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Monografia


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2012  •  7.715 Palabras (31 Páginas)  •  441 Visitas

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OBJETIVO

El objetivo del presente estudio es el de definir principalmente dos aspectos importantes: quien fue el discípulo amado y quien fue el autor de los escritos atribuidos a Juan el Zebedeo. Ambos temas han motivado muchos y diferentes estudios, tanto históricos como teológicos, y el resultado nunca ha podido ser esclarecido y confirmado totalmente, sino que han surgido diversas hipótesis al respecto por parte de historiadores, exégetas y teólogos desde los primeros siglos del cristianismo.

Las diferentes iglesias cristianas, principalmente la católica, han seguido manteniendo vigente la tradición aportada por San Ireneo de Lyon (siglo III), quien indicó lo siguiente: "… y después Juan, el discípulo del Señor que se recostó sobre su pecho, editó el Evangelio cuando habitaba en Éfeso"(Adversus Haereses III, 1.1). Esta afirmación expresa que Juan, el hijo de Zebedeo, no solo fue el autor del Evangelio que lleva su nombre, sino que considera que por el simple hecho de haberse recostado sobre el pecho del Señor durante la Última Cena, se trata ya del discípulo amado.

Igual convicción fue sostenida por San Agustín de Hipona en su obra Comentarios al Evangelio de San Juan (LXI, 4) y por otros, como San Juan Crisóstomo, San Gregorio, Clemente de Alejandría, San Justino, Tertuliano e incluso el propio Canon Muratori. Más tarde Beda el Venerable (672-735) identificó al discípulo amado con Juan, el discípulo del Señor.

Sin embargo no existe ninguna confirmación evidente de tal aseveración hasta nuestros días, por lo que en este estudio analizaremos algunos pasajes del cuarto Evangelio en donde se menciona al discípulo amado, y observaremos que no existen pruebas fehacientes acerca de que dicho personaje sea el Apóstol Juan. Entonces, ¿quien fue realmente el discípulo amado?

Citas evangélicas

A pesar de que algunos estudiosos del tema consideran que la figura del discípulo amado tiene una dimensión figurada (Raymond Brown, Alv. Kragerud), consideramos que es importante no sólo saber el nombre de dicha figura, sino también conocer la significación que el discípulo amado tuvo, tal como dice el escriturista Luis H. Rivas.

Para ello nos centraremos en los siguientes versículos del cuarto Evangelio:

Juan 13:23-25

"Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. Pedro le hace una seña y le dice: pregúntale de quien está hablando. El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: Señor, ¿quien es?".

En primer lugar, el texto por sí solo no nos indica de forma fehaciente que el discípulo a quien Jesús amaba se tratara del apóstol Juan. Independientemente de que las expresiones recostarse sobre el pecho y estar en el seno de se usaban muy a propósito para indicar que se gozaba de la familiaridad de alguien (Luis H. Rivas), es de destacar que según la costumbre judía de aquella época, el dueño de la casa, o en su ausencia, su hijo primogénito, se sentaban a la derecha del invitado, apoyando en determinado momento la cabeza en su pecho (Henri Cazelles, "Estudio sociológico sobre el sacerdocio del Templo", pagina 480).

De acuerdo a las conclusiones del propio Cazelles, la Última Cena se celebró en la casa de un conocido de Jesús, y quien estaba sentado a su diestra era el propietario de la casa, o bien su hijo primogénito. Todo esto no desdice que el discípulo que apoyó su cabeza sobre el pecho de Jesús fuese Juan el Zebedeo, pero tampoco nos lo confirma.

Más adelante, en este mismo estudio, nos centraremos de una forma más detenida en este punto al analizar otra hipótesis al respecto.

Juan 19:25-27

"Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, mirando a su madre y junto a ella el discípulo a quien amaba, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa"

De nuevo aparece el discípulo amado sin que por ello pudiera ser tampoco identificado plenamente. En esta ocasión, según Juan, está al pie de la cruz junto a María, la madre de Jesús, María Magdalena, María la esposa de Clopás y de otra persona nombrada como la hermana de María, la madre de Jesús. De acuerdo a la nota al pie de página de la Biblia de Jerusalén, la hermana de su madre podía ser o bien Salomé, madre de los hijos de Zebedeo, o bien se trataría de unir esa designación a la frase que sigue, o sea, la mujer de Clopás.

En cambio Mateo en el capítulo 27, versículo 56 de su Evangelio nos dice que al pie de la cruz se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

En los dos textos aparece la madre de los hijos de Zebedeo, Salomé. Es muy posible que la hermana de María que cita Juan sea la madre de Santiago y de José que narra Mateo, y que el título de hermana de María sea un referente a que ambas eran Ahim según el texto hebreo, o sea, hermanas en el Señor. Curiosamente Mateo no menciona que al pie de la cruz se encontrara el discípulo amado.

Pero si analizamos este hecho bajo la cronología histórica podemos adivinar cierto paralelismo entre Juan y el discípulo amado acerca del encargo de Jesús de que velara por su madre después de la crucifixión: Juan se trasladó a Éfeso en el 62 d.C., el emperador Domiciano le destierra a Patmos en el 95 d.C., y otro emperador romano, Nerva, le permite regresar a Éfeso en el 98 d.C. Posteriormente Juan fallece en Éfeso a los cien años de edad, aproximadamente entre los años 115 y 117 d.C.

San Ireneo de Lyon nos especifica más concretamente esta fecha con la siguiente mención: "Todos los presbíteros que se han encontrado en Asia con Juan, el discípulo del Señor, dan testimonio de que Juan ha transmitido esto, porque permaneció con ellos hasta los tiempos de Trajano" (Adversus Haereses II, 22.5). Por todo lo anterior es históricamente creíble que María haya ido con Juan a residir en Éfeso, más aun al considerar que el emperador Trajano reinó desde el año 98 hasta el 117 d.C.

Sin embargo no se ha demostrado plenamente que Juan Zebedeo haya sido el autor real del libro del Apocalipsis y, por lo tanto, nunca hubiese sido desterrado a la isla de Patmos. A pesar de los escritos que mencionan que María, la madre de Jesús, residió en Éfeso, tampoco hay pruebas concretas sobre ello, por lo cual la duda acerca de la identidad del discípulo amado seguirá existiendo.

Juan 20:1-2

"El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega a

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