LAS VEINTE DIVINAS PROMESAS
Enviado por jbarajas869 • 19 de Septiembre de 2013 • Tesis • 4.583 Palabras (19 Páginas) • 736 Visitas
LAS VEINTE DIVINAS PROMESAS
INTRODUCCIÓN
Estas oraciones y promesas, hechas fundamentalmente para el crecimiento espiritual de aquella alma que aspire a unirse a Jesús todos los días y llegar a las alturas místicas de los más grandes Santos, fueron copiadas del libro publicado en Toulouse, en 1740, por el Padre Adrián Parvilliers, dé la Sociedad de Jesús, Misionero Apostólico en Tierra Santa con aprobación, permiso y recomendación para propagar la devoción.
En tiempos de tanta Brígida (siglo XIV) la imprenta no existía, de modo que el único recurso eran los copistas. El Papa Urbano VI fomentó la multiplicación del número de copias de las revelaciones, en vista de que estaban siendo solicitadas por reyes, obispos, conventos, bibliotecas y universidades.
Los libros que contenían éstas oraciones y promesas habían sido aprobados por un gran número de prelados, entre los cuáles se encontraba Su Eminencia, el Cardenal Giraud de Cambria, en 1845 y el Arzobispo Florián de Toulouse, en 1863. La colección de pequeños libros, en los cuales se encontraban estas oraciones, recibió la bendición del Papa San Pío IX, el 31 de Mayo de 1862. Finalmente, esta colección fue recomendada por el Gran Congreso de Malines el 22 de Agosto de 1865.
Esta versión española fue tomada de otra en inglés.
Puesto que las oraciones dictadas por Jesús a Santa Brígida, sufrieron, incontables traducciones de un idioma al otro (sueco, francés, italiano, alemán, etc), esta versión española no pretende declararse corno traducción exacta a la versión que la propia Santa pudo dar a los de su tiempo, ni siquiera a las tantas otras versiones que se produjeron en el espacio de seis siglos. Sin embargo, dada la tremenda espiritualidad contenida en esta bellísima versión; no quepa a nadie la duda, porque nuestro Divino Redentor lee las intenciones de nuestros corazones, y si Él ve sinceridad en nosotros concederá sus VEINTE DIVINAS. PROMESAS a quien recite estas oraciones diariamente por el espacio de un año. Sólo ten fe en su amor infinito, rézalas meditando; profundamente en su contenido, precioso; Él hará el resto.
Aquellos que visiten la Iglesia, de San Pablo en Roma, pueden ver el crucifijo en tamaño natural esculpido por Pierre Calvallini, ante el cual Santa Brígida se arrodillaba, y la siguiente inscripción: “Pendentis pendente Dei verba accepítaure accipit at, verburn corde: Brigitta Deum”. Recordando. las prodigiosas experiencias tenidas por la Santa ante este crucifijo.
"AQUÉL QUE QUIERA VENIR EN POS DE Mí NIÉGUESE A SÍ MISMO,
TOME SU CRUZ Y SÍGAME. " Mateo, 16, 24.
En 1862 el Papa Pío IX bendijo las revelaciones de Jesús a Santa Brígida, y al año siguiente el Gran Congreso de Malines las recomendó.
Estas meditaciones de origen divino, fueron fuente de piadosas prácticas espirituales de muchas generaciones de católicos que quisieron seguir las huellas de nuestro Salvador y así retratarlo en sus almas.
Copyright – Imprímase - Nice, Septiembre 23,1940.
V. GERMOND - Vicario General
SANTA BRIGIDA DE SUECIA
Santa Brígida hija de la princesa de sangre real de Suecia, Birgir, nació por el año de 1302 de padres muy piadosos. Su virtuosa madre murió al darla a luz, por lo que la niña fue cuidada por una de sus piadosas tías. Brígida no pudo hablar hasta la edad de 3 años, pero tan pronto pudo hacerlo, comenzó a rezar a Dios. Aún en su temprana infancia, sintió atracción por los discursos serios, y en su corazón habitó la gracia divina, y las lecturas piadosas eran sus favoritas.
A la edad de 10 años, Brígida se sintió conmovida por un sermón que oyó sobre la Pasión de Nuestro Señor. A la noche siguiente tuvo un sueño en el que vio a Nuestro Señor clavado en la cruz y cubierto de sangre y heridas, al mismo tiempo una voz le decía: "MÍRAME, HIJA MIA" ¡oh, mi. Señor! Respondió Santa Brígida ¿Quiénes te han tratado tan cruelmente?
Nuestro Señor le respondió: "AQUELLOS QUE ME DESPRECIAN Y SON INSENSIBLES A MI AMOR POR ELLOS."
Ese misterioso sueno dejó una impresión tan profunda en ella que, desde entonces, meditó continuamente en los sufrimientos, de Nuestro Señor Jesucristo, y siempre lloraba al hacerlo.
A la edad de 15 años, por obediencia, Brígida se casó con un el príncipe, joven muy piadoso, y tuvieron ocho hijos (una de sus hijas llegó a ser Santa Catalina de Suecia). Más que sus instrucciones, fueron sus ejemplos los que santificaron su numerosa familia. Sus revelaciones y otras gracias celestiales hicieron de ella una verdadera Santa!
Murió en Roma en 1373, después de, regresar de una peregrinación a la Tierra Santa.
Dirigida practicaba y meditaba diariamente en la vida y sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo.
LAS 20 DIVINAS PROMESAS
Jesucristo prometió a Santa Brígida los siguientes maravillosos privilegios, con la condición de que ella fuera fiel a la diaria recitación del Santo Oficio. Y se garantizan también a todo aquél que diga las oraciones devotamente cada día por el espacio de un año. He aquí las promesas.
1. Cualquiera que recite estas oraciones, obtendrá el grado máximo de perfección.
2. Quince días antes de su muerte, tendrá un conocimiento perfecto de todos sus pecados y una contrición profunda de ellos.
3. Quince días antes de su muerte, le daré mi precioso cuerpo a fin de que escape el hambre eterna; le daré a beber mi preciosa sangre para que no permanezca sediento eternamente.
4. Libraré del purgatorio a 15 almas de su familia.
5. Quince almas de su familia serán confirmadas y preservadas en gracia.
6. Quince pecadores de su familia se convertirán.
7. Haz de saber que cualquiera que haya vivido en estado de pecado mortal por 30 años; pero recita o tiene la intención de recitar estas oraciones devotamente, Yo, el señor, le perdonaré todos sus pecados.
8. Si ha vivido haciendo su propia voluntad durante toda su vida y está para morir al día siguiente, prolongaré su existencia.
9. Obtendrá todo lo que pida a Dios y a la Santísima Virgen.
10. En cualquier parte donde se estén diciendo las oraciones, o donde se digan, Dios estará presenté por su gracia.
11. Todo aquél que enseñe estas oraciones a los demás, ganará incalculables méritos y su gloria será mayor en el cielo.
12. Por cada vez que se recite estas oraciones, se ganarán 100 días de indulgencia.
13. Su alma será liberada de la muerte eterna.
14. Gozará de la promesa de que será contado entre los bienaventurados de cielo.
15. Lo defenderé contra las tentaciones del mal.
16. Preservaré y guardaré sus cinco sentidos.
...