Enfermeria
Enviado por nestordamian • 18 de Mayo de 2014 • 7.527 Palabras (31 Páginas) • 203 Visitas
LA PERSONA
CUIDADA
EXPERIENCIA
DE SALUD
MÉTODO
PROFESIONAL
DEL CUIDADO
PERSONA
CUIDADA
CONTEXTO
ESPACIO -
TEMPORAL
El CUIDADO
PROFESIONAL
el acto de cuidar - genealogía epistemológica 106 del ser enfermo
nuevo sistema socioeconómico neoliberal ha sabido impregnar a la prestación
de servicios de salud.
Así, el sujeto de nuestra atención se transforma en un “comprador”, en
un “usuario” de los servicios que brindamos los operarios de la salud. Esto
lo podemos dar en llamar “el cuidado de mostrador”, o “el cuidado de góndola”,
para adaptar el concepto a estos tiempos en los que el supermercadismo
está tan en boga.
Por otro lado, la persona que se interna en un hospital o clínica, lo
hace generalmente por tres razones: la primera y más habitual es el padecimiento
de alguna patología que requiera un tratamiento complejo, en este
caso el sujeto no decide su internación como algo natural, sino que lo ve
como un acontecimiento negativo.
La segunda razón, es la maternidad. Un acontecimiento en la mayoría
de los casos grato, que se ha institucionalizado en nuestra cultura pese a ser
una manifestación de buena salud.
Y por último tenemos la tercer causa de internación que pueden ser
aquellas intervenciones solicitadas por el sujeto, es decir las cirugías estéticas.
Pero aboquémonos a los sujetos comprendidos dentro de la primer
razón, es decir aquellos que no han tenido más remedio que internarse.
Estas personas han sido despojadas de un momento a otro, de su intimidad,
del poder de decisión sobre situaciones cotidianas como puede ser
la hora de comer e incluso aquello que van a comer. En muchas ocasiones
puede depender del personal de enfermería para la satisfacción de aquellas
necesidades consideradas como primordiales, como por ejemplo tener que
solicitar la “chata” o el “orinal”. Estas circunstancias abruman a la mayoría
de las personas y las invaden de un sentimiento de impotencia, el cual
muchas veces se manifiesta hacia sus cuidadores -personal de enfermeríacon
expresiones de agresividad.
Esta reacción no debe ser tomada de ninguna manera como algo
personal. El enfermero debe estar preparado, desde su formación teórica
y práctica para enfrentarse a este tipo de situaciones o personas “difíciles”,
en procura de lograr un clima propicio para una adecuada relación enfermero/
persona cuidada. Tenemos que tener en cuenta, también que este
sujeto, a diferencia del enfermero, no ha sido preparado para enfrentar esta
experiencia de salud traumática, y es vivida por él como altamente negativa,
excediendo, la mayoría de las veces sus barreras defensivas. Según
Florencio Escardó “el paciente no sabe ser paciente”(1).Pero él no tiene la obli-
(1) ESCARDÓ, F., “Carta abierta a los pacientes”. Emecé - Buenos Aires, 1972.
la persona cuidada 107
gación de saberlo, en cambio nosotros, como agentes de salud, tenemos la
obligación de ser verdaderos profesionales responsables, y hacernos cargo
de lo que ello implica.
EL PODER Y LA VOLUNTAD
El problema de dependencia perturba la conciencia, nubla los
sentidos y altera la conducta. Dicha afectación se manifiesta a través
de respuestas humanas de la más diversa índole: subjetivas y objetivas,
funcionales y disfuncionales. El displacer, la insatisfacción, el malestar y la
dependencia se acentúan haciendo del sujeto un verdadero compendio de
mensajes decodificables sólo mediante una competencia profesional sólidamente
sustentable. Esto es, cuantas más herramientas contemos entre
nuestro potencial de formación, podremos ir enriqueciendo la calidad de
nuestra oferta de cuidados a la demanda del sujeto cuidado.
Esta demanda del sujeto de nuestro cuidado lo sitúa en el foco mismo
de nuestro desempeño y es, sin lugar a dudas una posición de asimetría.
Se ponen en juego situaciones
de poder que requieren de
una rigurosa estructura ética en
la que la empatía cumple un papel
fundamental. De lo contrario
podríamos incurrir en abusos de
todo tipo, tanto por acción como
por omisión.
Los abusos más frecuentes acaecidos del inadecuado manejo de estas
situaciones surgen, sobre todo de la ausencia del necesario ejercicio de la
escucha activa. Del desoír las palabras y silencios de la persona cuidada.
El conocido chiste de: “la Medicina es el único negocio en el que el cliente
nunca tiene la razón”, expresa una triste visión de la realidad a la que es
sometido aquel que asume la condición de “pasivo” en el sistema de salud.
Otras expresiones como: “el paciente fue sometido a una intervención quirúrgica”,
o llamar “invasivos” a aquellos procedimientos que transgreden las
barreras protectoras del cuerpo humano, nos están diciendo mucho más
que aquello que se ofrece tras una primera lectura del discurso.
El plan de cuidados no lo establece
el equipo de enfermería en forma
unilateral, sino que debe ser una
construcción conjunta de éste con
el sujeto de cuidado, e incluso con su
familia o grupo de pertenencia, según
sea el caso.
el acto de cuidar - genealogía epistemológica 108 del ser enfermo
En efecto: nos están hablando de “invasión” del sujeto por parte de
otros, del “sometimiento” del sujeto a la voluntad de otros.
Estos otros que se presentan como ajenos y lejanos, tanto por su
vestimenta diferente: batas, camisolines y chaquetas; como por su lenguaje
incomprensible.(1)
La persona cuidada se convierte, de esta manera en el gran ausente en dicho
proceso. El sujeto se transforma en objeto y pierde todo valor humano.
UNA CONCEPCIÓN DEL SUJETO PARA EL
MODELO CONCEPTUAL DE ENFERMERÍA
Me he abocado, en el transcurso de este volumen al desarrollo de
distintas concepciones básicas de la disciplina enfermera, en cuanto
a su desarrollo intelectual como a su ejercicio profesional.
En tal sentido considero imprescindible proponer una idea de sujeto
que englobe los fundamentos del cuidado en relación a la persona, concordante
con los pensamientos holístico, sistémico
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