EL ROSARIO
Enviado por Kinghunter • 21 de Febrero de 2015 • 2.284 Palabras (10 Páginas) • 214 Visitas
EL ROSARIO:
Es la devoción mariana que ha gozado de más preferencias en la piedad popular y ha sido más recomendada por la Iglesia. Consiste en meditar veinte episodios o misterios de la vida, pasión y muerte de Cristo (incluyendo los Misterios Luminosos sugeridos por el Papa Juan Pablo II.) relacionados con Santa María, intercalando en cada misterio un Padre Nuestro y diez Aves Marías. El rosario, además de cultivar, orientar y alimentar nuestra fe en Cristo nos ayuda a profundizar la trascendencia del hecho guadalupano y nos permite sentir la presencia amorosa de Nuestra Madre para su pueblo mexicano.
“El Rosario nos transporta místicamente junto a María, dedicada a seguir el crecimiento humano de Cristo en la casa de Nazaret. Eso le permite educarnos y modelarnos con la misma diligencia, hasta que Cristo “sea formado” plenamente en nosotros (cfr. Gál. 4,19)”. (El Rosario de la virgen María n. 15)
GUÍA PARA PRACTICAR ESTA DEVOCIÓN:
† Por la Señal de la Santa Cruz † de nuestros enemigos, † líbranos Señor, Dios nuestro.
† En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor Jesucristo, que por mi amor quisiste nacer en un pesebre y morir en la cruz, ¡qué grande ha sido mi deslealtad! ¡qué grande mi atrevimiento cada vez que he faltado a tu ley de amor! Tú, Señor, mostrándote misericordioso conmigo te manifiestas Dios, pues en tu ser infinito cabe infinita bondad. Imploro tu perdón tanto más necesario cuanto más pecador me confieso.
¡Perdón, Señor mío! Te ofendí y al considerarlo siento gran tristeza, pero al verte en la cruz, mi confianza renace, por eso, desde el fondo de mi alma, te digo como el salmista: ¡Apiádate de mi Dios mío según tu gran misericordia! Amén.
OFRECIMIENTO:
Acuérdate, ¡Oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido desamparado de ti. Animado por esta confianza, a ti acudo, oh Madre, Virgen de Vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. Oh Madre de Dios, no deseches mis súplicas, antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén.
PADRE NUESTRO:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA:
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA:
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
JACULATORIAS:
V. Mi corazón en amarte eternamente se ocupe.
R. Y mi lengua en alabarte, Madre mía de Guadalupe.
V. San Juan Diego, predilecto de María.
R. Oye benigno mi ruego y sé tú mi protector y guía.
LOS MISTERIOS GOZOSOS: (lunes y sábado).
La Encarnación del Hijo de Dios.
La visita de la Santísima Virgen a su prima santa Isabel.
El nacimiento del Hijo de Dios en Belén.
La presentación del niño Jesús al templo.
El niño Jesús perdido y encontrado en el templo.
LOS MISTERIOS DOLOROSOS: (martes y viernes).
La oración en el huerto de los olivos.
La flagelación del Señor.
La coronación de espinas.
Jesús con la cruz a cuestas.
Jesús muere en la cruz.
LOS MISTERIOS GLORIOSOS: (miércoles y domingo).
La Resurrección del Señor.
La ascensión del Señor a los cielos.
La venida del Espíritu Santo.
La asunción de la Santísima Virgen María a los cielos.
La coronación de la Virgen María como Reina de cielos y tierra.
LOS MISTERIOS LUMINOSOS: (jueves).
El Bautismo de Jesús en el Jordán.
La Autorevelación de Jesús en las Bodas de Caná.
Jesús anuncia el Reino de Dios y nos invita a la conversión.
La transfiguración del Señor.
La institución de la Eucaristía como expresión sacramental del Misterio Pascual.
EN CADA MISTERIO DEL SANTO ROSARIO SE REZA UNA PLEGARIA: Primer Misterio: Primera Plegaria, Segundo Misterio: Segunda Plegaria, y así sucesivamente.
PRIMERA PLEGARIA:
Madre nuestra, te suplicamos que en las horas amargas de la vida, cuando la angustia y la aflicción nos lastimen, sepamos escuchar en lo íntimo del alma tu voz consoladora, como el dichoso Juan Diego en el Tepeyac. Concede a quienes contemplamos con fe tu bendita imagen de Guadalupe gozar por anticipado la felicidad que en la casa del Padre nos espera, a cambio de lo cual aceptamos sobrellevar con firmeza los trabajos que Dios nos enviare. Amén.
Rezar: Padre Nuestro – 10 Aves Marías – Gloria al Padre... – Mi corazón en amarte... – San Juan Diego...
SEGUNDA PLEGARIA:
Madre de Dios y Madre nuestra, te pedimos que así como en el Tepeyac te dignaste salir al encuentro de Juan Diego temeroso y apocado que te rehuía, te dignes asistirnos con tu presencia materna en el trance de la muerte y consolarnos en la agonía. De tu valiosa solicitud esperamos la dicha de contemplar a Dios tal y como es por toda la eternidad. Amén.
Rezar: Padre Nuestro – 10 Aves Marías – Gloria al Padre... – Mi corazón en amarte... – San Juan Diego...
TERCERA PLEGARIA:
Madre de todos los hombres, te suplicamos que así como consolaste a Juan Diego, abatido por la enfermedad que minaba la salud y fuerza de su tío, acudas en auxilio nuestro cuantas veces nos apartemos de la virtud y atentemos contra el amor. Madre Santa, que resuene en nuestros oídos aquel ¿A dónde vas, hijo mío?, que dijiste a Juan Diego y que al oírlo dejemos el camino de la mentira, del fraude, la irresponsabilidad y comencemos de nuevo a servir a Dios Amén.
Rezar: Padre Nuestro – 10 Aves Marías – Gloria al Padre... – Mi corazón en amarte... – San Juan Diego...
CUARTA PLEGARIA:
Madre de los mexicanos, te suplicamos que así como brotaron rosas frescas y fragantes en el árido Tepeyac y se imprimía tu divina imagen en la tilma de Juan Diego, te dignes hacer florecer
...