Sociedad Infantil
Enviado por brevaly • 21 de Marzo de 2013 • 503 Palabras (3 Páginas) • 269 Visitas
El fariseo y el recaudador de impuestos
Tema: No te sobreestimes -
Escritura: “Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (Lucas18:14b – NVI) .
¿Has conocido a personas que piensan que son mucho mejores que todos los demás y que merecen ser tratados en forma especial? Dr. Seuss escribió una historia acerca de una tortuga que era así. Quizás hayas leído el cuento. Se titula “La tortuga Yertle.”
Yertle era rey de un pequeño estanque en la isla de Sala-ma-Sond. Todas las tortugas del estanque tenían todo lo que necesitaban y se sentían ba que Yertle decidió que su reino era muy pequeño. “Soy el rey de todo lo que veo, pero no veo lo suficiente. Mi trono es muy bajito,” se quejaba Tertle.
Así que Yertle levantó su pata y dio una orden. Le ordenó a nueve tortugas del estanque que se pusieran una encima de la espalda de otra para que fuera lleno de orgullo y se sintió importante mientras las tortugas de todo el estanque se subían en la espalda de las otras que hacían su trono.
En la base de la columna se encontraba una tortuga simple y ordinaria llamada Mack. Se mantuvo luchando por aguantar el peso de todas las tortugas hasta que finalmente decidió que ya era demasiado. Esa tortuga simple llamada Mack hizo una acción muy ordinaria: ¡Eructó! Su eructo agitó el trono y Yertle se cayó en el fango. Ahora el gran Yertle es Rey del Fango.
Cuando piensas que eres mejor que todos, muchas veces terminas sufriendo una gran caída, ¿no es así?
En la lección bíblica de hoy, Jesús nos narra una historia acerca de un hombre que pensó que era mejor que todos los demás. En la historia que Jesús contó, dos hombre fueron al templo a orar. Uno de los hombres era un fariseo, grupo religioso que obedecía la ley de Moisés en forma muy estricta. El fariseo de levantó y oró sobre sí mismo: "Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— ni mucho menos como ese recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo."
El recaudador de impuestos, se había quedado a cierta distancia y ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo mientras oraba: "¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!"
¿Cuál de estas dos oraciones crees que le agradó a Dios? Estás en lo correcto. La oración del recaudador de impuestos. Jesús dijo: “El recaudador de impuestos, no el fariseo, volvió a su casa justificado ante (aceptado por) Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Cuando somos tentados a hablar exageradamente bien de nosotros mismos, necesitamos recordarnos que otras personas no se impresionan con lo que decimos, ¡Y que Dios tampoco!
Amado
...