ENSAYO: “LA PROTECCION DE DIOS EN MEDIO DE PERSECUSIONES”

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Introducción

El tema del cual trata este ensayo, son las persecuciones que ha vivido a lo largo de los siglos el pueblo de Dios, producto de querer obedecer primero a Dios y después a los gobernantes y leyes del mundo.

Estas persecuciones vienen de parte de gente ególatra y opositora a la fe, pero de otro modo, vemos como la protección de Dios nunca se ha alejado de aquellos hombres y mujeres que son leales a Él y que lo reconocen siempre, dando testimonio de la Verdad.

Podemos fundamentar este tema en la persona de Daniel, un joven hebreo que honraba a Dios en todo, pero  que percibió la persecución de diferentes formas, mientras estuvo cautivo en Babilonia, donde por sus cualidades llegó a ser un empleado del rey. En tales métodos de acosos encontramos: divulgaciones verbales, falsas calumnias, ataques de violencia física y psicológica. Y utilizando términos actuales, se puede decir que experimento en carne y hueso la vulneración de sus derechos como persona libre en la sociedad. Esto último puede tener una retórica moderna, pero que se menciona de tal forma, que se pueda comprender en términos actuales los ataques que experimento el profeta.

“Daniel fue llevado a Babilonia en la primera invasión que sufrió Judá en el año 605 a.C. (1:1)”.^[1] Fue seleccionado bajo ciertos requisitos según dice el libro de su autoría en 1:4: “muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey”.^[2] Así fue como el profeta gozaba de una buena posición jerárquica, como jefe de los consejeros del rey, pero siempre guardando la fidelidad a su Dios antes que a los demás.

Sin embargo, esto llevo a poner a algunas personas en su contra, lo que insidió en las asechanzas que llegó a sufrir.

No obstante, la importancia de esto, es que Dios siempre le brinda su eterna protección a los que confían en Él. Así lo afirmó el rey Darío en ese entonces: “El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones”. (Daniel 6:27. RVR60). ^[3]

Desarrollo

        Es posible apreciar que siempre que una persona busca honrar a Dios, habrá ciertos peligros que soportar, pero en ellos Dios siempre obrará en misericordia y protección hacia los suyos, porque conoce los corazones de cada uno.

Pasando a otro asunto, pero a su vez ligado a las políticas humanas y no teocráticas. En el marco de la legalidad que viven los cristianos en Chile, estos poseen un derecho constitucional que les permite la libertad de culto, independiente de la religión que profesen (Ley no. 19.638).^[4] 

No debemos olvidar que antiguamente el Estado y la Religión poseían un vínculo político, hasta la modificación de la Constitución en 1925. Esto permitía a las iglesias entregar educación cristiana obligatoria en establecimientos educacionales sin afectar la libertad religiosa de ningún estudiante.

No obstante, en el camino hacia un país más libre y justo para los ciudadanos, fueron surgiendo leyes que dieron autonomía a cada persona, como por ejemplo decidir voluntariamente si acepta o rechaza la religión cristiana. Bueno, finalmente el estado se separó completamente de la religión.

Pero a la vez, y sin querer, opusieron algunas libertades entre sí, ya que surgieron leyes que validan puntos que las iglesias cristianas no comparten, como por ejemplo la “Ley 21120” que “reconoce y da protección al derecho a la identidad de género”.^[5] En este sentido la iglesia cristiana se ve profundamente afectada, porque en su predicación de las Sagradas Escrituras, se encuentra la ley divina que enseña que Dios creó al hombre y a la mujer. Es decir, para el pueblo de Dios, el Señor es quien diseña el género humano, Él es su autor y Él lo creó. Por lo tanto cuando el pueblo de Dios se mantiene predicando con convicción este principio bíblico, de inmediato sufre oposición y acoso por parte de la ciudadanía, ya que se le entiende como un tipo de discriminación, porque denuncia explícitamente el pecado y su consecuencia en este aspecto. Sin embargo la Iglesia de Cristo predica por amor para que el ser humano se arrepienta de su conducta pecaminosa, por ende ella prioriza ser fiel a los mandamientos de Dios y luego a las órdenes del mundo porque reconoce que la vida llegará a un punto final y su eternidad será juzgada por Dios.

La iglesia es perseguida hoy por denunciar todo tipo de abominaciones hacia el propio cuerpo. Hago mención de esto, porque a través de esta ley de identidad de género, las personas pueden decidir cuál es el sexo que desean (incluso realizando intervenciones clínicas y quirúrgicas), o bien pueden escoger cual es el género que en su conciencia definen. Por ejemplo: si alguien nace hombre, pero en su conciencia de libre pensamiento cree que es de género femenino, esta persona puede someterse a un proceso legal de cambio de identidad y puede realizar una operación médica para cambiar su sexo.

Cuando la iglesia ha salido a denunciar este tipo de leyes, que escapan de la ley de Dios, lo ha hecho por amor y esto ha sido porque en primer lugar para la iglesia de Cristo obedece lo que Dios establece como principios éticos, morales, políticos, entre otros, ya que son de una trascendencia superior. Con esto no se quiere decir que está mal crear nuevas políticas que otorguen libertades a las personas en la naturalidad de la vida, al contrario, siendo fieles a un Dios lleno de amor y misericordia, lo menos que podemos hacer es amar nuestro país y nuestra gente, y así crear protocolos que honren a Dios por sobretodo, pero que tengan justicia social en equidad.

No cabe la menor duda, que la Iglesia de Cristo buscará que esos nuevos principios sean escritos con el lápiz y la tinta de Dios.

Por esta razón, y entre otras existentes, a la iglesia se le ha tratado de discriminadora; se le ha tildado de ignorante; también se ha dicho que es una institución que se dedica solo a juzgar al resto. Pero no es así. Las personas que honrar a Dios en primer lugar, asumen los riesgos porque la protección de Dios o más bien los propósitos de Dios son eternos y trascienden a nuestra realidad individual.

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