Galileo: La caída de los cuerpos
Enviado por estebanponce698 • 18 de Noviembre de 2013 • 786 Palabras (4 Páginas) • 327 Visitas
Galileo
La caída de los cuerpos
Parece ser que lo que viene a continuación es más leyenda que realidad, pero se ajusta tan bien al carácter del joven Galileo que merece ser verídico, y quizás incluso lo es. Los historiadores no se ponen de acuerdo. La verdad es que no queda documentación del asunto, aunque debió de existir. El caso es que Galileo convocó por escrito a toda la comunidad universitaria al pie de la famosa torre de Pisa, ya muy inclinada por aquella época. ¡Por primera vez en dos mil años se iba a demostrar (demostrar si) que Aristóteles se había equivocado! ¡Quién iba a faltar a semejante convocatoria! Allí estaban todos los jaraneros estudiantes y los adultos profesores, sobre todo de filosofía, que además eran mayoría.
Galileo desde el primer piso de la torre y con tres bolsas llenas de bolas de plomo, explicó a voz en grito que Aristóteles, haciendo uso de conceptos usuales y cosa así, había establecido que la velocidad de caída de cuerpos era proporcional a su peso.”¡Observen, señores! En esta bolsa hay tres bolas de plomo de distintos tamaños, o sea de pesos muy diferentes. En esta otra también hay bolas de plomo, pero todas iguales; y esta última, bolas de madera del mismo tamaño que las otras. Todo ello podrán comprobarlo recogiendo las bolas ahí abajo, porque las voy a tirar de dos en dos desde lo alto de la torre. ¡Sostengo que todas llegarán al suelo al mismo tiempo!”. La multitud estaba expectante. En cuanto Galileo llegó al último piso de la incierta torre gritó, sin recobrara el resuello: “¡Ahí van!”.
GALILEO
Parece ser que lo que viene a continuación es más leyenda que realidad, pero se ajusta tan bien al carácter del joven Galileo que merece ser verídico, y quizás incluso lo es. Los historiadores no se ponen de acuerdo. La verdad es que no queda documentación del asunto, aunque debió de existir. El caso es que Galileo convocó por escrito a toda la comunidad universitaria al pie de la famosa torre de Pisa, ya muy inclinada por aquella época. ¡Por primera vez en dos mil años se iba a demostrar (demostrar si) que Aristóteles se había equivocado! ¡Quién iba a faltar a semejante convocatoria! Allí estaban todos los jaraneros estudiantes y los adultos profesores, sobre todo de filosofía, que además eran mayoría.
Galileo desde el primer piso de la torre y con tres bolsas llenas de bolas de plomo, explicó a voz en grito que Aristóteles, haciendo uso de conceptos usuales y cosa así, había establecido que la velocidad de caída de cuerpos era proporcional a su peso.”¡Observen, señores! En esta bolsa hay tres bolas de plomo de distintos tamaños, o sea de pesos muy diferentes. En esta otra también hay
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