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Doctrina Social De La Iglesia


Enviado por   •  5 de Febrero de 2014  •  2.288 Palabras (10 Páginas)  •  553 Visitas

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1) ¿Qué y cuáles son los principios de la Doctrina social de la Iglesia?

Los principios de la doctrina social, en su conjunto, constituyen la primera articulación de la verdad de la sociedad, que interpela toda conciencia y la invita a interactuar libremente con las demás, en plena corresponsabilidad con todos y respecto de todos. Los principios de la doctrina social son: la dignidad de la persona humana, del bien común, de la subsidiaridad y de la solidaridad, el destino universal de los bienes, participación, los valores fundamentales de la vida social y la vía de la caridad.

2) ¿Qué es la dignidad de la persona?

Se parte del hecho de que todo ser humano es único, irrepetible e inteligente, con voluntad libre, sujeto de derechos y deberes, con destino trascendente y, por lo tanto, dignidad eminente. Es el origen, centro y fin de toda la vida social y económica.

3) ¿Qué nos dice el principio del bien común?

El conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección.

4) ¿Qué nos indica el destino universal de los bienes?

Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad. Todo hombre debe tener la posibilidad de gozar del bienestar necesario para su pleno desarrollo.

5) ¿Cuál es el principio de la subsidiariedad?

Conforme a este principio, todas las sociedades de orden superior deben ponerse en una actitud de ayuda (« subsidium ») —por tanto de apoyo, promoción, desarrollo— respecto a las menores. De este modo, los cuerpos sociales intermedios pueden desarrollar adecuadamente las funciones que les competen, sin deber cederlas injustamente a otras agregaciones sociales de nivel superior, de las que terminarían por ser absorbidos y sustituidos y por ver negada, en definitiva, su dignidad propia y su espacio vital.

6) ¿Qué valor le otorga a la participación la Doctrina s. de la I.? ¿Por qué?

La participación no puede ser delimitada o restringida a algún contenido particular de la vida social, dada su importancia para el crecimiento, sobre todo humano, en ámbitos como el mundo del trabajo y de las actividades económicas en sus dinámicas internas, la información y la cultura y, muy especialmente, la vida social y política hasta los niveles más altos, como son aquellos de los que depende la colaboración de todos los pueblos en la edificación de una comunidad internacional solidaria. Desde esta perspectiva, se hace imprescindible la exigencia de favorecer la participación, sobre todo, de los más débiles, así como la alternancia de los dirigentes políticos, con el fin de evitar que se instauren privilegios ocultos; es necesario, además, un fuerte empeño moral, para que la gestión de la vida pública sea el fruto de la corresponsabilidad de cada uno con respecto al bien común.

7) ¿Qué es la solidaridad? ¿Por qué es un principio social y a la vez una virtud moral?

La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida. Vinculación e interdependencia recíproca de las personas para la realización convergente del bien común.

Es un principio social y virtud moral porque:

La solidaridad debe captarse, ante todo, en su valor de principio social ordenador de las instituciones, según el cual las « estructuras de pecado», que dominan las relaciones entre las personas y los pueblos, deben ser superadas y transformadas en estructuras de solidaridad, mediante la creación o la oportuna modificación de leyes, reglas de mercado, ordenamientos.

La solidaridad es también una verdadera y propia virtud moral, no « un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos ». La solidaridad se eleva al rango de virtud social fundamental, ya que se coloca en la dimensión de la justicia, virtud orientada por excelencia al bien común, y en « la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a "perderse", en sentido evangélico, por el otro en lugar de explotarlo, y a "servirlo" en lugar de oprimirlo para el propio provecho

8) ¿Cuáles son los valores fundamentales de la vida social?

La verdad, la libertad, la justicia, el amor. Su práctica es el camino seguro y necesario para alcanzar la perfección personal y una convivencia social más humana. La verdad, buscada continuamente, respetada y atestiguada responsablemente; la libertad, signo de la sublime dignidad de cada persona humana, ejercida responsablemente y enfocada a la contribución de todos al bien común; la justicia, constante y firme voluntad de dar a cada uno lo que le es debido y abierta al horizonte de la solidaridad y del amor; y el amor fraterno, del cual brotan, se nutren y desarrollan la verdad, la libertad y la justicia.

9) ¿Qué es la caridad? Y ¿por qué la Doctrina s. de la I. le otorga un valor superlativo?

La caridaddebe ser reconsiderada en su auténtico valor de criterio supremo y universal de toda la ética social. La caridad es poseer en nosotros el amor de Dios. Es amar como Dios ama, con su intensidad y con sus características.

Se le otorgo el valor superlativo porque dentro de el se encuentran todos los demás y es el valor que refleja directamente el amor incondicional.

10) ¿Qué nos indica la Iglesia respecto a los bienes materiales y la riqueza? ¿Qué significa para la Doctrina social la pobreza?

En el Antiguo Testamento se encuentra una doble postura frente a los bienes económicos y la riqueza. Por un lado, de aprecio a la disponibilidad de bienes materiales considerados necesarios para la vida: en ocasiones, la abundancia —pero no la riqueza o el lujo— es vista como una bendición de Dios. En la literatura sapiencial, la pobreza se describe como una consecuencia negativa del ocio y de la falta de laboriosidad (cf. Pr 10,4), pero también como un hecho natural (cf. Pr 22,2). Por otro lado, los bienes económicos y la riqueza no son condenados en sí mismos, sino por su mal uso. La tradición profética estigmatiza las estafas, la usura, la explotación, las injusticias evidentes, especialmente con respecto a los más pobres. Esta tradición,

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