Historia Familiar
Enviado por roldannava • 5 de Junio de 2014 • 627 Palabras (3 Páginas) • 721 Visitas
OBRA DE LA HISTORIA FAMILIAR Y GENEALOGÍA
En el mundo de los espíritus se predica el evangelio restaurado a los que ha muerto sin recibirlo en la vida terrenal. Muchos de esas personas aceptan el evangelio en el mundo de los espíritus; sin embargo, sin un cuerpo no pueden recibir las ordenanzas necesarias para la salvación. El principal propósito de la obra de HISTORIA FAMILIAR es obtener nombres y otros datos genealógicos a fin de que puedan realizarse las ordenanzas del templo por antepasados fallecidos.
Información Adicional
El 3 de abril de 1836, Elías el profeta se apareció a José Smith y a Oliver Cowdery en el templo de Kirtland. Les confirió el poder sellador del sacerdocio, haciendo posible que las familias se sellaran por todas las generaciones. Al conferir este poder, cumplió la profecía de que el Señor lo enviaría “para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y el de los hijos a los padres” (véase D. y C. 110:14-16; véase también Malaquías 4:5-6)
Por medio de la obra de HISTORIA FAMILIAR, podemos participar en el continuo cumplimiento de esa profecía. También podemos aprender acerca de nuestros antepasados y aumentar nuestro amor por ellos. Los relatos del valor y la fe de ellos serán una fuente de inspiración para nosotros y podremos dejar ese legado a nuestros hijos.
Estos son los beneficios duraderos que derivan de la obra de HISTORIA FAMILIAR, pero no son las razones principales de los grandes esfuerzos que la Iglesia realiza por recopilar registros genealógicos. Todas las labores relacionadas con la HISTORIA FAMILIAR que se llevan a cabo en la Iglesia se orientan hacia la necesidad de crear “entre los padres y los hijos… un eslabón conexivo” (D. y C. 128:18). Ese eslabón conexivo está formado por el poder del sacerdocio, mediante las sagradas ordenanzas del templo que recibimos por y a favor de nuestros antepasados.
Muchos de los hijos de nuestro Padre Celestial han muerto sin haber tenido la oportunidad de recibir la plenitud del Evangelio y, en Su misericordia e infinito amor, el Señor ha preparado el camino para que ellos obtengan un testimonio del Evangelio y reciban las ordenanzas salvadoras del sacerdocio.
En el mundo de los espíritus, el Evangelio se predica “…los que (han) muerto en sus pecados, sin el conocimiento de la verdad, o en transgresión por haber rechazado a los profetas. A ellos se les (enseña):
La fe en Dios,
El arrepentimiento del pecado,
El bautismo vicario para la remisión de los pecados,
El don del Espíritu Santo por la imposición de las manos,
y todos los demás principios del evangelio que les (es) menester conocer, a fin de habilitarse para que (sean) juzgados en la carne según los hombres, pero (vivan) en espíritu según Dios” (D. y C. 138:32-34)
En el mundo de los espíritus hay muchos que aceptan el Evangelio; sin
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