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Matrimonio Y Familia


Enviado por   •  1 de Febrero de 2013  •  2.617 Palabras (11 Páginas)  •  466 Visitas

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PUERTO RICO

2250 AVENIDA LAS AMÉRICAS

PONCE, PUERTO RICO 00717- 9997

Matrimonio y Familia

Sometido como requisito parcial del curso

Theo-634, dictado por el Profesor Henry

Luis Rodríguez Figueroa

Diciembre 2011

Tabla de Contenido

I. Tabla de Contenido 2

III. Introducción 3

IV. La Sexualidad Humana 4

V. Conclusión 8

VI. Referencias 9

Introducción

Esta Lectura de “ La Sexualidad Humana el Lenguaje del Amor” (Silvio Botero, 2001) tiene un motivo: ayudar a descubrir la doble dimensión de la familia humana y sobre todo de la familia cristiana: es una realidad hecha con hombres y mujeres, de carne y hueso, de todos los tiempos y de todos los rincones del mundo; persona realidad que tuvo su punto de arranque en una inspiración del Dios Creador que decidió crear al hombre (varón-mujer) a “su imagen y semejanza”: como una comunidad de amor y de vida para una vocación de eternidad. Se nos hable de tres elementos importantes en la sexualidad y vida familiar que son la necesidad de integrar en una síntesis juiciosa lo que la naturaleza nos ha dado (Historia); el ingreso del amor humano y la necesidad de humanizar las relaciones interpersonales de varón – mujer que son relaciones sexuales desde su misma raíz.

Este ensayo nos enfocaremos en la sexualidad dentro del matrimonio. Dios no creó al hombre en solitario, afirma el Concilio Vaticano II. Desde el principio los hizo hombre y mujer. Esta sociedad de hombre y mujer es la expresión primera de la comunión de personas humanas. El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás” (Gaudium et Spes 12). Siguiendo el método propuesto por el Concilio Vaticano II (ver – juzgar – actuar) se ha intentado estructurar esta reflexión sobre la familia: describir, en primer lugar, la situación de la familia en líneas generales destacando aquellos ‘signos de los tiempos’ que afectan a la realidad familiar de manera especial; en segundo lugar, colocar la multiplicidad de modelos de familia, existentes al presente, en búsqueda de una mayor humanización; este intento se ha querido traducir con el término de convergencia hacia el modelo ideal de familia. En esta perspectiva el acto sexual pierde lo que tenia de mágico, de exclusividad biológico, de visión negativa, revindicándose en humanización. El propósito de estas páginas es el de ofrecer una breve explicación que ayude al matrimonio a hacer frente a la vida sexual entre los matrimonios y que al presente no tiene otra solución que la del heroísmo cristiano.

La Sexualidad Humana

La sexualidad humana es el tercer elemento que se enunció atrás como uno de los logros mejores del Concilio. Es un elemento que está en estrecha relación con el ser del hombre y con el amor humano. El Vaticano II, para poner de relieve la sexualidad del hombre y su relación con el amor, va directamente a destacar el sentido de la cópula conyugal: “este amor se expresa y perfecciona sigue latente con la acción propia del matrimonio. Por ello los actos con que los esposos se unen íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, ejecutados de manera verdaderamente humana, significan y favorecen el don recíproco…” (GS. n. 49).

La tradición eclesial, tratando de superar el tabú sexual, ha intuido una relación especial entre la alianza de Yahvé con su pueblo en el A.T. y la alianza de Cristo con la Iglesia en el N.T. Esta alianza tenía el momento cumbre de su realización en el banquete de comunión. Esto ha dado pie para que se establezca una relación entre el sacramento del matrimonio y el sacramento de la eucaristía (32). De ahí que se relacionen dos expresiones que afectan a uno y otro sacramento: la ‘alianza de comunión’ y el ‘banquete de la alianza’. Hay un detalle que hace pensar: S. Roberto Belarmino, Pío XI en su encíclica Casti connubii y Juan Pablo II en Familiaris consortio (n. 57) han hecho alusión a la relación existente entre matrimonio y eucaristía: el matrimonio es semejante a laeucaristía en su nacimiento y origen (dum fit) y en su permanencia (dum permanet). “Porque este sacramento (del matrimonio) es como la eucaristía, que no solamente es sacramento mientras se confecciona, sino todo el tiempo que permanece” (CC. n.116). El detalle que se quiere destacar consiste en que hasta hoy, al parecer, no se han deducido las consecuencias que se derivan de esta comparación. Otro detalle más que no ha tenido el relieve que se merece es la mención al ‘perfeccionamiento’ del matrimonio mediante la relación sexual de los esposos, a que hace referencia el Concilio en varias ocasiones. El empleo del término ‘perfeccionamiento’ es otro intento de ‘renovación’ del Concilio en materia matrimonial. La doctrina tradicional había acentuado el elemento de la ‘consumación del matrimonio’ (c. 1015 § 1-2) del viejo Código de Derecho Canónico, con características, a juicio de los comentadores, un tanto biologicistas. Usar el vocablo ‘perfeccionamiento’ orienta en una dirección distinta: no será tanto la primera cópula conyugal la que define el matrimonio (‘matrimonio rato y consumado’), cuanto la misma vida marital; el Concilio alude no al primer acto, sino a “los actos con que los esposos se unen íntima y castamente entre sí…”. Jean Bernhard y otros juristas han introducido en la reflexión canónica el concepto de ‘consumación existencial’ (33). La visión de la sacra- mentalidad como un proceso en búsqueda de la plenitud (la vida conyugal debe hacerse cada vez más expresiva) es un concepto que aflora en la teología renovada del matrimonio. Los teólogos aluden a una sacra-mentalidad natural o embrionaria, cristiana y eclesial, no como situaciones estáticas, sino como el revelarse de un camino progresivo y unitario.

La Sexualidad en el Matrimonio

Una característica muy concreta del amor conyugal es la de ser un ‘amor sexuado’. El mismo libro del Génesis lo pone de presente: "a imagen de Dios los creó, macho y hembra los creó" (1,27). Una tradición pesimista sobre la sexualidad creó el tabú que hemos conocido y que impidió por mucho tiempo hacer la justa valoración de la dimensión sexual

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