PRIVATIZAR PEMEX MITOS VS REALIDADES
Enviado por Minervis1 • 28 de Abril de 2013 • 1.836 Palabras (8 Páginas) • 507 Visitas
Más allá de la aplicación de políticas equivocadas, falta de visión, errores administrativos, corrupción, mentiras, manipulaciones y la irresponsabilidad con la que se ha manejado al sector energético, y particularmente a Petróleos Mexicanos (Pemex) en los últimos cuatro sexenios —incluyendo el primer año de Felipe Calderón—, es inaplazable ahora modificar sus reglas de operación. El momento ha llegado.
Pemex es hoy el centro de disputa de intereses políticos y financieros.
Cada quien con sus ambiciones y fobias. Algunos hasta lo ven como plataforma para 2012, y por ello se tejen realidades y mitos alrededor de la empresa más importante del país.
Realidad, que Pemex está en crisis y mal dirigida. ¿Resultado? México importa 40% de la gasolina que consume.
Mito, cuando Andrés Manuel López Obrador y líderes del PRD advierten que el gobierno calderonista, en alianza con el PAN y con el PRI, quieren privatizar a Pemex.
Nadie públicamente, ni el presidente de la República ni los partidos políticos, ni los poderes legislativos, han planteado esa posibilidad ni lo harán por una razón poderosa: es al gobierno al que menos le conviene privatizar Pemex, porque es, simplemente, su principal soporte financiero.
Realidad, que Pemex está en la cola de la modernidad tecnológica y por eso es ya indispensable asociarse con capital extranjero para explorar y explotar en aguas profundas donde, según el propio gobierno, se encuentran 50% de sus reservas. ¿Cómo se quiere entonces aprovechar nuestro potencial petrolero si se carece de tecnología?
Mito, cuando AMLO acusa que “se pretende entregar el petróleo a extranjeros”. Confunde el perredista lo que significa una asociación estratégica con la sumisión comercial.
Debería saber que la tecnología que necesita Pemex no se compra, y que sólo se puede adquirir bajo contratos de alto riesgo con empresas extranjeras y que éstas, en cualquier parte del mundo, comparten tanto riesgos como beneficios.
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Realidad, que Pemex tiene la deuda más alta a nivel mundial: 56 mil millones de dólares. British Petroleum registra, por ejemplo, 26 mil millones. El 33% de los recursos del gobierno federal proviene del petróleo, pero las utilidades de Pemex no se reinvierten, se van directamente a gasto corriente. Por eso no crece. ¿Ese es el Pemex que queremos?
Mito, cuando se dice que la falta de inversión en Pemex se soluciona si son eliminados los gastos médicos de altos funcionarios, junto con fondos de ahorro y percepciones extraordinarias que, según AMLO, equivaldría a 12 mil 300 millones de pesos.
Falso. Si bien se requiere suprimir esas partidas onerosas ni se alcanzaría esta cifra para promover la inversión, ni mucho menos podría suplir al capital foráneo que requiere el sector.
Realidad, que México necesita de la tecnología extranjera de la que hoy carece y que han desarrollado con éxito países como Estados Unidos, Brasil o Noruega, que estarían dispuestos a asociarse con Pemex para tareas de exploración y explotación, con riesgos y beneficios compartidos.
De lo contrario, México continuará excluido de los beneficios del boom petrolero por ser uno de los pocos países del mundo que no permite la inversión extranjera en esas áreas.
Mito, cuando se advierte que “la soberanía está en riesgo” si hay inversión extranjera en Pemex.
Falso. Ninguna nación que la haya permitido ha sido invadida por ejércitos o vejada en sus fronteras con ese tipo de convenios comerciales que, ciertamente, deben ser regulados, vigilados y, en su caso, sancionados por el gobierno mexicano, sólo si llegasen a concretarse.
Realidad, que mayor inversión en el sector generaría gasolina más barata para millones de mexicanos.
¿Por qué? Porque habría recursos suficientes para plantas petroquímicas propias en las cuales el crudo mexicano se refinaría y se convertiría en combustible, sin necesidad de enviarse hasta Houston, por citar un ejemplo, para lograr un proceso de refinación que se nos regresa con un sobreprecio y que pagamos todos de nuestros bolsillos.
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Mito, cuando se afirma que los Contratos de Servicios Múltiples son una operación encubierta mediante la cual Pemex se está privatizando.
Si bien ese mecanismo funcionó como tal en su momento, hoy ha quedado acotado y en poco ayuda a la búsqueda de la tecnología imprescindible para Pemex.
Realidad, el desprestigio mundial de la empresa Halliburton, gran socio de Pemex, y que es famosa en el mundo por su alto grado de corrupción, por estar ligada a firmas que inflan precios, mientras algunos de sus funcionarios aceptan haber recibido sobornos. ¿Qué necesidad había que el gobierno de Calderón se manchara y anunciara nuevos contratos con Halliburton?
Mito, cuando el coordinador de los diputados perredistas, Javier González Garza, plantea que “el petróleo para los mexicanos tiene diferente significado que para los ingleses”.
¿Ello significa que casi 70 años después de la nacionalización de la industria petrolera debemos condenar a las nuevas generaciones a un sector decadente, ineficiente y corrupto, tan sólo por un recuerdo histórico?
Celebremos el 18 de marzo, pero no lo convirtamos en algo que detenga el avance del país.
Realidad, que a partir de 2011, la extracción de crudo en los dos principales yacimientos nacionales —Cantarell y Ku-Maloob-Zaap— comenzará a declinar de manera constante, poniendo en riesgo la producción, las exportaciones y los ingresos del gobierno.
Mito, cuando se asegura que Pemex va a salir adelante sin necesidad de inversión extranjera y que basta con ahorros burocráticos para adquirir la tecnología que necesita.
La palabra la tienen el Presidente y el Legislativo.
Existe un error en la pregunta, el petróleo no se privatiza, la propuesta es permitir a la iniciativa privada invertir en labores de investigación de nuevos yacimientos, aplicaron de tecnología de punta para el procesamiento del petróleo como refinerías y de mas procesos.
Las ventajas son que no es necesario que Pemex invierta en mejorar su tecnología sino aprovechar la que ya tienen la industria privada, además
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