había comenzado una restauración en Israel a los doce años, él buscaba eliminar todo lugar idolatra, pero como tal su dedicación exclusiva y madura en los caminos del Señor comenzó cuando tenía la tierna edad de 16 años, según algunos registros históricos en 2 de crónicas 34. cuando tenía 26 años de edad tuvo la idea de reparar el templo construido por Salomón.  Así que él toma la iniciativa y manda a su escriba Safán para que hablara con el sumo sacerdote Hilcías, y organizara el arreglo del templo con el dinero que se recogía en dicho templo. Y en efecto esto fue lo que hizo el escriba Safán.

Pero cuando el llega el sumo sacerdote lo encuentra con una sorpresa, el increíble hallazgo del libro de la ley escondido en el templo. Y básicamente el desarrollo de nuestro sermón va a estar centrado en el impacto que trajo consigo dicho descubrimiento. Pero antes de pasar a analizar el resto de la historia, es importante resaltar el hecho de que dicho libro de la Ley haya estado escondido en el templo.

Israel se encontraba en un estado espiritual bastante deplorable, bastante lamentable para ser mas exactos. Era un Israel entregado a la idolatría, un Israel entregado al pecado de forma completa e inclusive peor que algunos de los países cercanos a él. Ese pueblo que un día Jehová sacó con mano poderosa de Egipto, ese pueblo que por mucho tiempo comió maná que el Señor hacía descender del cielo, ese pueblo que bebió agua de una roca, ese pueblo que Dios introdujo en la tierra prometida con mano fuerte, se encontraba inclusive practicando la prostitución en el templo que salomón había construido. Y quizás usted se pregunte, ¿porque Israel se encontraba en esa situación, que llevo a Israel a esa situación? Y la respuesta es bastante clara y directa, se habían olvidado de la ley de Dios, habían dejado en el olvido la palabra de Dios, de tal forma que ni siquiera aun el sumo sacerdote sabía cuál era el paradero de las sagradas Escrituras.

Supuestamente el líder espiritual de Israel, el que se supone debía leer, enseñar y practicar la ley de Dios no conocía el paradero exacto de la sagradas Escrituras. Y estamos hablando de años, y posiblemente siglos sin conocer el paradero de las Escrituras. Y lo mas triste aun es que no se habían interesado por buscarla, y de la única forma que la hallaron fue de forma casual mientras remodelaban el templo, posiblemente escondida en algunas de las grietas del templo.

Ahora imágenes que esto sucede en príncipe de paz. Que todas las biblias se pierdan, y nunca se nos de por buscarlas. Y un día cualquier después de muchos años encontramos una copia de forma casual en las grietas o escondida en el cuarto de los instrumentos. Surgen entonces varias preguntas, ¿que se predico en todos esos años, cual fue nuestro libro de instrucciones espirituales, de qué forma se nutrió la iglesia?

Ahora esto me lleva a otras preguntas mucho más profundas e importantes para nuestra época, ¿Cree usted que esto sucedió en príncipe, cree usted que hay muchas iglesias en las cuales la Biblia se encuentra perdida, hasta el punto que ni siquiera el mismo pastor sabe el paradero exacto de la Biblia? Déjeme recordarle que Israel somos nosotros, y estas historias tipifican los problemas que la iglesia ha sufrido a lo largo de la historia y en el presente siglo.

Iremos respondiendo estas preguntas a lo largo del sermón.  Pero ahora pasamos a algo importante, la reacción del rey Josías al escuchar la lectura del Libro perdido.

1. REACCIÓN DE JOSÍAS. (V.11).

Luego del hallazgo el sumo sacerdote Hilcías le entrega el libro al escriba Safán, el cual lo lee y se lo lleva al rey Josías. Y esto es curioso también, porque al parecer ellos aun no reconocían la importancia del libro después de haberlo leído. Y esto es cierto, porque claramente leemos los versículos 9, 10: “9 Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová. 10 Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey.”

El escriba Safán primero dijo que se había recogido el dinero, que se había entregado y por último le informó del libro como si se tratase de algo sin importancia, “El sacerdote Hilcías me ha dado un libro”. Mis hermanos no les importaba el libro, simplemente lo veían como cualquier libro histórico. Pero también cabe resaltar que Este escriba le leyó el libro al rey Josías, y cuando lo hizo la reacción de Josías fue tremendamente diferente a la del sacerdote Hilcías y el escriba Safán. Dice el versículo 11 lo siguiente: “11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.”

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