El Extasis De Santa Teresa
Enviado por shadowhunters • 15 de Octubre de 2014 • 1.861 Palabras (8 Páginas) • 326 Visitas
EL ÉXTASIS DE SANTA TERESA
En esta obra logra Bernini uno de los más acabados, entendiéndolo desde su punto de vista más emocional y propagandístico de la nueva religión contra reformista. La obra representa el éxtasis o transverberación de Santa Teresa basado en sus propios escritos. Según ellos, en un arrebato místico, sintió cómo un ángel se le aparecía en sueños y le atravesaba el pecho con una flecha de amor divino que le provocó una sensación de dolor y gozo simultáneo que la dejó desfallecida y suspendida en el aire, levitando sobre las nubes.
El tema es típico del Barroco, tanto por su idea propagandística y visual de la emociones religiosas, como por su actualidad, pues Santa Teresa había sido canonizada en 1622 (en este tiempo la Iglesia, adoptando una postura triunfante, prodiga las canonizaciones). Bernini, como otros autores, se hace eco del hecho y, utilizando la propia bula, crea una nueva iconografía en donde buscará transmitir, de forma emocional, el concepto abstracto del éxtasis para hacerlo entendible por el pueblo.
Bernini se trata de un genio que ha producido múltiples obras maestras, la pregunta es: ¿cuál de sus obras? La respuesta nunca es fácil y hay que revisar con el debido desapego la trayectoria, los aportes, las vicisitudes y el contexto en el que se desenvolvió, además de la importancia y la universalidad de su legado. Debo confesar que después de realizar tan penosa y a la vez estimulante búsqueda, mi conclusión no deja de ser parcial, limitada y sobre todo sesgada por mi gusto personal. En consecuencia, habrá personas a las que seguramente les parezca que la obra que aquí se presenta no es la mejor escultura realizada de tan excelso artista. Señalo lo anterior porque se podría alegar que, por ejemplo, el baldaquino de la Basílica de San Pedro reviste una mayor importancia por la influencia estilística que produjo a todo nivel en su época, e incluso hasta los confines de la modernidad; o bien que el diseño de la Piazza de San Pedro originó uno de los más espectaculares y prodigiosos espacios urbanos de toda la historia del arte; incluso habría quien dictaminara que el “David” es su mejor obra escultórica.
Por una parte, rompe con la tradicional separación de las artes, utilizando y entremezclando distintas técnicas (pintura, escultura, arquitectura, iluminación) con el objetivo de crear, más que una obra aislada, un verdadero ambiente en donde sumergir al fiel, como si se tratara de un teatro.
El éxtasis de Santa Teresa fue encargado a Bernini por el cardenal Federico Cornaro para ser colocado donde iría su tumba, en la iglesia de Santa María de la Victoria en Roma. Sería el punto focal de la renovación de la capilla y Bernini trabajó en ella entre 1647 y 1651. La elección de erigir una estatua a Santa Teresa de Jesús, escritora mística y reformadora del siglo XVI devino no sólo de que la iglesia pertenecía a la orden de los carmelitas descalzos, orden fundada por la santa, sino también a la veneración de su figura en plena contrarreforma.
La santa está representada en éxtasis místico, en la transverberación que la colmaba de dicha y amor. Bernini la representó de acuerdo al siguiente texto de la propia Santa Teresa que se encuentra en el prólogo del Libro de la Vida:
«Vi a un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal… No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parece todos se abrazan… Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo de a gustar a quien pensare que miento… Los días que duraba esto andaba como embobada, no quisiera ver ni hablar, sino abrasarme con mi pena, que para mí era mayor gloria, que cuantas hayan tomado lo criado».
Santa Teresa aparece recostada, flotando suspendida en una nube que se funde con su ropaje de extraordinarios pliegues. Su expresión está representada como una dulce comunión del amor y el dolor que la están poseyendo, con la boca entreabierta y los ojos entrecerrados: sumisión y entrega total. El ángel, que está flotando sobre el cuerpo de la santa, está a punto de clavar el dardo amoroso en su corazón y la contempla con la cabeza ladeada con una expresión de dicha y ternura. Detrás se disponen, como un telón de fondo, los rayos de luz divina hechos en bronce dorado sobre los cuales hay una ventana que filtra la luz exterior y los ilumina en un efecto de difuminado que ensalza la divinidad del acto amoroso.
La obra supera propiamente lo escultórico para convertirse en un verdadero escenario en donde se mezcla arquitectura, escultura, pintura y luz. La capilla, de forma cuadrada, tiene en sus dos paredes laterales sendos relieves que representan a miembros de la familia Cornaro. Se asoman a una especie de palco teatral desde el cual observan el milagro.
El material de la escultura es mármol tallado con postizos (varas de madera dorada)
Al fondo se encuentra el grupo principal, encerrado en un altar de formas curvilíneas. Sobre él se encuentra, pintado y con nubes de estuco, una representación de la Gloria en la que se abre un gran ventanal que derrama luz cenital sobre la capilla. El espectador entra, de esta manera, dentro de la obra, es rodeado e incluido en ella, tomando un papel activo. Bernini concibió todo el conjunto desde ese punto ideal que ocuparía el fiel, controlando de esta manera su visión.
Bernini
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