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EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS


Enviado por   •  17 de Marzo de 2015  •  1.585 Palabras (7 Páginas)  •  359 Visitas

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CAPITULO I

EL HOMBRE ES “CAPAZ” DE DIOS

CEC 27 - 49

Es necesario tener en cuenta el término “Misterium Tremendum et Fascinans”, esto es, la admiración del hombre frente a esa realidad sobrenatural y frente al deseo de participar de su Ser y de su grandeza.

I. El deseo de Dios

<27>Ser capaces de Dios significa que, a pesar de la infinita distancia que nos separa de nuestro Padre y Creador, existe un punto de comunión que Él mismo ha querido respecto de nosotros. Tal punto, en realidad, lo expresa el relato sacerdotal de la creación del hombre “e insufló el Señor Dios aliento vital al hombre” (Gn 2, 7). Con esta imagen bíblica, la tradición cristiana ve cómo Dios ha llamado al hombre a participar de Su misma vida divina; lo hace capax, es decir, capaz de recibir y aceptar y gozar del don del Ser de Dios de modo participado.

Según se expresa el Catecismo, Dios atrae al hombre hacia Sí y le busca por medio de este deseo ínsito en lo profundo del ser. Y no sólo eso; además le descubre su vocación más alta: la comunión con Él. Este aspecto, junto con lo que se desprende del propio texto citado antes, conforman los aspectos más radicales de nuestra vocación: ser imagen de Dios, reproducir esta imagen, como una meta a la que debemos tender. Y ello, en última instancia, para alcanzar nuestra vocación última, la communio Deo.

<28> “El hombre es un ser religioso”. Este hecho se expresa, dice el Catecismo, en la variada y múltiple forma en la que los hombres de todos los tiempos han vivido esta dimensión, ya sea por medio de rituales, sacrificios, oraciones etc. Junto a esto viene a colación otro aspecto importante que se desprende de aquí, y que es la cuestión de la dimensión transcendente del hombre. El hecho de la transcendencia de la naturaleza humana debe ser situado en la estructura ontológica de esta misma naturaleza. Si el hombre es un ser religioso esto no puede ser entendido como derivado de una opción individual de la subjetividad humana. Una cosa es nuestro ser religioso –naturaleza transcendente y religiosa de la naturaleza humana- y otra la elección personal del creo en que se desarrollará esa dimensión religiosa. Esta búsqueda infinita de Dios, la sed insaciable de nuestro corazón, la necesidad de dar una respuesta al problema del sentido de la vida y al problema de la muerte y nuestro destino eterno son cuestiones que de ningún modo arrancan de una cultura sino de lo más profundo del ser humano.

<29> Y ¿por qué tanto ateísmo e indiferentismo religioso, en todos los tiempos, pero especialmente en nuestra época?. Esta pregunta abarca mucho, pero el número citado da algunas razones interesantes: “la rebelión contra el mal en el mundo, la ignorancia o la indiferencia religiosas, los afanes del mundo y de las riquezas (cf. Mt 13, 22), el mal ejemplo de los creyentes, las corrientes de pensamiento hostiles a la religión, y finalmente esa actitud del hombre pecador que, por miedo, se oculta de Dios (cf. Gn 6, 8-10) y huye ante su llamada”.

Necesitamos tener en cuenta que, Dios no deja de buscarnos a pesar de nuestro extravío o indiferencia. No obstante, se nos recuerda que la búsqueda de Dios debe implicar a toda la persona, inteligencia y voluntad, pasión y deseo, de lo contrario no nos encontraremos con el Dios vivo de la historia de la salvación. Con todo, Dios nos hizo para Sí y nuestro corazón anda inquieto hasta que descanse en Él (cf. San Agustín, Confesiones I, 1, 1,).

II. Respecto a las vías de acceso al conocimiento de Dios

<31> El hecho de ser creados a imagen y semejanza de Dios, manifiesta nuestro ser “contingente”, más es necesario como seres racionales creados tener “pruebas de la existencia de Dios”

31 Creado a imagen de Dios, llamado a conocer y amar a Dios, el hombre que busca a Dios descubre ciertas "vías" para acceder al conocimiento de Dios. Se las llama también "pruebas de la existencia de Dios", no en el sentido de las pruebas propias de las ciencias naturales, sino en el sentido de "argumentos convergentes y convincentes" que permiten llegar a verdaderas certezas. Las vías para conocer a dios, están a nuestro alcance, en la creación: como lo menciona el CEC tienen como punto de partida la creación: el mundo material y la persona humana.

<32> El mundo: A partir del movimiento y del devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo se puede conocer a Dios como origen y fin del universo. (CEC)

<33>El hombre: Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre

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