Librarnos De La Asechanza Maligna
Enviado por paolorola • 18 de Junio de 2014 • 810 Palabras (4 Páginas) • 280 Visitas
¿COMOLIBRARNOS DE LA ASECHANZA MALIGNA?
Con cierta frecuencia nos encontramos con que algún estudioso asegura que Satanás no es un ser real, sino que es fruto de la imaginación de los hombres. Pero estas polémicas afirmaciones no son nuevas. Ya en el siglo XIX, el poeta Charles-Pierre Baudelaire transcribió la siguiente opinión: “La mayor astucia del diablo consiste en persuadirnos de que no existe”.
¿Existirá de verdad Satanás? Si así es, ¿qué origen tendrá? ¿Será él la causa invisible de los problemas del mundo? ¿Podrá uno escapar de algún modo a su influencia maligna?
¿Qué dice la Biblia?
Las Escrituras señalan que Satanás es una persona real que vive en un ámbito invisible: el mundo espiritual (Job 1:6). Además, exponen su personalidad sádica y sus malvados actos (Job 1:13-19; 2:7, 8; 2 Timoteo 2:26). Hasta nos brindan acceso a conversaciones que mantuvo con Dios y con Jesús (Job 1:7-12; Mateo 4:1-11).
¿De dónde salió un ser tan perverso? Mucho antes de existir el hombre, Dios creó a su Hijo “primogénito”, a quien milenios más tarde se conocería como Jesús (Colosenses 1:15). Después de él fueron creados otros “hijos de Dios”, los ángeles (Job 38:4-7). Aunque todos ellos eran perfectos y justos, hubo uno que se convirtió en Satanás.
Aquel ángel no recibió el nombre de “Satanás” al momento de ser creado. Más bien, sele aplicó este nombre hebreo —que tiene carácter descriptivo y significa “Adversario”, “Enemigo” o “Acusador”— cuando decidió vivir en oposición a Dios.
Por ello, terminó sucumbiendo al orgullo, así como a sus ansias de rivalizar con Dios y recibir la adoración de los demás seres racionales. Cuando el Hijo primogénito de Dios estaba viviendo en la Tierra, Satanás llegó al punto de pedirle “un acto de adoración” (Mateo 4:9).
Este ángel “no permaneció firme en la verdad” (Juan 8:44). Dio a entender que Dios era mentiroso, cuando el mentiroso era él. Y le aseguró a Eva que ella podría ser como Dios, cuando el interesado en serlo era él. Con sus engaños, logró hacer realidad su deseo egoísta. En efecto, logró que Eva lo considerara más importante que Dios, pues ella lo aceptó como dios suyo desde el momento que le obedeció (Génesis 3:1-7).
Al sembrar la rebelión, este ángel —que hasta entonces había sido digno de confianza— se convirtió en el malvado Satanás, el enemigo de Dios y del hombre. También recibió la designación de “Diablo”, término de origen griego que significa “Calumniador”. A fin de conseguir que otros ángeles se unieran a su rebelión y desobedecieran a Dios, el promotor del pecado recurrió a engaños como los que había empleado con Eva (Génesis 6:1, 2; 1 Pedro 3:19, 20). Los ángeles rebeldes no contribuyeron nada a que mejorara la situación de la humanidad. Por el contrario, la consecuencia de que imitaran
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