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El Cristianismo


Enviado por   •  22 de Mayo de 2013  •  4.640 Palabras (19 Páginas)  •  296 Visitas

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El cristianismo surgió originariamente en los grupos sociales inferiores, las poblaciones con vida laboral extrema, los hombres libres arruinados a punto de ser esclavizados, los artesanos y los esclavos. Más tarde llegaría a ser el movimiento religioso que incluiría a todos aquellos que se consideran seguidores de las enseñanzas de Jesucristo.

Esto grupos, reducidos a la miseria por el Imperio romano, buscaron en los siglos II y I a.c. varias salidas a su condición, como las insurrecciones violentas que fracasaron debido a que toda resistencia al poder romano carecía de posibilidades. Por esto, en los grupos sociales inferiores nació y se extendió la esperanza en la llegada de un ''salvador celestial'' que acabara con los males y penas de la Tierra.

Los documentos arqueológicos muestran que donde se manifestó con mayor fuerza esta esperanza fue en Judea, región palestina harta de sufrimientos, así como en las colonias judías de Asia Menor donde particularmente en el siglo I se esperaba la salvación milagrosa de un Mesías ''rey de los judíos'', enviado de Dios. Tanto el hebreo Mashiaj como el griego christôs significan ungido. Figura en el Antiguo Testamento como la persona llamada por Dios a una misión de alcance universal (David es llamado Cristo en el Antiguo Testamento). La población nativa de esta zona se dedicó también permanentemente a sus dioses menores o a sus cultos redentores, muy extendidos. Revisando estos cultos encontramos importantes antecedentes del cristianismo.

El Cristianismo es una corriente religiosa que surge en los países de Oriente, gracias a la diversidad de culturas que han existido en el mundo y gracias a la conquista de México, muchos mexicanos practicamos esta religión. Originalmente, se dice que los primeros cristianos eran gente sencilla, de bajos recursos, pero también comentan algunos autores que el Cristianismo surge a partir de la existencia de Jesús, pues él viajaba por todos los lugares de Jerusalén y países de Oriente, así con su testimonio y su predicación se difundía la “buena nueva”.En realidad hablar sobre el Cristianismo es muy difícil, pues existen muchos libros y teorías que nos hablan acerca del origen de este, cada uno maneja diferentes puntos de vista que en lugar de aclarar mejor algunos aspectos.

Historia del Cristianismo

Se considera que la Iglesia de Cristo fue fundada en el momento en el que Jesús le dice a Simón Pedro: “Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18).

Después de su resurrección, Jesús envió a los discípulos a recorrer todo el mundo para predicar el Evangelio; los discípulos, en cumplimiento del mandato, comenzaron su predicación en el mundo Hebreo y Romano.

La predicación de san Pablo, al que la iglesia considera uno de los apóstoles, fue decisiva en la configuración inicial de la doctrina dentro del medio social y cultural de la época, y a él se le debió el énfasis en la universalidad.

La extensión del cristianismo se produjo con una extraordinaria rapidez, pese a las persecuciones ordenadas por los gobernantes romanos, para el siglo II, el cristianismo ya se había extendido en todo el territorio Romano, Persa y Arábigo.

El Imperio Romano en el año 313, el emperador Constantino legalizó el cristianismo mediante el Edicto de Milán; para este entonces, el cristianismo ya no era más una pequeña secta surgida de los judíos, sino que ya alcanzaba una amplia consideración social, pues se encontrada en un estado de organización complejo, que contaba con altas cotas de prestigios que sus seguidores tenían, ya fuera por actos de heroísmo, sacrificio o líricos, cualquiera de estos actos se le entendía en un estado tan alto como los ideales griegos.

El credo fue aprobado en el año 325, en el concilio de Niceay para fines del siglo IV, el emperador Teodosio proclamó el cristianismo como religión oficial del estado.

Ya desde los primeros momentos de la configuración de una doctrina en torno al cristianismo surgieron en su seno controversias teológicas y posiciones cismáticasque, por otra parte, contribuirían a perfilar y aquilatar la propia doctrina; el arrianismo, que negaba la consustancialidad de Padre e Hijo, y el gnosticismo, esencialmente una forma de dualismo, fueron sin duda los movimientos más destacados y arraigados en estos primeros tiempos.

Frente a éstas y otras herejías, el donatismo y el pelagianismo, los sucesivos concilios y la labor magistral de los padres de la iglesia, como san Ambrosio, san Jerónimos y san Agustín, permitieron fijar progresivamente el dogma.

Iglesia y estado

Las relaciones entre la iglesia y el poder civil o en la época originaron también la adopción por parte de los cristianos de dos posturas antagónicas, marcadas respectivamente, en sus inicios por el evangelista san Juan y por el apóstol san Pablo. El primero, en el Apocalipsis, identificaba a la ciudad imperial de Roma con Babilonia: “la grande, la madre de las prostitutas y de las abominaciones de la tierra” (Apocalipsis 17:5). La postura de san Pablo, que prevalecía con pugna, defendía la idea de que “no hay autoridad sino por Dios; y las que existen, por Dios han sido establecidas. De modo que quien resiste a la autoridad, contra el orden establecido por Dios, se rebela; y los que se rebelan, acarrearán sobre sí mismos su condena” (Romanos 13:1-2). Tal actitud paulina resultaría decisiva en el desarrollo y estructuración futuros del cristianismo a este respecto; por otra parte, la interpretación “diabólica” del estado perdería peso y vigencia a medida que el Imperio Romano remitía en su consideración de los cristianos como enemigos públicos, hasta que el cristianismo se convirtió en la base de la ordenación del estado. Así, entre la comunidad cristiana adquirió cada vez más cuerpo la conciencia de ser a un tiempo miembros de la “iglesia imperial”, tomó forma el concepto de “armonía” entre estado e iglesia.

Durante los turbulentos siglos que siguieron a la caída del Imperio romano, la iglesia centró sus esfuerzos en la evangelización de los pueblos bárbaros. Este imperio dio rápidos frutos y ya en el siglo V, Clodoveo, rey de los francos, se convirtió al catolicismo, lo que hicieron también en la cintura siguiendo los visigodos y los anglosajones de las islas británicas, y en siglos posteriores los teutones y eslavos. Tal labor fue posible gracias sobre todo a las órdenes religiosas, originadas en ellos monacatos surgidos durante el Imperio Romano, y que constituirían desde su fundación uno de los más firmas pilares de la religión cristiana y cultura occidental.

En la etapa de la baja edad media resulta de manera imprescindible la relación que hay entre el poder religioso

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