LAS HORTALIZAS
Enviado por oskarinac • 8 de Mayo de 2015 • 1.343 Palabras (6 Páginas) • 144 Visitas
Producción de Hortalizas Orgánicas
La agricultura orgánica es practicada en aproximadamente 110 países en el mundo y continúa creciendo. Actualmente más de 26 millones de hectáreas son manejadas orgánicamente por 558,449 agricultores en todo el mundo.
Los productores de alimentos orgánicos se ven en la necesidad de determinar el manejo óptimo de plagas mediante estrategias que estén consideradas dentro del ambiente regulatorio del movimiento orgánico. El problema de plagas en agricultura orgánica puede convertirse en la principal limitante de la producción.
En este artículo se presentan alternativas para implementar un programa de manejo enfocado a la regulación actual y no arriesgar la certificación como productor orgánico.
Uno de los principales retos de la producción orgánica es el manejo adecuado de plagas y enfermedades. Muchas plagas han elevado su nivel de incidencia y daño por prácticas culturales que incrementan su capacidad de reproducción y distribución, como el monocultivo y la reducción de variabilidad genética. Este problema es exacerbado por el excesivo uso de insecticidas que generan la aparición de plagas resistentes difíciles de controlar.
El control biológico (CB) aparece ahora como una de las principales alternativas de solución; sin embargo, este tipo de control, requiere entender las relaciones entre organismos y encontrar los enemigos naturales adecuados para manejar correctamente una plaga.
La demanda de productos orgánicos, sobre todo de hortalizas frescas y procesadas se incrementa continuamente, lo que permite a los productores orgánicos un mayor potencial de desarrollo económico, por lo que hacemos énfasis en proteger las hortalizas mediante el manejo de plagas en la producción.
EL AMBIENTE REGULATORIO Y LA TOMA DE DICESIONES EN MANEJO DE PLAGAS
El problema de plagas en agricultura orgánica puede convertirse en la principal limitante de la producción, además se enfrenta a serias limitaciones que se tienen para su manejo. la certificación y las normas orgánicas fueron desarrolladas a partir de iniciativas de organizaciones privadas, no gubernamentales y basadas en la participación voluntaria. Los gobiernos han establecido definiciones legales de “orgánico” e implementando mecanismos de cumplimiento obligatorio. Como un ejemplo de ello, en México se publicó la ley de Productos Orgánicos y actualmente se desarrollan foros de consulta nacionales para elaborar el reglamento correspondiente. En la mayoría de los países, especialmente los industrializados, la certificación se ha vuelto obligatoria para los operadores que etiqueten sus productos como “orgánicos”. Los acuerdos internacionales y los requerimientos de acreditación tienen impacto ahora en los en los inspectores y en las agencias de certificación.
A pesar de que desde su fundación en 1972 la IFOAM ha trabajado para armonizar las normas y sistemas de certificación, aún existen algunas diferencias en las normas y métodos de operación de varias agencias y programas de certificación, incluso en los principales países consumidores como EUA, japon y Unión Europea. Algunos gobiernos establecen normas mínimas, lo que permite que cada agencia establezca sus propias normas, aunque prácticamente todas se sujetan a normas generales establecidas en el propio Codex Alimentarius los Reglamentos de Europa las Normas Orgánicas Americanas, el Acta para la Producción de Alimentos Orgánicos de EUA y la Guía ISO 65, establecida por la Organización internacional para la Normalización y la Comisión Internacional Electrotécnica.
Todas estas normas generales y las específicas de cada agencia y programas afectan la toma de decisiones en el manejo de plagas, ya que cada una contempla una lista de productos aprobados, restringidos y prohibidos para el manejo fitosanitario. En todos los casos, contemplan sólo unos cuantos productos para el control de plagas, por lo que las alternativas son reducidas. De acuerdo a la filosofía de la agricultura orgánica, la estrategia de manejo más eficiente proviene de la capacidad de autodefensa del sistema en sí; a diferencia de una planta tolerante a una plaga, que independientemente del entorno puede evitar el daño, en este caso, es el sistema como un todo el que debe tolerar la presencia de los organismos nocivos, con base en la sanidad del sistema suelo-planta y al equilibrio entre las mismas especies de plantas y animales
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