1984 Y La Historia Ofcial

Percepciones del historiador: 1984 – la historia oficial

Cuando se habla de historia y de lo que ésta representa para la sociedad es inevitable pensar en fechas y datos, elementos que hacen parte de su constitución y que permiten encajar en un momento específico de espacio y tiempo un suceso que, sin embargo, no siempre será verídico o demostrable, en algunos casos cabe la duda. Bajo esta condición y procurando siempre realizar un ejercicio correcto de reconstrucción de los hechos, el historiador pretende mostrar la mayor objetividad posible.

El ejercicio del historiador representa desafíos. El hombre, sus actividades, su forma de desenvolverse en el mundo son su objeto de estudio; pero si consideramos la complejidad del actuar humano y su necesidad de conocer ese actuar, los escenarios y los contextos en que se da, permiten destacar esta labor. Éste ejercicio no sólo pretende volver sobre el pasado y revisarlo, va más allá, requiere la capacidad de plantearse problemas, de formular hipótesis, de perseguir fuentes y pruebas, esta labor puede ser comparada con la de un detective o un juez investigador .

La realidad y la memoria, dos elementos recurrentes a la hora de pensar en historia, una enmarcada en lo verídico, la otra en retener experiencias pasadas. 1984 (George Orwell) y la historia oficial (Luis Puenzo), dos obras que permiten en cierto modo visualizar y situar en contexto el significado de realidad y memoria que van de la mano. Cada una pretende poner en tela de juicio el actuar del hombre, permiten analizar desde diferentes perspectivas una situación, a su vez, de modo análogo se puede hacer referencia a la labor del historiador.

Winston Smith el personaje principal de 1984 tiene como oficio reescribir los artículos de números pasados del periódico para que posteriormente tenga concordancia con los hechos que en ese momento se presentan, es decir con las predicciones que hizo el gran hermano, de éste modo, y si usamos éste sujeto para personificar el historiador, nos percatamos de la importancia de la objetividad y de la necesidad de trabajar en los parámetros de la realidad, si tenemos en cuenta que, lo que realizaba Winston no era más que alterar datos y fechas para que el partido para el cual él trabajaba tuviese más acogida. Este simple hecho nos replantea la posibilidad de que a un futuro la memoria de un pueblo este basada en hechos que no tuvieron cabida en lo realmente sucedido. Además de la incongruencia en el actuar, es necesario resaltar que trabajaba para el ministerio de la verdad.

No se debe desechar el cuestionamiento sobre las pretensiones del ministerio de la verdad, donde lo único que se propone es cimentar un estado totalitarista bajo manipulación. El historiador al igual que Winston debe adquirir conciencia sobre la manera de reescribir la historia, procurando siempre no caer en la desinformación y faltando a la verdad, elementos que sin duda hacen la diferencia.

Manipular, eso era lo que debía hacer Winston, situación contraria a la de Alicia protagonista de la historia oficial, quien tuvo que vivir bajo una realidad manipulada, una realidad distorsionada y de la cual aún no era consiente, sólo logro percibirlo con el tiempo y bajo una sospecha. Alicia es profesora de historia Argentina en un colegio masculino de Buenos Aires y está casada con Roberto, un empresario

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