El Juicio Final

INTRODUCION

Todo en esta vida tiene un precio, y todo lo que se hace se tiene una retribución sea buena o mala; es una ley con la que hemos crecido y tenemos conocimiento desde años y años; de generación en generación sabemos que así es.

Los pueblos y las naciones tienen leyes bajo las cuales se rigen sean justas o injustas; porque el hombre sabe que existe un juicio y hay leyes que condenan la maldad, y todos sabemos y dependemos de ello: aun cuando el ser humano se resista a reconocer que el juicio más importante para nuestras vidas es el de Dios es cual será justo y le dará a cada uno según sus obras.

La Palabra de Dios nos alerta y nos enseña en diferentes ocasiones que Dios es justo y la palabra justo viene de justicia de juicio.

La Biblia dice que “y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una vez y después de esto el juicio”. He. 9:27 para algunos es algo horroroso sobre todo para aquel que es inconverso porque no tiene idea precisa de lo es el juicio de Dios.

Muchos piensan que al morir se termina todo y que todo lo que vivimos bien o mal aquí se paga; eso tiene algo de verdad y no; cuando leemos la Biblia nos damos cuenta que al morir nos espera un encuentro con Dios en donde se nos pedirá cuentas (juicio); y por otro lado si es verdad que lo que sembramos eso cosechamos aquí y para la eternidad; porque muchas cosas que nos pasan son resultados de nuestras malas o buenas decisiones y acciones. Si sembramos para nuestra carne de nuestra carne cosecharemos corrupción, y si sembramos o andamos en El Espíritu de lo espiritual cosecharemos vida eterna; por otro lado aunque pretendamos engañar a Dios Él no puede ser engañado. Ga. 6:7-8

Muchos pasajes nos enseñan sobre el juicio final y el castigo eterno, el cual describen las Escrituras con más exactitud en el libro de Revelaciones (Apocalipsis).

El cual se describe: “Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en el. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno. Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según lo que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros. El mar devolvió sus muertos; la muerte y el infierno devolvieron los suyos; y cada uno fue juzgado según lo que había hecho. La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda. Aquel cuyo nombre no está escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego (Ap. 20:11-15)

Pablo les dice a los filósofos griegos de Atenas que Dios ahora manda a todos, en todas partes, que se arrepientan. Él ha fijado un día en que juzgara al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado. De ello ha dado pruebas a

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