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La Comunicacion


Enviado por   •  13 de Febrero de 2012  •  6.553 Palabras (27 Páginas)  •  361 Visitas

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"La comunicación se convierte entonces en mecanismo de selección: solamente aquellos y aquellas que contacten podrán sobrevivir"

"La escritura, como retoño formalizado del dibujo, y la comunicación vocal verbalizada, han sido, desde luego, perfeccionadas como nuestro medio principal de transmitir y registrar información, pero han sido también utilizadas, en enorme escala, como vehículos de exploración estética. La intrincada transformación de los gruñidos y chillidos ancestrales en complejas y simbólicas palabras nos ha permitido ‘jugar’ con las ideas y manipulas las series de vocablos (primariamente instructivos) con nuevos fines de juego estético y experimental"

"Las palabras son así, disimulan mucho, se van juntando unas con otras, parece como si no supieran a dónde quieren ir, y, de pronto, por culpa de dos o tres, o cuatro que salen de repente, simples en sí mismas, un pronombre personal, un adverbio, un verbo, un adjetivo, y ya tenemos ahí la conmoción ascendiendo irresistiblemente a la superficie de la piel y de los ojos, rompiendo la compostura de los sentimientos, a veces son los nervios que no pueden aguantar más, han soportado mucho, lo soportaron todo, era como si llevasen armadura, decimos..."

Introducción

El lenguaje es tal vez una de las más poderosas herramientas jamás creadas por el hombre. Desde su invención, podemos considerarnos como verdaderamente humanos. Antes de serlo, éramos, acaso, una más de las especies animales pobladoras del planeta. Sin embargo, cuando pudimos expresar a otros nuestras ideas, logramos varios avances fundamentales en la configuración de ese complejo entramado de saberes, prácticas, objetos y discursos que denominamos cultura.

En primer lugar, el lenguaje dio los fundamentos para ponernos de acuerdo. De manera que pudimos fortalecernos como grupo en tareas estratégicas como la caza. Igualmente, el lenguaje nos posibilitó separarnos de los objetos para poder hablar de ellos. Esto no es un avance insignificante, todo lo contrario. Antes del lenguaje, cuando alguien se iba a referir a algo, necesitaba de la presencia de ese algo para poderlo referenciar.

Esto ponía la condición adicional de que debía ser un objeto tangible, presencial, para poder hablar de él. Así, se necesitaban los animales para poder contarlos ante un posible intercambio. Cuando apareció el lenguaje, el hombre pudo hablar, además, de lo que no estaba presente en ese momento, con lo cual le dio paso, adicionalmente, a la posibilidad de hablar de un antes, un ahora y un después. Esto es lo que llamamos pasado, presente y futuro.

Esta idea es central. Si se necesitara la presencia de los objetos para poder hablar de ellos, el hombre no hubiera llegado a la concepción de que había una historia. El pasado, ese conjunto de hechos y personas que no están en este momento pero que han realizado acciones antes, es una consecuencia de que inventáramos el lenguaje, gracias a la cual nos sentimos pertenecientes a una cadena de hechos históricos, a un pasado al cual le debemos la existencia como individuos y como grupo social.

Igualmente, la sensación de un presente es posible sólo por la existencia del lenguaje. Humberto Maturana, un estudioso del lenguaje, afirma que el hombre es el único animal que tiene plena conciencia de que está vivo. El hombre es conciente de sí, puede dar cuenta de sus comportamientos, de su tiempo, de su día a día, además, sabe que va a morir.

De otro lado, la posibilidad de pensar en lo que no está ahora pero va a estar, es también una de las características esenciales de la humanidad, esto es, pensar en el futuro, adelantársele a los hechos. Pensar en lo que no está presente, pero que podría estar. Sin esta percepción del futuro, el hombre no planearía, y no pensaría en un futuro mejor; no tendría la idea de que el pasado es un tiempo por construir, y para el cual debemos dar lo mejor de nuestros esfuerzos en el presente para asegurar nuestra existencia de individuos y de especie.

Como vemos, la invención del lenguaje, ese sistema articulado de símbolos mediante el cual podemos intercambiar ideas y conceptos, no es un invento accesorio a la condición humana. Muy por el contrario, se trata de un invento medular sin el cual no habríamos construido eso que denominamos cultura, ni los sistemas educativos, que son los encargados de preparar a las personas para asumir la vida. Eso es la educación.

El lenguaje también da cabida a la invención de herramientas conceptuales, o herramientas del conocimiento (sobre estas últimas trabajaremos a lo largo del semestre cuando intentemos construir un camino para reconocer una temática de nuestro interés profesional), mediante las cuales nos acercamos a diferentes objetos para dominaros. Eso se denomina conocimiento.

El lenguaje ha permitido construir gran variedad de conocimientos, divididos y clasificados por el mismo hombre en áreas, para facilitar su comprensión. El objetivo de la educación básica secundaria es, precisamente, dotar a la persona de unos contenidos básicos, una enciclopedia mínima para entender el mundo en el que vive. Complementariamente, en la educación superior (conformada por los niveles técnico, tecnológico y profesional), al estudiante se le prepara en la adquisición de unas competencias para interpretar, analizar problemas con el fin de que prepare, diseñe, proponga, gestione, alternativas de solución. Cada carrera está dirigida a resolver problemas sociales. Para resolverlos el profesional habrá de investigarlos, comprenderlos, analizarlos, generar juicios frente a ellos, y proponer estrategias para intervenirlos.

Cada materia de los planes de estudio está concebida para darle determinadas competencias a los estudiantes de cara a cumplir con su objetivo de formación profesional. Llegados a este punto parece necesario hablar de las competencias.

I. Formación por competencias

Hay muchas acepciones de competencia. Las nociones del pensamiento popular nos hacen pensar en competencia como una pugna, una competición. De entrada conviene dejar a un lado esta acepción, porque cuando en la educación hablamos de competencia, no nos referimos en este sentido. Las competencias con un conjunto de conocimientos (saber), habilidades (saber hacer), y actitudes (querer hacer), relacionados con la forma como el profesional está preparado para resolver problemas de su entorno. Estos componentes tienen que ver con las facetas del ser humano: hacer, sentir y pensar.

El saber, tiene que ver con los conceptos, definiciones, datos, procesos, y otros elementos intangibles referidos al conocimiento.

Las áreas del conocimiento poseen fundamentos, teorías, escuelas, paradigmas, principios, leyes, conceptos, y otra gran cantidad

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