El Proceso De Cristo
Enviado por Leonmdz • 22 de Abril de 2014 • 2.325 Palabras (10 Páginas) • 215 Visitas
El proceso de cristo Ignacio burgos Orihuela
DERECHO PENAL ROMANO.
El proceso de Cristo, se desenvolvió en dos juicios, a saber, el religioso o judío ante el Sanhedrín, y el político ante Poncio Pilato, gobernador de Judea. Por lo tanto el primero debió regirse por la ley judía y el segundo por la ley romana. Esta diversificación obligó al autor a estudiar separadamente una y otra con el objeto de determinar si dichos juicios acataron o no el principio de juridicidad que exige imperativamente que todos los actos de autoridad se sometan al Derecho.
Cristo nació en el año 748 de la fundación de Roma bajo el gobierno de Octavio Augusto que fue el primer soberano del imperio que sustituyó al régimen republicano. Este emperador (imperator) murió en el año 14 de la era cristiana, habiéndolo sucedido Tiberio, quien a su vez, falleció en el año 37. Por consiguiente la vida de Jesús, que abarcó treinta y tres años, transcurrió bajo ambos emperadores, pues la pasión y muerte del Salvador acontecieron en el año 29 de nuestra era. El país de la natividad de Jesús fue Palestina, provincia de Judea, en un lugar llamado Belén. La mayor parte de su vida la pasó en Nazaret de Galilea, perteneciente a dicha provincia, que estaba sometida a la dominación romana.
Los datos anteriores son de suma importancia para constatar, por factores de tiempo y espacio, que en los dos procesos aludidos con antelación concurren separadamente las leyes romana y judía.
Durante el Imperio, que fue coetáneo a la vida de Cristo, la administración de justicia experimentó importantes cambios. La Ley de las Doce Tablas convirtió a los comicios en centurias, comitiatusmaxirnus, en tribunales penales para todos los ciudadanos. El conocimiento de diversos delitos fue atribuido a los diversos prefectos con sede en Roma. Bajo el gobierno de augusto subsistieron los derechos de las provincias. Sin embargo, en lo que respecta a la administración de justicia, se permitió la subsistencia de los derechos vigentes en ellas. Sin embargo, las leyes, los senatusconsulta, las constituciones imperiales y los edictos de los gobernadores, hicieron prevalecer la legislación romana, la cual, no obstante, no se pudo substraer a la influencia de los derechos de los pueblos conquistados por Roma, cuyas normas formaron el Jus Gentium. En resumen, tratándose de las provincias, sus gobernadores nombrados por el emperador o por el senado, estaban investidos con la potestad de homologar las sentencias que pronunciaran los tribunales locales cuando en ellas se impusiese la pena de muerte.
DERECHO PENAL HEBREO
En el año 63 a. C., Pompeyo tomó la ciudad de Jerusalén en nombre de Roma. Sin embargo, la monarquía judía no se destruyó, pues bajo el poder romano siguieron gobernando Hircono II, Antígono y Herodes el Grande, cuyo período comprendido de los años 37 a 4 anteriores a la era cristiana. Desde el año 6 a. de C. Judea fue regida por los procuradores romanos entre quienes destaca Poncio Pilato por ser uno de los protagonistas más relevantes en relación con el proceso contra Jesús. Recordemos que como provincia imperial Judea gozó de autonomía frente a Roma; conservó su organización político-religiosa, sus leyes, sus costumbres y la jurisdicción de sus tribunales. En cuanto a los delitos que pudieran llamarse del orden común su conocimiento incumbía a los órganos judiciales vernáculos. Únicamente en los delicta pública que afectarán al Estado romano tenían injerencia dicho procurador o gobernador provincial. Esta dualidad de competencia ocurrió en el caso de Jesús, ya que fue acusado, según hemos dicho, por delitos religiosos y delitos políticos. De esta circunstancia se deduce claramente que el proceso contra Jesús se bifurca en dos juicios autónomos que se desarrollaron respectivamente ante el Sanhedrín y el procurador o gobernador Poncio Pilato.
EL SANHEDRÍN
Burgoa nos comenta que este órgano era el “tribunal supremo del pueblo judío”. Se afirma que se creó en el siglo II antes de Cristo, aunque también se sostiene que sus orígenes se remontan a la época de Moisés.
El tribunal, compuesto por 71 personas, conocía de los delitos graves que, como la blasfemía y la idolatría, se castigaban con la pena de muerte, cuyo decreto, “debía ser homologado por el gobernador romano”.
EL PROCESO ANTE EL SANHEDRÍN
En e l Capítulo III el autor comienza diciendo: “Cristo no fue un revolucionario político. No vino al mundo terrenal para liberar al pueblo judío de la dominación romana”. “Tampoco Cristo pretendió abolir la “Thora” o ley judía. Es más, a ésta la invocaba para apoyar el mejoramiento humano y convertirlo en “ley universal, católica y ecuménica”.
“Habéis oído que fue dicho: amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Más yo os digo: amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen; y rogad por lo que os persiguen y calumnian: para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos: el cual hace nacer su sol sobre buenos y malos y que llueva sobre justos y pecadores. Por que si amáis a los que os aman ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen lo mismo lo publicanos”.
Es precisamente, continúa, el perfeccionamiento o complementación de la Thora lo que constituyó la causa fundamental del proceso de Cristo ante el Sanhedrín, pues los fariseos, levitas y doctores de la ley lo reputaron como sedicioso, enemigo de los profetas y adversario del pueblo hebreo.
PROCEDIMIENTO ANTE EL SANHEDRÍN, DEFENSA DE JESÚS Y SENTENCIA CONDENATORIA
Con antelación a este procedimiento hubo una especie de “prejuicio” contra Jesús en casa de Anás, suegro de Caifás, prominente personaje del “tribunal de Jehová”.
La tajante pregunta que se formuló al Salvador fue ésta: ¿Quien te ha dado autoridad para hablar en nombre de Dios y contra la ley de los profetas?. Cristo contesto que “para enseñar y predicar la ley de Dios no se necesitan ningún título ni autorización académica”.
“Después de este diálogo entre Anás y Cristo, llamado también El Nazareno, Jesús fue llevado a la casa de Caifás donde estaba reunido el Sanhedrín, destacándose entre sus miembros “Gamiliel” que era doctor de la ley, “discípulo secreto” del Salvador y preceptor de Saulo, nombre judío de San Pablo.
A esta asamblea, además, asistieron dos simpatizadores (sic) de las ideas de Cristo: José de Arimatea y Nicodemos, quien fungió como defensor del acusado. Debemos advertir que Gamiliel ocupaba el alto cargo de “gran
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