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La Ultima Cena


Enviado por   •  10 de Febrero de 2013  •  1.289 Palabras (6 Páginas)  •  531 Visitas

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“Conócete a ti mismo”.

Se dice que éstas palabras estaban inscritas a la entrada del Templo de Apolo en Delfos, un lugar de culto en la antigua Grecia. A pesar de que éstas palabras son atribuídas a Sócrates, su origen es mucho más antiguo.

Todos hemos escuchado hablar de Sócrates…

Quién fue Sócrates?

La importancia de éste aforismo atemporal radica en que orienta a los seres humanos a que exploremos nuestra realidad interior, donde se encuentra todo lo que necesitamos para encontrar las respuestas a muchas inquietudes, para sobrellevar y sobreponernos al sufrimiento personal, para lograr la felicidad, y para alcanzar plenitud anhelada.

Los griegos tenían una leyenda o mito, según la cual Zeus, el padre de los dioses, soltó dos águilas en dos extremos del planeta, y éstas se fueron volando en dirección opuesta y se encontraron en Delfos, que era considera el ombligo o centro del mundo, población que descansa al pie de los afilados riscos del monte Parnaso.

Los griegos acudían al oráculo de Delfos para preguntar a los dioses las cuestiones que más les inquietaban. Poco a poco cobró tal importancia y fama, que todo el mundo iba al Oráculo para resolver sus más profundas dudas, y descubrir qué le deparaba el destino o la fortuna.

Dentro del templo, una sacerdotisa llamada Pitia (de donde se deriva la palabra pitonisa) intercedía entre el consultante y el dios Apolo. ¿Qué solían prepuntar? Pues un poco de todo: asuntos políticos, religiosos, morales...

La historia consigna que el Oráculo desveló que el filósofo Sócrates era el hombre más sabio del mundo.

¿Y qué tiene que ver Sócrates con el oráculo de Delfos? Pues mucho, porque el filósofo partió de una inscripción que podía leerse en este oráculo (la popular conócete a ti mismo) para desarrollar toda su teoría filosófica.

Se cuenta que Querofonte, uno de los amigos de Sócrates, consultó al oráculo de Delfos si había en el mundo alguien más sabio que Sócrates y el oráculo le contestó que no. Al filósofo le extrañó muchísimo porque él pensaba que no sabía nada “sólo sé que no sé nada”. El maestro, entonces, se dedicó a hablar con personas de la ciudad de Atenas que se suponía que sabían mucho, como políticos y poetas.

Después de dialogar con ellos, se convenció de que no sabían lo que creían saber, es decir, que ignoraban su propia ignorancia, mientras que él ya sabía que no sabía, y al ser consciente de su tremenda ignorancia era más sabio que ellos.

Sócrates creía que era todo un reformador moral. Sólo le preocupaba una cosa: averiguar cómo debía comportarse el ser humano.

Sócrates pensaba que conocer el bien era lo mismo que hacerlo, porque nadie hace el mal a sabiendas. Insiste: si alguien hace mal es porque no sabe que hace algo malo, por lo que no debe ser castigado. Obrar de mala manera es sólo el fruto de la ignorancia. A modo de ejemplo: un buen zapatero nunca haría un par de zapatos malos. Lo mismo los humanos: si conocemos el bien, lo hacemos. Él decía que “el saber es virtud”.

Lo que hacía Sócrates era interrogar a las personas para enseñarles. Lo conseguía utilizando el arte de la mayéutica, que no es más que un hábil interrogatorio para que cada uno descubra la verdad.

Sócrates vivió entre el año 470 y el año 399, A. C.

Para llegar a ese nivel intelectual y de reflexión pasaron muchos años, en los que surgieron muchos pensadores.

160 años antes de que naciera Sócrates, nació y vivió en la ciudad de Tales, en Grecia, un hombre llamado Tales, conocido como Tales de Mileto. Fue un pensador, físico y matemático que de joven viajó a Egipto donde estudió geometría, astronomía, y llegó a ser un reconocido constructor., entre otras obras construyó un canal para desviar las aguas del Halis, (Turquía).

En Mileto dirigió una escuela de náutica, construyó y dio acertados

consejos políticos. Fue maestro de Pitágoras y Anaxímenes, y contemporáneo de Anaximandro.

Fue el primer filósofo griego que intentó dar una explicación física del Universo, que para él era un espacio racional pese a su aparente desorden.

Tales consideraba que todo ser proviene de un principo originario. El hecho de buscarlo de una forma científica es lo que le hace ser considerado como el "padre de la filosofía".

Un día se le acercó a Tales de Mileto un sofista quien tratando de confundirlo le hizo nueve

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