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El Espíritu y la Palabra


Enviado por   •  13 de Agosto de 2020  •  Apuntes  •  1.666 Palabras (7 Páginas)  •  182 Visitas

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Dios se compara a sí mismo y a su Palabra con la luz. Esto recuerda la parábola de Jesús de la mujer y la moneda perdida en una casa oscura. Lo primero que hace la mujer a fin de encontrar la moneda, es encender la lámpara (Lucas 15:8).

En Mateo 22:15-21, algunos le preguntaron a Jesús si era correcto pagar impuestos al César. Él les contestó que sí, puesto que las monedas tenían la imagen del César. Las monedas que nosotros buscamos tienen la estampa e imagen de quién los creó, es decir, Dios, y por lo tanto, son más valiosas que todo el oro de la tierra. Pero también, al igual que en la parábola, éstas se encuentran en un mundo oscuro. Nuestra propia sabiduría no puede penetrar los más oscuros espacios de un alma perdida y guiarla a Dios. Es, por tanto, obligatorio que tengamos la luz del Espíritu y la Palabra.

Dios nos ha elegido para llevar la Palabra, porque desea revelarse al mundo a través de ella. Dios es la fuente del poder, de la misma manera en que la electricidad fluye a través de dos alambres y produce luz, Dios derrama su poder a través de dos canales: su Espíritu y su Palabra. La combinación del Espíritu y la Palabra es lo que hace que la luz del Evangelio brille a través de nosotros si nos entregamos a Dios en el evangelismo (Mateo 5:14-16).

El Espíritu Santo le habla al hombre por medio de la Palabra. Fue Él quien inspiró hombres para que escribieran su mensaje, que fue útil tanto para ellos en su tiempo, como para nosotros en el presente, en la Santa Biblia. La tarea y responsabilidad principales en el evangelismo es llevar el mensaje de Dios a los demás para que puedan escuchar y obedecer su voz. El Espíritu Santo actúa mediante la Palabra para transformar vidas y convertir en santos a los pecadores. Pero, no es suficiente solamente con escuchar el mensaje, sino que cada persona es responsable y tiene la encomienda de actuar en conformidad a él. Pronunciar el mensaje de arrepentimiento y salvación no es suficiente si las personas no actúan en consecuencia. Aquí se hace especialmente útil aplicar las verdades de la Palabra a la realidad de las personas. Esta, sin embargo, es una tarea que únicamente Dios puede hacer, pues sólo Él sabe lo que cada uno necesita y cuáles son las palabras de las Escritura que son apropiadas para su necesidad.

Es también por este motivo que no existen fórmulas fijas para memorizar en el evangelismo, ni respuestas preformuladas para cada pregunta. Las necesidades espirituales de cada uno son tan complejas, que el Espíritu Santo se encarga en persona de ellas. Él nos dirige a elegir el mensaje de la Palabra, y a menudo, mientras hablamos, nos da nuevos pensamientos y textos que no habíamos pensado utilizar. El Espíritu Santo da fe para creer y aceptar la verdad y actuar en verdad de acuerdo con ella. Luego, les da la seguridad de la promesa de que Cristo ha perdonado sus pecados, su culpa ha desaparecido, y son hijos de Dios. El poder del Evangelio es el Espíritu aplicando la Palabra, revelando a Cristo y transformando a las personas.

Los creyentes necesitamos conocer las verdades que Dios ha revelado para que podamos compartirlas. No comprendemos automáticamente todo lo que leemos en la Biblia. Hay algunas personas en la Iglesia que pueden ayudarnos a aprender estas verdades, y el Espíritu habla mediante su Palabra para aclararnos su significado. Sólo Él puede hacernos comprender las verdades que necesitamos para nuestra vida espiritual.

El Espíritu ha venido a revelar a Cristo al hombre. No vino únicamente a enseñarnos detalles acerca de Él, sino a que cada uno tenga un conocimiento y hasta un encuentro personal con el Salvador. No se trata de aceptar la verdad histórica respecto a la vida, muerte y resurrección de Jesús, pues esto es incapaz de salvar. Cada persona debe rendirse al Cristo viviente y someterse a su Señorío de manera gozosa.

Herramienta del evangelismo

Para lograr el evangelismo dinámico, debemos creer la Palabra de Dios, experimentar su poder y transmitir su mensaje. El mejor vendedor es el que está convencido del valor del producto que vende. Si el poder del predicador está fundamentado en la autoridad de la Palabra inspirada de Dios, y confía en que el Espíritu Santo operará mediante esa Palabra, entonces está bastante seguro, no así quien pone en duda el origen e inspiración de la Biblia. El Espíritu opera a través de la Palabra para producir fe. Leer y meditar en la Biblia producirá cada vez mayor fe para proclamar su Palabra con denuedo, convicción y autoridad que inspire fe en los demás. Si queremos que otros acudan a Dios en fe, debemos darles la Palabra de Dios como base para su fe.

Nosotros tenemos la tarea de sembrar la Palabra en la mente de la gente, pero solamente el Espíritu de Dios la hará germinar, echar raíz, y crecer hasta que produzca una cosecha en su vida (Isaías 55:10-11). La Biblia es la herramienta básica del evangelismo, y en el mundo se hacen grandes esfuerzos por imprimirla y publicitarla. Pero, si hiciéramos un análisis de conversión, seguramente nos daríamos cuenta de que no muchos se han convertido únicamente por leer la Biblia, aunque existan excepciones. En realidad, la mayor parte de las personas que leen la Biblia muchas veces no la entienden, como cierto funcionario etíope (Hechos 8:26-40), quién leyendo al profeta Isaías, no comprendía lo que significaban aquellas palabras que para un cristiano común quizás sean demasiado elementales. En aquella ocasión el Espíritu hizo arreglos para que Felipe llegara allí en ese momento en que aquel funcionario leía una profecía referente a Jesús. El Espíritu, sin dudas, fue quien dirigió tanto las preguntas como las respuestas de aquel encuentro y, aun así, parte de la respuesta de Felipe dependía del conocimiento que él tenía de las Escrituras y su cumplimiento. Si queremos que Dios hable a otros por medio de la Biblia, debemos presentarla en un lenguaje que se pueda comprender. Las sociedades bíblicas han traducido e impreso la Biblia, o porciones de ella, en unos 1800 idiomas diferentes.

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