Elevaba enfrente
Enviado por amandaczl_93 • 21 de Abril de 2014 • Resumen • 357 Palabras (2 Páginas) • 181 Visitas
El lunes 18 de agosto de 1572 se celebraba en el Louvre una gran fiesta.
Las ventanas de la gran residencia, habitualmente a oscuras, se hallaban profusamente iluminadas; las
calles y las plazas contiguas, siempre solitarias en cuanto se oían las nueve campanadas en Saint-Germain
d'Auxerre, estaban, aun siendo ya media noche, atestadas de gente. Aquella multitud apretujada,
amenazadora y escandalosa parecía en la oscuridad de la noche un mar tenebroso y revuelto, cuyo ímpetu
rompía en oleadas murmuradoras y cuyo caudal, desembocando por la calle de Fossés-Saint-Germain y por
la de l'Astruce, fluía al pie de los muros del Louvre, batiendo con su reflujo las paredes del palacio de
Borbón, que se elevaba enfrente.
A pesar de la fiesta real, o quizá debido a ella, la muchedumbre ofrecía un aspecto poco tranquilizador.
El pueblo ignoraba que semejante solemnidad, en la que tan sólo tomaba parte como simple espectador, no
era sino el preludio de otra, aplazada para ocho días después, a la que sí sería convidado y a la que asistiría
sin recelo alguno.
Celebraba la corte las bodas de doña Margarita de Valois, hija del rey Enrique II y hermana del rey
Carlos IX, con Enrique de Borbón, rey de Navarra. Aquella misma mañana, el cardenal de Borbón los
había casado, sobre una tribuna erigida frente a la puerta de Nótre-Dame, siguiendo el ceremonial de rigor
en las bodas de las princesas de Francia.
Este matrimonio sorprendió a todo el mundo y dio mucho que pensar a los más perspicaces. Nadie se
explicaba cómo se habían reconciliado dos partidos como el protestante y el católico, que tanto se odiaban
en aquella época. ¿Perdonaría el joven príncipe de Condé al duque de Anjou, hermano del rey, la muerte de
su padre, asesinado en Jarnac por Montesquieu? Y el joven duque de Guisa ¿perdonaría al almirante
Coligny la muerte del suyo, asesinado en Orleáns por Poltrot de Meré? Más aún: Juana de Navarra, la
valiente esposa del débil Antonio de Borbón, que condujera a su hijo Enrique a este regio enlace, había
muerto, apenas hacía dos meses, y corrían singulares rumores acerca de tan repentina muerte. En todas
partes se comentaba a media voz, y en algu nos lugares se llegó a decir en voz alta que Catalina de Médicis
...