El Valor Del Tabajo
Enviado por javiergaga • 10 de Abril de 2015 • 2.307 Palabras (10 Páginas) • 183 Visitas
El poder y valor del trabajo
Trabajar con esfuerzo y dedicación, pensando en el bien común es una bendición.
Todos deseamos tener una buena vida con paz, amor, salud y prosperidad. Al pensar en eso que deseamos, podemos descubrir que en buena medida, el trabajo nos ayuda a lograrlo. Gran parte de nuestra existencia la dedicamos a trabajar, por eso es bueno reflexionar sobre el tema.
El trabajo es oportunidad para ser felices y es indispensable para obtener bendición. Tu trabajo y tu bendición al Señor está relacionado con lo que produces trabajando y la bendición que generas, se traduce en trabajo y oportunidades de crecimiento. Porque Dios nos bendice dándonos oportunidades para producir y tener más clientes, es decir que nos bendice con trabajo, no enviando un ángel que regale dinero o un duende que ofrezca una olla de oro. Entonces, si no te gusta tu trabajo, ¿cómo hará Dios para bendecirte si reniegas de lo que haces, siempre estás cansado y lo que deseas es no trabajar? Aprende a disfrutar lo que haces porque es a través de esa actividad que el Señor te prosperará.
Una encuesta que se hizo en Estados Unidos reveló que el 70% de las personas disfrutaba su trabajo. Al segmentar a los encuestados por grupo étnico, los resultados mostraron que entre los latinos, el porcentaje de quienes disfrutaban lo que hacían, se reducía al 60% ó 50% y continuaba descendiendo cuanto más jóvenes o menos educación tenían. ¡Significa que 5 de cada 10 latinos hacían su trabajo por obligación, no eran felices ni estaban satisfechos! Es alarmante pero comprensible porque en general, los latinos en Estados Unidos, realizan trabajos de sobrevivencia, sin mayor preparación o estudios, pero la buena noticia es que tienen espíritu de superación y se preocupan por superarse, buscando mejores oportunidades para encontrar ocupaciones que les generen ingresos y satisfacción personal.
En todas las épocas se ha reflexionado sobre el trabajo que ha sido tema de discusión para filósofos y pensadores. Aristóteles pensaba que el trabajo era bueno, pero era mejor el tiempo de ocio para practicar la filosofía y la reflexión. Santo Tomás de Aquino pensaba que el trabajo es un deber y obligación. Locke opinaba que era fuente de riqueza y propiedad; mientras para Marx era útil y necesario, pero mejor si no había que hacerlo. Para Dios el trabajo es bendición y es el fundamento para ver cumplidas Sus promesas en nuestra vida. La única forma de recibir bendición es trabajando.
Somos trabajadores, como nuestro Padre Celestial.
Génesis 1:26-28 habla sobre la creación: Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios y tenemos ADN celestial. Desde este punto de vista, también vemos el trabajo como bendición porque el mismo Dios trabajó para crear todo lo que existe. La Palabra nos enseña que trabajó seis días y descansó el séptimo, por eso nosotros hacemos lo mismo. El descanso es balance para el trabajo y si hay descanso, significa que hay trabajo, de lo contrario, no tendría sentido. Además, Génesis nos relata que el Señor nos hizo para multiplicarnos, ejercer autoridad sobre lo creado y que la naturaleza funcionara a nuestro favor.
Por ello, también dice en Génesis 2:15: Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
Antes de pecar, Adán se esforzaba, pero la naturaleza funcionaba a su favor. Él guardaba el Edén, lo trabajaba y recibía su salario. Dios nunca le dijo: “Quédate sentado, Yo te alimentaré” porque el trabajo dignifica y nos hace semejantes a nuestro Creador. Así que trabaja con entusiasmo, ejerce tu ADN celestial y gózate en lo que haces para demostrar que eres hijo del Señor.
Como ves, el trabajo es indispensable. Además, implica y pone en práctica muchos valores como la honestidad, la integridad.
(Mire le hago una pregunta aquí, ¿porque la mujer fue seducida por la serpiente? Porque a ella el enemigo no la agarro ocupada en el trabajo. Ahora bien porque los hombres son seducidos y caen en adulterio. Recuerda a David que estaba haciendo cuando cayó en adulterio. No estaban trabajando.) Y recuerde el adulterio no solo es nada más el pecado entre hombre y mujer. Es también entre el hombre anteponiendo sus deseos en contra de Dios.
Idem:
Como ves, el trabajo es indispensable. Además, implica y pone en práctica muchos valores como la honestidad, la integridad.
La lealtad, la buena actitud, la paciencia y la generosidad, por ejemplo. En culturas como la japonesa que cultivan principios y valores, el trabajo se percibe como un esfuerzo en busca del bien común. Al trabajar, los objetivos son colectivos, no individuales, es decir que no ven su tarea como un medio para recibir salario, sino como una forma de contribuir al desarrollo de su pueblo. Esa forma de pensar los ha llevado a ser una nación poderosa y próspera.
El punto de vista de Dios es muy similar, porque siempre no ha enseñado que nuestro esfuerzo debe servir para que otros crezcan, ya que nadie con objetivos egoístas será bendecido. Nuestro Padre trabajó en la creación del mundo para dárnoslo a nosotros que debíamos gobernarlo, no para satisfacer un deseo propio. Cuando Salomón pidió algo a Dios, vemos que lo hizo pensando en el pueblo, no en su beneficio personal, eso agradó al Señor quien lo bendijo con abundancia de sabiduría y de bienes materiales. Las empresas y personas que vean a sus clientes como una prioridad, los atiendan con caridad, responsabilidad y respeto, son las que crecerán y tendrán éxito, por el contrario, las que tengan el mezquino objetivo de enriquecerse, tarde o temprano, se verán disminuidas. Recibirás bendición cuando comprendas el verdadero valor del trabajo. En ese momento, Dios te dará más trabajo y podrás aprovecharlo buscando en bien común.
El esfuerzo es bendición, no maldición
Génesis 3:17-18 relata qué sucedió después del pecado de Adán y Eva: Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste
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