Cuando gritamos y clamamos encolerizados, con frecuencia no se realiza lo que buscamos, porque tendemos a provocar a la otra persona a responder del mismo modo
Enviado por flyjordan99 • 14 de Diciembre de 2015 • Reseña • 94.071 Palabras (377 Páginas) • 131 Visitas
ILUSTRACIONES DIDACTICAS DE LA SOCIEDAD WATCHTOWER
Actitudes Negativas
Ancianos
Apostasía
Biblia
Ciencia
Compañías
Conciencia
Conducta
Confianza
Corazón Figurativo
Cualidades Cristianas y frutos del espíritu santo
Dedicación
Doctrinas y creencias falsas
Espíritu del mundo
Estudio personal, preparación, meditación
Familia y Matrimonio
Jehová Dios
Jesucristo
Jóvenes
Limpieza
Misceláneo
Oración y Alabanzas
Pecados
Postura religiosa
Predicación
Profecías
Reino (ponerlo en primer lugar)
Relaciones personales (Diferencias, problemas y perdón)
Reputación (La importancia de un buen nombre)
Rescate
Reuniones y Hermandad Cristiana; Salones del Reino
Satanás
Actitudes Negativas
Encolerizarse | Cuando gritamos y clamamos encolerizados, con frecuencia no se realiza lo que buscamos, porque tendemos a provocar a la otra persona a responder del mismo modo. Por ejemplo, suponga que usted va conduciendo su automóvil y otro conductor hace algo que le molesta. En respuesta, usted le grita y le toca bocina. Muy fácilmente esto pudiera impulsar a la otra persona a desquitarse. A veces, situaciones como esta han terminado en una tragedia. Por ejemplo: En Brooklyn, Nueva York, un hombre perdió la vida al implicarse en una riña por un espacio de estacionamiento. La Biblia subraya el problema cuando dice: “El hombre dado a la cólera suscita contiendas, y cualquiera dispuesto a la furia tiene muchas transgresiones”. (Proverbios 29:22.) ¡Cuán prudente es seguir este consejo: “No devuelvan mal por mal a nadie. [...] Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres”! (Romanos 12:17, 18.) w87 1/7 págs. 3-4 |
Cuando odiar es necedad | Pero la imperfecta naturaleza humana, debido a ser lo que es, está más dispuesta a odiar que a amar y por eso la mayoría de las veces, cuando los hombres odian, el odiar ciertamente es necedad. El odio es necedad cuando nos controla en vez de controlarlo nosotros. Es necedad cuando se basa en la ignorancia, en la mentira, en el prejuicio, cuando es irracional (cuando desafía la razón). El odio se puede asemejar al fuego. El fuego puede servir para muchos buenos propósitos cuando está bajo control. Pero cuando se desboca, ¡qué estrago puede ocasionar en destrucción de vidas y propiedad! g73 8/1 pág. 3 |
No es honrado prometer en falso deliberadamente | No es honrado prometer en falso deliberadamente, lo que podría asemejarse a firmar un cheque sin fondos. Pero, cuando cumplimos nuestras promesas, ¡cuántas recompensas y bendiciones recibimos! Una de ellas es la posibilidad de disfrutar de una buena conciencia (compárese con Hechos 24:16) w99 15/9 pág. 11 |
Ancianos
El ministerio de los ancianos es como una pieza musical | 13 En la congregación cristiana, los ancianos y los superintendentes viajantes llevan la delantera en lo que respecta a apreciar a cada miembro individual del rebaño de Dios. La suya es una posición difícil, pues también tienen la grave responsabilidad de disciplinar en justicia, reajustar con espíritu de apacibilidad a los que yerran y ofrecer consejo firme a los que lo necesitan. ¿Cómo equilibran estas diferentes responsabilidades? (Gálatas 6:1; 2 Timoteo 3:16.) 14 El ejemplo de Pablo es de gran ayuda. Él fue un maestro, un anciano y un pastor sobresaliente. Tuvo que tratar con congregaciones que tenían problemas graves, y no se retrajo por temor de dar el consejo firme que se requería. (2 Corintios 7:8-11.) Un repaso del ministerio de Pablo indica que utilizó la reprensión moderadamente, solo cuando la situación lo requería o aconsejaba. De este modo demostró sabiduría piadosa. 15 Si se compara el ministerio del anciano ante la congregación con una pieza musical, la reprensión y la reprimenda serían como una sola nota que armoniza en el conjunto. Esta nota está bien en su debido lugar. (Lucas 17:3; 2 Timoteo 4:2.) Pero imagínese una canción que solo contuviera esa nota, repetida una y otra vez. Pronto nos molestaría al oído. De modo similar, los ancianos cristianos intentan dar una enseñanza completa y variada. No la limitan a corregir problemas, sino que su tono general es positivo. Al igual que Jesucristo, los ancianos amorosos buscan primero lo bueno para dar encomio, no las faltas para criticar. Aprecian el trabajo arduo que hacen sus compañeros cristianos. Tienen la confianza de que, en general, cada uno está haciendo todo lo que puede para servir a Jehová. Y los ancianos siempre están dispuestos a expresar este sentimiento con palabras. (Compárese con 2 Tesalonicenses 3:4.) w97 1/8 págs. 17-18 |
Los Ancianos son como un escondite contra el viento | En los niveles altos de las montañas alpinas de Europa crece un resistente arbusto bajo llamado rododendro o rosa de los Alpes, formando a menudo densos matorrales que se desarrollan a ras de suelo para protegerse de los fuertes vientos. El implacable azote del viento amenaza la existencia de la flora alpina, ya que reduce su temperatura, seca el aire y el terreno, y arranca las plantas de raíz. La rosa de los Alpes consigue evitar los estragos que causa dicho elemento, pues vive en las grietas de las rocas. Aunque tal vez no cuente con mucha tierra, las fisuras la resguardan del viento y le permiten conservar el agua. Permanece prácticamente oculta a la vista durante la mayor parte del año, pero en verano decora su refugio de montaña con flores de color rojo intenso. El profeta Isaías dijo que Dios nombraría “príncipes” y que cada uno serviría de “escondite contra el viento” (Isaías 32:1, 2) Bajo la dirección del Rey, Cristo Jesús, estos príncipes en sentido espiritual, o superintendentes, serian como rocas sólidas, firmes en época de tensión o sufrimiento. Ofrecerían refugio confiable ante la adversidad y ayudarían a los necesitados a salvaguardar sus reservas de agua espiritual procedente de la palabra de Dios. Las ráfagas de la persecución, desanimo o enfermedad quizá zarandeen al cristiano y, si no se protege, pueden marchitar su fe. Los ancianos cristianos prestan amparo cuando escuchan con atención los problemas, aconsejan basándose en la Biblia y dan aliento o ayuda práctica. Al igual que el Rey nombrado, Jesucristo, anhelan cuidar de quienes han estado “desparramados”. (Mateo 9:36) Y desean atender a los que se han visto afectados por los vientos de la enseñanza falsa (Efesios 4:14) Tal asistencia al tiempo oportuno puede ser decisiva. La Atalaya de 15 de Febrero de 2002 Pág. 23 |
Para perdonar se necesita humildad, máximo si son ancianos de Congregación | Hasta en el caso de los ancianos cristianos se suscitan discusiones acaloradas. (Compárese con Hechos 15:37-39.) En tales ocasiones, las disculpas logran mucho bien. ¿De qué ayuda dispone el anciano, u otro cristiano, si le cuesta pedir perdón? La clave es la humildad. El apóstol Pedro dio este consejo: “Cíñanse con humildad mental los unos para con los otros”. (1 Pedro 5:5.) Es cierto que en la mayoría de las disputas ambos implicados comparten la culpa, pero el cristiano humilde se preocupa por sus propias deficiencias y está dispuesto a admitirlas. (Proverbios 6:1-5.) Quien recibe las disculpas ha de aceptarlas con humildad. Para ilustrarlo, supongamos que dos hombres que se hallan en lo alto de dos montañas han de comunicarse. Hay demasiada distancia para hablar. Pero si uno de ellos desciende al valle y el otro lo imita, logran conversar con facilidad. Así mismo, si dos cristianos tienen que resolver sus diferencias, cada uno debe tener la humildad de bajar al encuentro del otro en el valle, por así decirlo, y presentar las excusas oportunas. (1 Pedro 5:6.) w96 15/9 pág. 23 |
Rendición de cuentas de los Ancianos | El patriarca Jacob fue otro conocido pastor. Se consideró responsable personalmente de cada oveja encomendada a su cuidado. Atendió tan fielmente los rebaños de Labán su suegro que, después de veinte años a su servicio, Jacob pudo decir: “Tus ovejas y tus cabras no sufrieron abortos, y los carneros de tu rebaño nunca comí. El animal despedazado no te lo llevaba a ti. Yo mismo sufría la pérdida de él. Si uno era hurtado de día o si era hurtado de noche, de mi mano lo demandabas”. (Génesis 31:38, 39.) Los superintendentes cristianos demuestran un interés aún mayor que ese en las ovejas que el Pastor de nuestras almas, Jehová Dios, “compró con la sangre del Hijo suyo”. (Hechos 20:28; 1 Pedro 2:25; 5:4.) Pablo recalcó esta responsabilidad de peso cuando recordó a los hebreos cristianos que los hombres que llevan la delantera en la congregación “están velando por las almas de ustedes como los que han de rendir cuenta”. (Hebreos 13:17.) El ejemplo de Jacob también muestra que la labor de pastor no está limitada por el tiempo. El pastor trabaja día y noche, y suele ser abnegado. Jacob le dijo a Labán: “Ha sido mi experiencia que de día el calor me consumía, y de noche el frío, y el sueño huía de mis ojos”. (Génesis 31:40.) Esto es muy cierto en el caso de muchos ancianos cristianos amorosos de hoy, como lo ilustra la siguiente experiencia: Un hermano fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital debido a las complicaciones que le sobrevinieron después de habérsele practicado una biopsia para examinar un tumor cerebral. Su familia quiso estar cerca de él en el hospital día y noche. Un anciano de la localidad arregló su apretado horario para visitar todos los días al enfermo y su familia con el fin de dar el apoyo moral y ánimo necesarios. Pero debido a los tratamientos intensivos a los que estaba sometido, no siempre era posible visitarlo durante el día. De modo que el anciano tuvo que ir a menudo al hospital muy tarde por la noche, lo que hizo con gusto noche tras noche. “Me di cuenta de que tenía que hacer las visitas cuando fuera conveniente para el paciente, no conveniente para mí”, dijo el anciano. Cuando el hermano se recuperó lo suficiente y fue trasladado a otra sección del hospital, el anciano siguió visitándolo y animándolo todos los días. w93 15/7 págs. 25-26 |
‘Llame a los ancianos’ | 11 Cuando un hombre se está ahogando, pide socorro a gritos instintivamente, y lo hace sin ninguna vacilación. A nadie se le tiene que instar a pedir ayuda cuando la vida peligra. ¿No pidió la ayuda de Jehová en muchas ocasiones el rey David? (Salmo 3:4; 4:1; 5:1-3; 17:1, 6; 34:6, 17-19; 39:12.) De igual manera, cuando nuestra espiritualidad se debilita y quizás nos sumimos en la desesperación, oramos a Jehová y le suplicamos que nos guíe mediante su espíritu santo. (Salmo 55:22; Filipenses 4:6, 7.) Buscamos el consuelo de las Escrituras. (Romanos 15:4.) Consultamos las publicaciones cristianas de la Sociedad Watch Tower para encontrar consejo práctico. Muchas veces estas ayudas nos permiten resolver nuestros propios problemas. No obstante, si estos nos agobian, también podemos buscar el consejo de los ancianos nombrados de la congregación. De hecho, puede que haya ocasiones en que verdaderamente tengamos que ‘llamar a los ancianos’ w93 15/5 pág. 14 |
Agradecido y Aprecio
Ser agradecidos con el Dador de la vida | Suponga que usted recibiera un regalo, algo que realmente le gustara. Claro, usted se sentiría muy alegre de recibir el regalo y quizás disfrutaría muchísimo de usarlo. Pero realmente sería una muestra de ingratitud si pensara solo en el regalo, y no en el dador del obsequio. ¿No fue la relación personal entre usted y el dador lo que impulsó a éste a hacer el regalo? Si no existiera dicha relación, usted no habría recibido el regalo ni habría disfrutado de él. Lo mismo aplica a la vida. Por preciada que sea, tenemos que tener presente de dónde provino nuestra vida y cómo se ha sustentado. Ciertamente no la creamos nosotros mismos, ni podemos sustentarla independientemente de todas las maravillosas provisiones que Jehová ha hecho en la Tierra (Salmo 100:3; Hechos 14:17). El mismísimo hecho de que tengamos vida, y sin duda estamos disfrutando de la vida hasta cierto grado, es una expresión de la bondad amorosa del Grandioso Creador, Jehová Dios. ¿Podemos ver por qué creía de todo corazón el rey David que la “bondad amorosa [de Dios] es mejor que la vida”? Hay otra razón por la cual el tener una relación aprobada con el Creador es más importante que tener vida... nuestro futuro depende de ello w85 1/4 pág. 4 |
¿Aprecia usted lo que Dios ha hecho por usted? | CIERTA señora trató de compartir las buenas nuevas de la Biblia con su vecina, un ama de casa china que tenía dos hijos. Pero ésta respondió a los esfuerzos de la primera con la siguiente declaración: “¡Yo nunca me convertiría en cristiana como usted!”. En vez de sentirse desanimada debido a dicha respuesta, la cristiana siguió manifestando amabilidad a su vecina por medio de ayudarla repetidas veces cuando lo necesitaba. Poco a poco la vecina se conmovió por esta amabilidad y con el tiempo aceptó un estudio bíblico a fin de aprender más acerca del Dios cuyos adoradores despliegan un amor tan desinteresado. Después de algún tiempo la señora china misma llegó a ser adoradora de Jehová, el Dios de la Biblia, y esto a pesar de la oposición muy severa de su esposo. Esta experiencia prueba que toda persona normal aprecia que se le trate con amabilidad y consideración. Y es solo natural y correcto que expresemos nuestro aprecio a alguien que nos muestre tal amabilidad. Después de todo, suponga que cierto amigo o amiga suyo le invitara a una comida suntuosa que haya requerido mucho tiempo, esfuerzo y dinero. Después de disfrutar de dicho banquete, ¿se le ocurriría a usted irse de la mesa sin decir siquiera una palabra de aprecio por la hospitalidad de su anfitrión? Bueno, pues, ¿qué hay del Creador? ¿Aprecia usted lo que él ha hecho por todos nosotros? w84 15/1 pág. 3 |
¿Por qué estar agradecidos al Creador? | Cuanto más conocemos a Aquel que hizo todas las cosas, más nos percatamos de que él es el Dador de “toda dádiva buena” (Santiago 1:17; Revelación 4:11). Tal como están las cosas, la mayoría de los que no manifiestan gratitud al Creador tratan de justificar su proceder afirmando que, puesto que ningún hombre Lo ha visto, no podemos estar seguros de que Él existe. Es cierto que el gran Creador es invisible para nosotros porque es un Espíritu, y nuestros ojos no pueden ver personas o cosas de la esfera de los espíritus (Juan 4:24). Pero el hecho de que el hombre no pueda ver al Creador no es realmente una razón válida para dar por sentadas Sus generosas provisiones y negarnos a reconocer que estamos endeudados con Él. Suponga que usted llegara a su casa un día y hallara que alguien le hubiera dejado una bolsa grande de frutas deliciosas. Que al día siguiente encontrara una canasta de hortalizas frescas, y que el día después usted recibiera algunos excelentes trozos de carne. Que eso continuara durante toda una semana, pero nunca se hubiera dejado una nota que identificara al dador. ¿Llegaría usted a la conclusión de que todas esas dádivas habían surgido “naturalmente”, solo porque no había visto a nadie dejar los comestibles? En lugar de eso, ¿no haría usted una investigación diligente entre sus amigos y parientes para tratar de identificar al bondadoso dador y expresarle aprecio sincero? Algo parecido sucede en el caso de nuestro Creador. Aunque él es invisible a los ojos humanos, su amor, bondad y generosidad hacia la humanidad quedan bien demostrados mediante su maravillosa creación, que satisface nuestras necesidades en todos los aspectos. Como el apóstol Pablo señaló a los habitantes de la antigua Listra: “Verdaderamente, [Dios] no se dejó a sí mismo sin testimonio por cuanto hizo bien, dándoles lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando sus corazones por completo de alimento y de alegría” (Hechos 14:17). Así que es simplemente justo que reconozcamos lo endeudados que estamos con el Creador y que dependemos de Sus provisiones para la vida. Además, ¿no deberíamos buscarlo con mayor diligencia que la que mostraríamos para hallar al desconocido dador de dádivas de nuestra ilustración? (Hechos 17:26, 27.) w84 15/1 págs. 4-6 |
Apostasía
Por que no leer literatura apostata | 10 Cuando otra persona nos dice: ‘No leas esto’, o: ‘No escuches aquello’, puede que pasemos por alto su consejo. Pero recuerde, en este caso Jehová es el que nos dice en su Palabra lo que tenemos que hacer. Y ¿qué dice él acerca de los apóstatas? “Que los eviten” (Romanos 16:17, 18); “que cesen de mezclarse en la compañía” de ellos (1 Corintios 5:11); y que “nunca [los] reciban en casa ni [les] digan un saludo” (2 Juan 9, 10). Estas son palabras enfáticas, instrucciones claras. Si, por curiosidad, leyéramos la literatura de alguien que supiéramos que es apóstata, ¿no sería lo mismo que invitar a este enemigo de la adoración verdadera a nuestra casa, a que se sentara con nosotros y nos explicara sus ideas apóstatas? 11 Sirva lo siguiente de ilustración: Suponga que su hijo adolescente recibiera literatura pornográfica por correo. ¿Qué haría usted? Si él se viera tentado a leerla solo por curiosidad, ¿le diría usted: ‘Sí, hijo, léela. No te perjudicará. Desde la infancia te hemos enseñado que la inmoralidad es mala. Además, tienes que enterarte de lo que está pasando en el mundo para que veas que en realidad es malo’? ¿Razonaría usted de esa manera? ¡Por supuesto que no! Más bien, con toda seguridad le señalaría los peligros de leer literatura pornográfica y le diría que la destruyera. ¿Por qué? Porque no importa cuán fuerte esté la persona en la verdad, si alimenta su mente de ideas pervertidas como las que se hallan en este tipo de literatura, su mente y su corazón se verán afectados. Un persistente deseo incorrecto sembrado en las partes recónditas del corazón puede, con el tiempo, crear un apetito sexual pervertido. ¿Con qué resultado? Santiago dice que cuando el deseo incorrecto se hace fecundo da a luz el pecado, y el pecado conduce a la muerte. (Santiago 1:15.) De modo que, ¿por qué empezar esta reacción en cadena? 12 Bien, si nosotros actuaríamos tan decididamente para proteger a nuestros hijos de la pornografía, ¿no esperaríamos que nuestro amoroso Padre celestial, de modo similar, nos advirtiera y protegiera de la fornicación espiritual, como la apostasía? Él nos dice: ¡Manténganse alejados de ella! 13 Pero supongamos que estamos predicando las buenas nuevas y la gente nos hace preguntas o presenta objeciones similares a las de los opositores. Por supuesto, si la persona no es sincera y solamente quiere discutir, por lo general lo mejor es excusarnos y marcharnos a la siguiente puerta. Pero si sinceramente inquiere sobre ciertas alegaciones de los apóstatas, ¿qué puede hacerse? Primero, podemos preguntarle exactamente qué le preocupa. Puede que sean tan solo uno o dos puntos. Entonces, podemos centrarnos en ellos y contestar a la persona basando nuestra respuesta en las Escrituras, en las publicaciones de la Sociedad y en nuestro propio conocimiento del tema en cuestión. No debemos concluir que necesitamos leer un libro o folleto repleto de calumnias y medias verdades para refutar las falsas alegaciones y enseñanzas de los opositores w86 15/3 págs. 13-14 |
15 No sería prudente que un cristiano hiciera una práctica de escuchar propaganda religiosa falsa por radio o televisión, ni hacer que literatura de esa clase entre con regularidad en su casa, pensando que esto lo equiparía para refutar enseñanzas no bíblicas. Tampoco sería provechoso estudiar crítica textual, pensando que esto lo ayudaría a hablar inteligentemente a los que descreen la Biblia. Para poder hablar bien, uno no estudia mala gramática sino, más bien, estudia las reglas de la buena gramática. Si uno conoce la buena gramática, lo incorrecto resaltará. Así mismo, si uno estudia la verdad de la Palabra de Dios, lo falso resaltará. Al que tiene un conocimiento exacto de la Palabra de Dios no le es problema alguno refutar ideas religiosas falsas. Pero es peligroso alimentar uno su mente de enseñanza religiosa contraria a la Palabra de Dios. El apóstol Pablo nos amonesta tocante a esto cuando dice: “Cuidado: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya por medio de la filosofía y del engaño vano según la tradición de los hombres, según las cosas elementales del mundo y no según Cristo.”—Col. 2:8; 1 Cor. 10:12. w74 15/8 500-1 | |
Biblia (uso y lectura)
Manejemos la palabra de la verdad correctamente 2 Timoteo 2:15 | Un critico de teatro al que no le había gustado mucho cierta pieza escribió en el periódico: “Si lo que busca es algo insustancial, no se pierda esta obra”. Mas adelante, los productores de la función insertaron en un anuncio estas palabras del critico: “¡No se pierda esta obra!” La cita, aunque exacta, estaba fuera de contexto; era una completa tergiversación. Esta anécdota ilustra la importancia que pudiera tener el contexto, pues sacar las palabras de su contexto puede distorsionar su sentido. Satanás, por ejemplo, deformo el significado de las escrituras cuando intento extraviar a Jesús (Mateo 4:1-11) En cambio, tener en cuenta el contexto de una declaración nos ayuda a obtener un entendimiento mas exacto de su significado. Por este motivo, cuando examinamos un versículo de la Biblia, es siempre prudente leer el pasaje en el que se encuentra a fin de comprender mejor sobre que hablaba el escritor. La atalaya de 1 Enero de 03 Pág. 27 |
Manejemos la palabra de Dios correctamente como si fuera una herramienta 2 Timoteo 2:15 | 1 Los trabajadores necesitan herramientas para efectuar su labor. Sin embargo, no se trata de tener cualquier herramienta: debe ser la mas precisa; además, hay que usarla del modo adecuado. Por ejemplo, si al construir un cobertizo desearos unir dos tablas, no seria suficiente disponer de un martillo y unos clavos; tendríamos que saber como introducir los clavos de madera sin que se doblaran, y si no supiéramos utilizar el martillo, nos resultaría difícil y hasta frustrante. Pero cuando las herramientas se manejan correctamente, los resultados son satisfactorios. 2 Como cristianos, tenemos un trabajo que hacer, una labor de primordial importancia. Jesucristo exhorto a sus discípulos a buscar primero el Reino. (Mateo 6:33) ¿Cómo lo logramos? Un modo es siendo celosos en la obra de predicar el Reino y hacer discípulos; otro es basando firmemente nuestro ministerio en la la palabra de Dios, y un tercer medio es nuestra conducta. (Mateo 24:14, 28:19, 20; Hechos 8:25, 1 Pedro 2:12) para cumplir nuestra comisión cristiana con la felicidad y eficacia, hemos de tener las herramientas adecuadas y saber manejarlas. A este respecto, el apóstol Pablo puso un ejemplo sobresaliente como obrero cristiano, y sus hermanos en la fe los estimulo a imitarlo. (1 Corintios 11:1; 15:10) 4 El apóstol Pablo era un trabajador modesto que comprendía que no podía confiar únicamente en su propia habilidad. Tal como el carpintero necesita un martillo, Pablo necesitaba la herramienta apropiada para inculcar la verdad de Dios en el corazón de sus oyentes. ¿Cuál fue su principal herramienta? La palabra de Dios, las Santas Escrituras. De igual manera, la Biblia en su totalidad es nuestra principal herramienta para hacer discípulos. 8 Los actuales proclamadotes del Reino contamos con herramientas que Pablo no tuvo a su alcance durante su ministerio. Entre ellas figuran libros, revistas, folletos, hojas sueltas, tratados, casetes y videocintas. (…) La Atalaya de 15 de noviembre de 2003 Pág. 8 |
Tenemos que aprender la gramática de la Biblia | ¿HA INTENTADO alguna vez aprender otro idioma? Si así es, sin duda concordará en que es una tarea difícil, pues implica más que solo aprender nuevas palabras. Dominar un idioma también implica conocer bien su gramática. Hay que entender la relación entre unas palabras y otras, y cómo se combinan para formar ideas completas. 2 Algo parecido sucede cuando adquirimos conocimiento de la Palabra de Dios. Implica más que sencillamente aprender ciertos textos bíblicos. También tenemos que aprender la gramática de la Biblia, por decirlo así. Hay que comprender cómo los textos se relacionan unos con otros y cómo constituyen principios que pueden aplicarse a la vida diaria. De este modo llegaremos a ser ‘enteramente competentes y estaremos completamente equipados para toda buena obra’. (2 Timoteo 3:17.) w95 15/6 pág. 18 |
Postes indicadores en la carretera de la vida | SI SE desplazara por una carretera o un sendero que no conoce, ¿consideraría que los postes indicadores son obstáculos? ¡Claro que no! Seguramente los vería como una ayuda para no desviarse de la ruta que le conduce a su destino. ¿Qué puede decirse de la carretera de la vida? ¿Es posible recorrerla con éxito sin postes indicadores? Un profeta de Dios de la antigüedad reconoció las limitaciones que la humanidad tiene al respecto. Dijo: “Ya lo sé, Señor, que el hombre no es dueño de sus caminos, que nadie puede establecer su propio curso” (Jeremías 10:23, Biblia del Peregrino). Entonces, ¿dónde puede encontrarse la dirección necesaria? La fuente segura de tal guía es el Creador del hombre, y la señalización figurada está en la Biblia. Mediante su Palabra, Jehová dice: “Tus propios oídos oirán una palabra detrás de ti que diga: ‘Este es el camino. Anden en él’, en caso de que ustedes se fueran a la derecha o en caso de que se fueran a la izquierda” (Isaías 30:21). En efecto, la Palabra de Dios nos da indicaciones fiables para todo aspecto de la vida (Isaías 48:17; 2 Timoteo 3:16, 17). Lamentablemente, la mayor parte de la humanidad transita por la vida sin prestar atención a las instrucciones divinas (Mateo 7:13). Pero los postes indicadores continúan en su lugar. ¿Les hará caso usted mientras circula por la carretera de la vida? w98 1/10 pág. 32 |
Una lección de los navegantes | NAVEGAR a solas en mar abierto resulta agotador. Es fácil que, como consecuencia del efecto entorpecedor del cansancio, el marinero rebase peligrosamente el límite de su aguante, de modo que cometa errores y tome malas decisiones. Por tal motivo, los navegantes reconocen la utilidad del ancla. Esta permite al marinero fatigado descansar y recuperarse sin que la embarcación se vaya peligrosamente a la deriva. Al mismo tiempo, el ancla mantiene la proa de cara al viento y a las olas, y hace que la nave esté en la posición más estable. Igual que los marineros se enfrentan a muchos peligros en el mar, los cristianos hacen frente a las presiones constantes de este mundo y sienten la necesidad de descansar. De hecho, Jesús recomendó en una ocasión a sus discípulos: “Vengan, ustedes mismos, en privado, a un lugar solitario, y descansen un poco” (Marcos 6:31). Hoy día, algunos quizá se vayan de viaje unas semanas o salgan un fin de semana para divertirse y descansar con su familia. Tales ocasiones son reparadoras y vigorizantes. Ahora bien, ¿cómo podemos asegurarnos de estar a salvo espiritualmente en esos momentos? ¿Qué puede servirnos de ancla espiritual que nos ayude a no irnos a la deriva y mantener la estabilidad? Jehová ha puesto generosamente a nuestra disposición lo que necesitamos. Se trata, ni más ni menos, de su Santa Palabra, la Biblia. Leerla a diario nos ayuda a estar cerca de Jehová y a no separarnos nunca de él. Su consejo nos estabiliza y nos permite resistir las tentaciones de Satanás y su mundo. Mantener un programa regular de lectura bíblica, incluso cuando nos hemos salido de nuestra rutina cotidiana, nos sirve de anclaje espiritual (Josué 1:7, 8; Colosenses 2:7) El salmista nos recuerda que “feliz es el hombre” cuyo “deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja” (Salmo 1:1, 2). El “feliz” resultado que obtendremos de leer la Palabra de Dios a diario será que nos sentiremos verdaderamente repuestos y vigorizados, preparados para seguir adelante en el rumbo trazado para el cristiano. w00 15/8 pág. 32 |
La verdad es semejante a una florecilla | El primer número de esta revista, de julio de 1879, se expresó de este modo: “La verdad, como una modesta florecilla en el desierto de la vida, está rodeada y casi asfixiada por el lujuriante crecimiento de las malas hierbas del error. Si aspira a encontrarla, debe permanecer alerta; si quiere ver su belleza, debe apartar las malas hierbas del error y las zarzas de la intolerancia; si desea poseerla, es preciso doblarse para tomarla. No se conforme con una sola flor de la verdad. De haber bastado con una, no habría más. Siga recogiendo; siga buscando”. La lectura y el estudio de la Palabra de Dios nos permiten adquirir conocimiento exacto y andar en su verdad. (Salmo 86:11.) w96 15/5 pág. 15 |
¡Usted puede hallar riquezas que valen más que el oro! | LAS verdades bíblicas pueden asemejarse a oro, plata u otros tesoros escondidos. Aunque usted quizás nunca haya buscado oro ni plata literales, probablemente reconozca que tal búsqueda requiere mucho trabajo duro y persistencia. Y en muchas ocasiones el buscador queda decepcionado. Sin embargo, nunca se sufre tal decepción cuando uno busca tesoros escondidos en la Biblia. Note la siguiente garantía animadora: “Si sigues buscando esto como a la plata, y como a tesoros escondidos sigues en busca de ello, en tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios”. (Proverbios 2:4, 5.) Pero uno tiene que buscar. w90 15/9 pág. 3 |
La Biblia nos ayuda a hallar seguridad en un mundo peligroso | CAMINAR por un campo minado puede significar la muerte. ¿No sería distinto si poseyéramos un mapa en el que estuviese señalada la ubicación de las minas? Supongamos, además, que se nos hubiera enseñado a distinguir los diversos tipos de minas que existen. Es obvio que tal conocimiento reduciría en gran medida el riesgo de quedar lisiados o morir. La Biblia es comparable a ese mapa y a la preparación para identificar las minas. Contiene sabiduría sin igual que sirve para eludir los peligros y afrontar los problemas de la vida. Fijémonos en la tranquilizadora promesa de Proverbios 2:10, 11: “Cuando la sabiduría entre en tu corazón y el conocimiento mismo se haga agradable a tu mismísima alma, la capacidad de pensar misma te vigilará, el discernimiento mismo te salvaguardará”. La sabiduría y el discernimiento que se mencionan en este texto no proceden del hombre, sino de Dios. “En cuanto al que [...] escucha [la sabiduría divina], él residirá en seguridad y estará libre del disturbio que se debe al pavor de la calamidad.” (Proverbios 1:33.) Veamos cómo contribuye la Biblia a nuestra seguridad y cómo nos ayuda a evitar muchos problemas. w01 1/2 pág. 4 |
La Biblia es una luz espiritual para nuestro camino Salmo 119:105 | Al igual que un automóvil necesita faros para ir en una noche cerrada por una carretera de montaña sinuosa, los seres humanos necesitan luz para iluminar su camino. La luz espiritual puede asemejarse a buenos faros que iluminan el camino para que la gente pueda ver claramente por dónde va. ¿De dónde proviene esa luz espiritual? ¿Y quién la refleja hoy día? g92 22/5 pág. 32 |
La Biblia | LAS ‘palabras de Jehová’ puestas por escrito pueden asemejarse a aguas de la verdad juntadas en un notable depósito de documentos inspirados. si pág. 305 |
Necesitamos la guía y las instrucciones de Dios | El orden y el diseño que se ven en nuestro universo prueban que existe un Gran Diseñador. También es patente que el cuerpo humano no fue diseñado sencillamente para existir, sino también para disfrutar de la vida. Nuestros ojos ven los colores, no solo el blanco y el negro. Por lo tanto, podemos disfrutar de ver el color de las flores, una puesta del Sol o el arco iris. Nuestros sentidos del gusto y el olfato añaden deleite a la vida. Por lo tanto, el Originador de la vida deseaba que aprovecháramos de la mejor manera la vida. Pero, ¿qué se necesita para alcanzar tal felicidad duradera? Suponga que alguien le regalara una cámara fotográfica costosa sin las instrucciones en cuanto a cómo usarla. Pues bien, la cámara es capaz de tomar excelentes fotografías. Sin embargo, aun si lograra colocar la película en la cámara sin tener las instrucciones, usted pudiera dañar toda la película fotográfica por no saber cómo utilizar la cámara. Usted necesita las instrucciones del fabricante. De modo parecido necesitamos la guía y las instrucciones de Dios. Para que podamos obtener verdadera satisfacción de la vida que hemos recibido de Dios, necesitamos saber cómo dirigir nuestra vida, cómo tomar decisiones sabias. El seguir un método de tanteo y error solo resulta en daño emocional... y a menudo en una vida malgastada. Pero, ¿dónde pueden hallarse tales instrucciones procedentes de Dios? Por medio de investigar, muchas personas llegan a estar plenamente convencidas de que esa información se halla en el libro de mayor venta del mundo... la Biblia. La información que ésta contiene fue producida por inspiración de Dios y contiene Sus pensamientos. (2 Tim. 3:16) g81 22/11 pág. 4 |
La evolución o la Biblia | Compare las declaraciones hechas por los creyentes en la Biblia y por los creyentes en la evolución con lo que realmente usted ha experimentado en la vida. No se le puede pedir que crea lo increíble. Para ilustrar, si una catedral famosa fue construida hace varios siglos, usted no presenció personalmente su construcción. Pero suponga que alguien le dijera que llegó a existir por sí misma... ¿creería eso? Por supuesto que no. Semejante declaración iría en contra de todo lo que usted ha observado personalmente en la vida. Es igual con la ‘construcción’ del hombre. Nosotros no estuvimos cuando el hombre apareció por primera vez. Si los evolucionistas le piden que crea que el hombre llegó a existir sin un Hacedor, ¿le parece consistente eso? Sabemos que toda cosa hecha tiene un hacedor; la experiencia nos ha enseñado eso. Además, sabemos que en la actualidad la humanidad se enfrenta a problemas desafiantes. ¿Qué es lo que ayudará mejor a las personas a hacer frente a estos problemas... creer en la evolución o creer en la Biblia? El saber eso nos puede ayudar a saber cuál debemos creer. g74 22/1 pág. 23 |
Se corrigen los errores de los copistas | Supongamos que se pidiera a 100 personas que copiaran a mano un documento extenso. Sin lugar a dudas, por lo menos algunos copistas cometerían errores, aunque no todos incurrirían en los mismos. Si se compararan minuciosamente las 100 copias, podrían aislarse los errores y determinar el texto exacto del original aun sin haberlo visto. Así mismo, no todos los copistas de la Biblia cometieron las mismas equivocaciones. Con los miles de manuscritos bíblicos que ahora pueden someterse a análisis comparativo, los críticos textuales han logrado aislar los errores, determinar el texto original y anotar las correcciones precisas. El fruto de su estudio cuidadoso son los textos maestros en los idiomas originales. Estas ediciones depuradas de los textos hebreo y griego recogen las palabras que, a juicio de la mayoría de los expertos, formaron parte del texto original, y suelen incluir al pie de la página todas las variantes o lecturas alternativas que hay en los manuscritos. Los traductores de la Biblia utilizan las ediciones depuradas de los críticos textuales para traducir la Biblia a los idiomas actuales. De modo que cuando leemos una versión moderna de la Biblia, tenemos fundadas razones para confiar en que los textos hebreo y griego que toma como base reflejan con notable fidelidad las palabras de los escritores originales de la Biblia. La historia de la supervivencia de la Biblia tras haberse copiado a mano durante milenios es realmente extraordinaria. Por esa razón, sir Frederic Kenyon, quien fue por mucho tiempo conservador del Museo Británico, dijo: “Hay que hacer especial hincapié en la seguridad sustancial del texto de la Biblia. [...] No es posible decir lo mismo de ningún otro libro antiguo del mundo”. ba pág. 9 |
El espíritu de Jehová guió los pensamientos de los hombres que escribieron la Biblia | 9 Para el mundo en general, aun para miembros de las iglesias de la cristiandad, la expresión “Palabra de Dios” usada con referencia a la Biblia significa muy poco. Ellos quizás crean que la Biblia es un libro que hombres devotos escribieron acerca de Dios, pero no que en realidad se haya originado de Dios. Sin embargo, la Biblia misma dice que “toda Escritura es inspirada de Dios.” También, que “la profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo.” (2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1:21) Esto significa que, aunque se utilizó a varios hombres para que hicieran la mayor parte de la escritura misma, la Biblia tiene un solo Autor, Jehová Dios. Por medio de su espíritu él comunicó mensajes o visiones a la mente de sus profetas, y ellos entonces los escribieron. ¿Cómo se hizo esto? 10 En algunos casos la información se comunicó por dictado. Por medio de un representante angelical Jehová le dijo a Moisés: “Escríbete estas palabras, porque es en conformidad con estas palabras que de veras celebro yo un pacto contigo y con Israel.” (Éxo. 34:27; Heb. 2:2) Moisés registró exactamente lo que se le dijo. 11 No obstante, en otros casos parece manifiesto que a los escritores de la Biblia se les permitió usar cierta cantidad de iniciativa personal en cuanto al estilo de escritura. El espíritu de Jehová guió sus pensamientos, pero el modo de expresión reflejó hasta cierto grado las características de los escritores. (Ecl. 12:10; 2 Sam. 23:1, 2) En nuestro propio día es práctica común el que un administrador de algún negocio dirija a su secretario o secretaria a escribir una carta, aunque no necesariamente especifique la fraseología que se ha de usar. El secretario o la secretaria efectúa la escritura misma, siguiendo cuidadosamente las instrucciones que se le han dado y usando las expresiones que sabe, por experiencia, que están en armonía con la manera en que el administrador hace las cosas. La carta completa, firmada por el administrador, recibe reconocimiento como procedente de él. 12 ¿Debería ser difícil para nosotros comprender que Dios, aunque invisible a sus siervos, haya podido comunicar mensajes o visiones a la mente de ellos? (Hech. 28:25; Eze. 1:1-3) No consideramos fuera de lo usual poner la radio y escuchar la voz de alguien a quien no podemos ver, y que está a muchos kilómetros de distancia. Cuando los astronautas estuvieron en órbita alrededor de la Luna, ellos transmitieron tanto mensajes como cuadros visuales a la Tierra, y éstos fueron recibidos con notable claridad. ¿Cómo hacen estas cosas los hombres? Simplemente usando leyes que Jehová mismo ya había puesto en función. 13 Por eso, la idea de que Dios pueda comunicarse con el hombre desde la región invisible no es de ningún modo irrazonable. El hecho de que escritores que estaban aquí en la Tierra efectuaran la escritura misma tampoco prueba que lo que ellos escribieron no fue verdaderamente de Dios. Sin embargo, hay que reconocer que el mero hecho de que estas cosas podrían ser no prueba en sí mismo que la Biblia sea de Dios. w72 15/11 696-7 &9-13 |
¿Qué les pasó a esos versículos? | En el siglo dieciséis, Erasmo solo tenía unos cuantos manuscritos griegos de fecha tardía con los cuales trabajar. Pero no ha sucedido así en los siglos diecinueve y veinte. Durante este tiempo se han descubierto miles de antiguos manuscritos y fragmentos griegos. Para 1973, el total de manuscritos griegos conocidos era de 5.338, y se siguen hallando más. Varios de los principales manuscritos de la Biblia en griego, tales como el Códice del Sinaí y el Códice del Vaticano, se remontan al siglo cuarto. Algunos son más antiguos todavía. Por ejemplo, un fragmento del evangelio de Juan data de alrededor de 125 E.C. A medida que la pequeña corriente de manuscritos griegos antiguos que se iban descubriendo se convirtió virtualmente en una inundación, los doctos y eruditos pudieron compararlos con ojo crítico. Este criticismo textual no se debe confundir con la “alta crítica,” que tiende a restar respeto a la Biblia como la Palabra de Dios. El criticismo textual envuelve una comparación cuidadosa de todos los manuscritos de la Biblia conocidos, con el fin de determinar la lectura verdadera u original y eliminar cualesquier añadiduras. Para ilustrar cómo funciona esto, imagínese lo que sucedería si usted quisiera que 200 personas hicieran una copia manuscrita de un escrito hecho del puño y letra de alguien. La mayoría de estas personas cometería errores, algunos de poca importancia y otros más significativos. Pero no todos cometerían los mismos errores. Entonces, si un individuo alerta tomara las 200 copias y las comparara, podría aislar o determinar los errores. Un error en uno o dos saltaría a la vista debido a que no estaría en los demás 198 que tendrían la lectura correcta. Así, con esfuerzo, este individuo podría salir con un escrito exacto del documento original aunque nunca lo hubiese visto. w78 1/10 13 |
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