PLANTEAMIENTO DE LAS ACTIVIDADES Y ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE
Enviado por yesik0362 • 13 de Octubre de 2013 • 938 Palabras (4 Páginas) • 255 Visitas
Tesis sobre un homicidio
El problema del énfasis
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El primer estreno argentino del año resultó ser un thriller, género que por estos días domina las carteleras comerciales de la ciudad, aunque con suerte bien dispar: Tesis sobre un homicidio, de Hernán Goldfrid, puede servir como ejemplo de los límites que suele encontrar el cine argentino a la hora de apropiarse de las tradiciones norteamericanas, cuyo desarrollo ya casi centenario y alta productividad garantizan un piso de calidad que aquí resulta difícil de alcanzar. Coproducción con Tornasol Films y el instituto de cine de España, basada en una novela homónima de Diego Paszkowski, el filme de Goldfrid configura un intento fallido por imitar los cánones de producción hollywoodenses (con El secreto de sus ojos como gran modelo), entre otras razones porque falla allí donde el cine industrial tiene los engranajes más ajustados: la construcción del verosímil, el manejo de los códigos y de la información, la organización de la puesta en escena y el montaje, la administración del suspenso y su resolución. Aunque se diría que el problema mayor finca en cierta desconfianza patológica de los realizadores en el espectador, que los lleva a volver obvio aquello que debería ser sugerido, a cerrar posibilidades y obstinarse en tutelar la mirada y la interpretación, con lo que Tesis termina siendo un filme enfático y redundante pese a su final abierto, que en realidad sirve para desnudar la frivolidad de toda la propuesta.
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Como en el sobrevalorado filme de Juan José Campanella, Tesis tiene como protagonista a un abogado (interpretado también por Ricardo Darín, con la suficiencia acostumbrada), aunque ahora retirado y en el rol de reputado profesor de postgrado, que pondrá todo en riesgo por la obsesión que le despertará un crimen perpetrado en su propia facultad, casi al frente de sus narices. Las primeras imágenes son un indicio de la propuesta formal: primeros planos de una moneda y diversos objetos que se irán abstrayendo a través del desenfoque, ostentando cierto enrarecimiento de la mirada subjetiva que replica, hasta la irrupción de un plano en contrapicado de la habitación, que yace llena de libros y papeles desordenados, con nuestro protagonista tirado en un sillón. Los signos son claros y la lectura es inequívoca: algo malo ha sucedido, y la narración regresará para mostrarnos cómo se llegó a esa situación. A diferencia de la obra original, aquí la mirada de la película será la del profesor Roberto Bermúdez, que en su primer día de cursado encontrará entre sus alumnos al hijo de un amigo radicado en España, llamado Gonzalo Ruiz Cordera (Alberto Ammann), que se declarará admirador suyo aunque expondrá una tesis inquietante: la Justicia responde a los poderes establecidos y funciona según sus intereses. Es más, completará en otro pasaje, la moral y la ley son construcciones
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